Relatoría del taller virtual ‘Cobertura de la migración y su vínculo con el desarrollo sostenible’, con María Teresa Ronderos
23 de Diciembre de 2020

Relatoría del taller virtual ‘Cobertura de la migración y su vínculo con el desarrollo sostenible’, con María Teresa Ronderos

La actividad fue organizada en alianza con la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) para 18 periodistas sudamericanos. Se llevó a cabo en 8 sesiones entre el 11 y 20 de noviembre de 2020.
María Teresa Ronderos, directora del Centro Latinoamericano de Investigación Periodística (CLIP). Foto: Universidad del Norte.
Ezequiel Fernández Bravo

Eliminar el discurso de “ellos vs nosotros”. Combinar datos con una narrativa que interpele desde lo emotivo. Contextualizar. Dejar de hablarle a los convencidos y mirar a los que hay que convencer. La maestra María Teresa Ronderos enumera, jerarquiza, ejemplifica formas y estrategias para cubrir la migración, uno de los grandes temas de nuestra actualidad. Los que escuchan son 18 periodistas de Argentina, Brasil, Bolivia, Chile, Colombia, Ecuador, Perú, Venezuela y Uruguay. Durante ocho encuentros, del 11 al 20 de noviembre de 2020, el intercambio con la periodista colombiana se intensificará y enriquecerá. La pregunta central del taller atravesará cada debate: cómo narrar la movilidad humana y su vínculo con el desarrollo sustentable. 

En un año marcado por las inmovilidades, la migración permaneció como uno de los asuntos más importantes de la agenda internacional. A partir de 2015, cuando la crisis desencadenada por las políticas restrictivas en Europa obligó a los Estados a tomar el tema de forma urgente, distintas esferas empezaron a trabajar en estrategias de acción conjuntas. Tres años más tarde se sancionaron dos instrumentos fundamentales. El primero: el Pacto Mundial para una Migración Segura, Ordenada y Regular, redactado en julio de 2018 en la sede de Naciones Unidas, comprende 23 objetivos para gestionar mejor la migración a nivel local, nacional, regional y mundial. El segundo: la Agenda 2030, que se sancionó meses más tarde y estableció a la migración como objetivo y herramienta indispensable para el desarrollo inclusivo. 

Para analizar todos esos cambios el taller contó, además, con los expertos de la OIM Exequiel Texidó, Robert Cancel y Pablo Escribano. En tres sesiones distintas, abordaron la institucionalidad y las tendencias migratorias en el continente, y el cruce con tres temas centrales en la actualidad: el desarrollo sostenible, la salud y el cambio climático.

En el resto de los encuentros, Ronderos trabajó a partir de las siguientes preguntas: ¿Cómo narrar los aportes de los y las migrantes en el mundo contemporáneo? ¿Cómo construir una mirada innovadora en el reporteo? ¿Cuáles son los focos que aún no han sido abordados? ¿De quiénes no hemos hablado lo suficiente? ¿Cuáles son los aliados en la academia y la sociedad civil? ¿Dónde y cómo buscar información precisa y certera? 

A continuación, los puntos clave del taller.

El contexto

Historia de las migraciones

Si miramos al pasado, vemos que la historia de la humanidad no es la de la quietud y el sedentarismo sino la del movimiento. Porque la migración es tan antigua como el primer homo sapiens: hace unos 150.000 años estamos de aquí para allá poblando continentes. Al poner nuestro recorrido en perspectiva nos damos cuenta de que algunos fenómenos presentados como novedosos no son tales. Y que otros que parecen no tener explicación se entienden en gran medida por razones históricas.

En los últimos cincuenta años el número de migrantes internacionales no paró de aumentar: en 1965 se registraban 75 millones, en 1990 eran 153, y hoy hay más de 272 millones. Aunque, claro está, para entender el alcance del fenómeno hay que sumar a aquellos que no cruzan las fronteras pero están ligados de algún modo, como las familias que quedan en el país de origen.

Actualidad de las migraciones

El número absoluto de migrantes se incrementó en más de cien millones en los últimos treinta años, pero en términos relativos se mantuvo constante: osciló alrededor del 3%. Hoy, los migrantes internacionales representan el 3,5% del total de la población mundial, es decir, una de cada treinta personas vive fuera del país en que nació. De ellas, casi la mitad (el 48%) son mujeres. 

