La conmovedora imagen de Aylan Kurdi, de tres años, ahogado en la orilla de la playa turística de Ali Hoca está en numerosas portadas del mundo. Medios como The New York Times han recopilado parte de las explicaciones que ofrecieron medios estadounidenses y británicos para publicar la foto que hoy da la vuelta al mundo y genera análisis como este.
No sé cuántos niños como Aylan Kurdi necesita el mundo para reaccionar, pero quisiera centrar este texto en las redacciones y su afán de explicar al lector el por qué de sus decisiones editoriales. Se trata de una buena iniciativa, que no es nueva, pero considero necesaria que se haga. Cada historia demanda un debate único. Y es bueno que la audiencia – lector esté al tanto de lo que pasa por la cabeza de los periodistas que también se quiebran, que también piensan que ese niño de la orilla puede ser su hijo, que también se preguntan por qué diablos los más indefensos deben pagar las consecuencias de la injusticia.
En esas reuniones de editores hay periodistas que se resisten a alimentar lo que algunos llaman morbo, y lo que otros consideran realidad. Sin filtros. Sin Photoshop. Pura y dura realidad. Esos periodistas que se quiebran son también los periodistas que, para ser honestos, quieren vender diarios. Porque no vamos a decir mentiras. Claro, queremos vender diarios.
El Mundo hizo muy bien ayer en compartir con su audiencia online un video, donde sus editores discuten la pertinencia de la foto de Aylan que luego ocuparía toda la portada. Fue importante colocar una cámara en la sala de reuniones. Fue clave escucharlos. Porque si bien entre periodistas sabemos cómo funcionan las cosas.
Los lectores / audiencia no saben cómo se gestan las portadas, no saben cómo son las discusiones, no saben cuántas veces nos hundimos en la incertidumbre de cruzar el límite o quedarnos detrás de la puerta, en ese punto medio, donde no lastimamos a nadie, no herimos susceptibilidades y muchas veces no decimos nada. Clarín también cuenta cómo lo discutieron los editores, una discusión que seguro se repitió en muchas redacciones. Bien que ocurra. Y muy bien que se conozca, y sobre todo que se comparta.
¿Era necesaria esa foto? La realidad no necesita maquillaje y esa es la cruel realidad, la frontera del horror. Lo preocupante no es que esté en la tapa de los diarios, y en todas las webs. Lo grave es que Aylan se haya transformado en un viral y nada cambie. Ese es el peor retrato de la humanidad.