Cada vez que se terminaba el concurso en la Plaza de la Paz, Renny se concentraba en el siguiente carnaval. Así ocurrió hasta que su esposa, María Emperatriz Jaraba, invitó a un grupo de católicos de la Renovación Carismática en el Espíritu Santo —los pentecostales de la Iglesia católica— a que oraran a su casa.
Amante de la salsa y el jazz, el joven Padura viajaba con frecuencia en autobuses abarrotados hasta la playa de Santa María del Mar en donde se tumbaba a leer a quienes serían sus mayores influencias literarias, los estadounidenses del siglo XX: Hemingway, Dos Passos, Salinger, Faulkner, los escritores del boom latinoamericano.
Além de cañamillero, Sergio faz e vende flautas para toda a região, para vários músicos de cumbia, como Pedro “Ramaya” Béltran, o maestro da flauta, cañamillero de alma e coração, talvez um dos mais importantes da Colômbia. E vive apenas a três passos de Caracoli.
A Leonardo Padura siempre lo han llamado con el diminutivo del sobrenombre de su padre: Nardito. En su niñez, había una sola prohibición: no cruzar la calzada Managua, la avenida principal del barrio. A los once o doce años leyó algo de Verne y Salgari, por un primo tres años mayor que él que le prestó los libros.
Me advierten que Chela es una apasionada del durazno, pariente lejano del mango biche con sal. Me aprovisiono de frutas importadas de Chile para caerle bien, pero pronto descubro que mis prevenciones son cosas del interior. En Barranquilla a la gente le gusta hablar.
Ganadores de la Beca GGM comparten su experiencia del taller de Periodismo Cultural.
Bajo la dirección de Naranjo, un equipo conformado por un guionista, cuatro dibujantes, cuatro coloristas y diseñadores gráficos trabajó sin descanso diciembre y enero de 2013 para presentar el cómic en este Festival.
Unas ochenta personas toman una calle del barrio todos los viernes, desde que comienza el año. Solo cuando tienen un evento paralelo al carnaval ocupan la rotonda presidida por la estatua de la cumbia también los miércoles. A estas citas complementarias acuden las parejas que Marriaga elige por cuestiones estéticas –“con una cara bonita, buen cuerpo, gordas no queremos”- y nivel de baile.
Müller no reconoce ningún manual o proceso creativo al enfrentar una obra, aunque encuentra en el lenguaje la realidad, que en el cara a cara es incapaz de desentrañar. “Mi niñera era el jardín de mi casa”, cuenta.
“Es que yo nunca más voy a volver a ser congo”, dice Alberto de la Rosa, sentado en la terraza de su casa en el barrio San Felipe de Barranquilla. ¿Por qué?, pregunto. Me mira con sus ojos claros y comienza un llanto que desconcierta.
El libro es una propuesta editorial completa. Cuida cada detalle de la edición, para que los lectores tengan las herramientas para leer un libro de 23 historias de vida complejas, sin perder de vista las explicaciones en torno a un conflicto que se ha metamorfoseado con el tiempo.
Frequentemente criticado por suas opiniões políticas conservadoras, o peruano – que concorreu à presidência de seu país em 1990, perdendo no segundo turno – sublinha, nesta coleção de ensaios, sua aversão à democratização da cultura: “Esta louvável filosofia teve o indesejado efeito de trivializar e vulgarizar a vida cultural”.
Hace unos años Illán Bacca vio en la calle uno de sus libros. Se acercó y al notar a un lector interesado, dijo como quien no quiere la cosa: me han dicho que esa novela es buenísima, a lo que el lector contestó, no creo porque tiene un error en la portada. El título de la novela era Deborah Kruel.
Para mí hay un punto difícil de identificar, y es ese instante en que un ser humano se vuelve hermético y fanático. Ese punto es para mí muy complejo de entender, incluso queriendo hacerlo. Y tengo claro que es mi responsabilidad, no solo como escritor, no solo periodista o ciudadano de Israel, sino como persona.