Estos números varían región a región. El mayor dinamismo se encuentra en el norte global: en Estados Unidos representan el 15% y, en Europa, el 12%. El caso de América Latina y el Caribe es inferior al promedio mundial: un poco más del 2,2%. 

Migraciones y COVID-19 

La pandemia afectó diferencialmente la salud de las personas migrantes. Para muchos y muchas, la xenofobia creciente en algunos países implicó más obstáculos para acceder al sistema médico, que fueron desde comportamientos discriminatorios por parte del personal sanitario a la falta de políticas de salud inclusivas. A esas barreras se sumaron el acceso limitado a servicios, problemas de vivienda y condiciones precarias de trabajo.

Las miradas

Alerta 1: La mirada ingenua

Ronderos explica que debemos escribir en contra de la mirada condescendiente y paternalista, aquella que victimiza y despolitiza la migración. Huir de la pluma que acaricia la pobreza. Quienes quedan retratados en nuestras historias son seres complejos, llenos de grises y pliegues. Son personas que van mucho más allá de los traumas. Y para humanizarlos, nada mejor que recurrir a las anécdotas.

Alerta 2: La mirada desinformada

La desinformación en estos temas provoca dos cosas: aumenta las culpas a los migrantes y explota a las personas amenazadas. En un mundo plagado de fake news, los sitios y redes de chequeo son grandes aliados. 

A la tarea de fact-checking, Ronderos suma otra: acompañar los datos de contexto e interpretación. Porque los números aislados no explican nada. Y a veces, la superposición de cifras lleva a que relacionemos fenómenos muy distintos. Es necesario contextualizar para que la gente pueda entender.

Alerta 3: La mirada iluminada

Una de las tareas más difíciles en temas de movilidad es llegar a audiencias que no están convencidas de su trascendencia. En ese juego, Ronderos explica que la mirada esclarecida nunca es buena aliada. “Pensar que los otros son todos estúpidos y yo tengo la verdad es un mal inicio. Nosotros le hablamos a un público que muchas veces piensa diferente, y tiene sus razones”, dice. 

¿Cómo hacemos para sensibilizar sin que los otros crean que nuestra narrativa es propaganda? Un buen punto de partida es comprender cómo se construyen esos prejuicios y, desde allí, contar historias pensando en esas audiencias. “Hay que convencer a los países de que tienen políticas erradas, que los que están errados no son migrantes”, explica Ronderos. 

Los enfoques

Antes de empezar a escribir debemos hacer una pregunta crucial: ¿Qué haremos para que nuestro trabajo no se convierta en otro reportaje sobre migrantes? Uno de los grandes riesgos es caer en lugares comunes: una y otra vez leemos los mismos enfoques, las mismas historias. Para salir de ese círculo, explica la maestra Ronderos, hay que mirar los grises, los matices y los contextos. “Debemos pensar que la migración implica pérdidas, pero también ganancias. Dependiendo de las circunstancias hablaremos de desarrollo y felicidad, o miseria y drama”. A continuación, ocho pistas que complejizan el antes, durante y después de la migración:

  1. Las motivaciones. ¿Qué motiva a migrar a los más pobres? ¿Por qué y cómo salen de sus países? ¿Quiénes van a estudiar afuera? ¿Vuelven? ¿Qué los expulsa de aquí y qué les atrae de allá? ¿Qué profesiones u oficios practican? ¿Tienen los gobiernos planes de repatriación?
  2. El viaje. ¿Cómo es ese proceso? ¿Qué estrategias usan? ¿Qué rutas persiguen? ¿Qué sucede con las familias que se quedan? ¿Y con las reunificaciones? ¿Qué pasa con los niños que viajan solos? ¿Quiénes han muerto o desaparecido? ¿Cómo reconstruir sus historias?
  3. Tráfico de personas. ¿Cómo y quiénes burlan y corrompen autoridades? ¿Cómo operan internacionalmente? ¿Cuáles son sus rutas? 
  4. Campos de refugiados. ¿Cómo es la vida allí? ¿Qué hacen nuestros países con los apátridas?
  5. Sociedad de acogida. ¿Cómo les reciben en esos países? ¿La sociedad brinda la educación y la salud que requieren? ¿Qué aprendemos con ellos? ¿Cómo cambian culturalmente a mi país? 
  6. Los que se van. ¿Qué sucede con las personas migrantes que llegan? ¿Cómo se integran? ¿Cómo rehacen sus vidas allí? ¿Cuál es su situación migratoria? ¿Sufren algún tipo de criminalización? ¿Qué vínculos mantienen con el país de origen?
  7. Políticas migratorias. ¿Cómo funcionan las instituciones que regulan esa migración? ¿Cuáles son sus marcos legales? ¿Qué pactos internacionales ha firmado mi país? ¿Está cumpliendo con sus acuerdos y normas internas? 
  8. Xenofobias y racismos. ¿Cómo se construyen esas narrativas? ¿Cuándo y quiénes las impulsan? ¿Qué características tienen esos discursos en las redes? ¿Cómo se conectan los discursos políticos, agendas mediáticas y representaciones sociales?

Los nuevos retos

Migraciones y desarrollo sustentable

El 27 de septiembre de 2015 la Asamblea General de la ONU estableció la Agenda 2030 para el desarrollo sostenible, un plan de acción de 17 puntos para poner fin a la pobreza, proteger al planeta y garantizar la prosperidad y paz de las personas. Allí, las migraciones aparecen no sólo como objetivo específico, sino como herramienta fundamental para el desarrollo sostenible. 

Lo cierto es que para responder a la pregunta sobre los beneficios y pérdidas del vínculo entre migración y desarrollo hay que pensar de manera situada.  ¿Quiénes se benefician y quiénes resultan perjudicados? Ronderos explica que no es un juego de suma cero, depende de  las circunstancias. Varía si miramos al país origen o al de destino, si analizamos desde las cúpulas de poder o desde el día a día de las personas migrantes, o si indagamos en las políticas y la capacidad de los gobiernos para favorecer los procesos de desarrollo. Por ello, en las historias que contamos es importante poner la balanza esos aportes.

¿Cómo indagar en esas aristas? Cuatro dimensiones para organizar los relatos:

  • Capital humano. ¿Cuáles son las habilidades, el conocimiento y la experiencia que posee un individuo o población? ¿Cuál es su valor o costo para una organización o país?
  • Capital social. ¿Qué redes y relaciones hay entre las personas que se fueron o llegaron a una sociedad en particular? ¿Permiten que esa sociedad funcione de manera eficaz? 
  • Capital económico. ¿Cuáles son los recursos económicos con los que contribuyen? ¿Qué tipo de proyectos emprenden? ¿De qué manera impactan las remesas en el país de origen?
  • Capital cultural. ¿Cómo las comunidades transnacionales enriquecen a la sociedad en la que residen a través de nuevos valores e ideas?

Para ejemplificar, Ronderos, que vivió como migrante en Inglaterra, Estados Unidos y Argentina en distintos momentos de su vida, cuenta que con CLIP realizaron un trabajo colaborativo en el que exploraron cuál había sido la contribución de personas venezolanas en los 10 países que reciben más flujos de esa migración. A partir de esos cuatro aspectos, trataron de entender, balancear y contraponer aspectos positivos y negativos. 

Migraciones y cambio climático

Las crisis ambientales son promotoras de la migración, ya sea dentro del país o hacia el extranjero, de forma temporal o definitiva. Las personas huyen para sobrevivir a desastres naturales o se desplazan en busca de oportunidades en otras partes. Sin embargo, todavía los Estados no se han puesto de acuerdo en torno a qué es un refugiado climático, y no hay cifras exactas sobre el fenómeno.

Ronderos explica que contar cómo afecta el cambio climático a estas movilidades es una tarea complejísima. Aunque, si se buscan, existen aristas donde explorar las buenas historias: “Lo interesante y lo novedoso sería encontrar grupos de migrantes que estén trabajando en zonas afectadas por el cambio climático, y que gracias a sus saberes puedan hacer cosas para revertir esa situación”. 

Las palabras

Los modos en que nombramos el mundo no son neutrales. Encierran posiciones, ideologías, certezas, conflictos. El ámbito de las migraciones es particularmente sensible a los términos que usamos. “Reproducimos esquemas sin darnos cuenta, y parte de nuestro trabajo implica no usar palabras que propaguen el odio y la discriminación”, explica Ronderos. En la ley, los propios modos de nombrarse y las representaciones sociales se juegan conflictos que repercuten directamente en la vida de los migrantes. Por eso, a continuación, algunas palabras clave para el correcto abordaje en el ejercicio periodístico. 

Asilo: Protección que un Estado concede en su territorio a un individuo frente a la persecución de otro Estado. Se concreta en dos derechos: el derecho a entrar en el territorio del país de acogida y el derecho a no ser obligado a salir de él de manera forzosa. 

Desplazados internos: Personas o grupos de personas que se han visto forzadas u obligadas a huir o dejar sus hogares o su residencia habitual, particularmente como resultado o para evitar los efectos de un conflicto armado, situación de violencia generalizada, violación de los derechos humanos o desastres naturales o humanos y que no han atravesado una frontera de un Estado internacionalmente reconocido

Extranjero: Persona que no es nacional de un Estado determinado. El término abarcaría el apátrida, el asilado, el refugiado y el trabajador migrante.

Migrante: A nivel internacional no hay una definición universalmente aceptada. Este término abarca usualmente todos los casos en los que la decisión de migrar es tomada libremente por la persona concernida por “razones de conveniencia personal” y sin intervención de factores externos que le obliguen a ello.  Se aplica a las personas y a sus familiares que van a otro país o región con miras a mejorar sus condiciones sociales y materiales y sus perspectivas y las de sus familias. 

Refugio: Persona que con fundados temores de ser perseguida por motivos de raza, religión, nacionalidad, pertenencia a determinado grupo social u opiniones políticas, se encuentre fuera del país de su nacionalidad y no pueda o, a causa de dichos temores, no quiera acogerse a la protección de tal país.

Regularización: Proceso por el cual un país permite a un extranjero en situación irregular obtener un status legal. Prácticas usuales incluyen la amnistía (también conocida como “legalización”) a extranjeros que han residido en el país en situación irregular por un determinado período de tiempo y que no hayan sido considerados inadmisibles.

Las búsquedas

Antes del reporteo, dice Ronderos, es indispensable investigar qué se ha escrito y publicado sobre el tema que queremos trabajar. Para acortar tiempos y diversificar estrategias, detalla algunos recursos para pisar rápido y seguro en las búsquedas:

  1. Redes sociales. Twitter y Facebook son herramientas útiles para complementar historias. Aunque para realizar búsquedas, convenga hacerlo a través de Google con la frase “insite:twitter.com”, o bien “site:Facebook.com”. La organización y los filtros de Tweetdeck también son buenos aliados. 

  2. Imágenes. Las imágenes trucadas que promueven la intolerancia y la discriminación son moneda corriente. ¿Cómo saber de dónde han salido? Dos opciones: a través de este link, o bien haciendo clic izquierdo en imagen y seleccionando “buscar”.

  3. Videos. Para chequear el lugar original de publicación, Youtube DataViewer es una herramienta indispensable. 

  4. Búsquedas geográficas. Google Earth Pro y HERE WeGo para obtener fotos satelitales.

Fuera de las redes, la combinación de consultas a instituciones públicas, agencias gubernamentales, organizaciones de la sociedad civil y organismos internacionales permiten diversificar fuentes y  construir miradas complejas. La maestra Ronderos, además, comparte algunos portales indispensables: Migration data portal, Migration Policy Institute, la librería en línea de OIM, RV4, CEPAL y la Plataforma Soy Migrante son algunos de ellos.

El periodismo transfronterizo

Una de las banderas de la maestra Ronderos es el periodismo transfronterizo colaborativo. Con CLIP lo ha puesto en práctica reiteradas veces para investigar desde la migración venezolana a aquella proveniente de ultramar, de países de Asia y África, en el proyecto Migrantes de Otro Mundo. Y es que su apuesta multisituada es muy afín a la hora de cubrir temas de movilidad: “la migración son humanos en movimiento y hablar de un solo sitio para entender el fenómeno siempre se queda corto. Por eso la configuración de redacciones transnacionales funciona bien”, explica. 

La perspectiva transnacional corre del centro a la visión del Estado (sus fronteras, formas de clasificar, identidades) y permite comprender cómo los y las migrantes mantienen relaciones con los países de origen y destino. En Migrantes de Otro Mundo, fueron en búsqueda de las pistas de quienes habían recorrido miles de kilómetros desde Asia y África para llegar a América. ¿Cómo fue su trayecto? ¿Qué pasó con sus familias? ¿Qué les sucedió a quienes los deportaron? A través de medios aliados de Latinoamérica, pero también con socios en países como Nepal, India y Camerún, elaboraron esta investigación transfronteriza.

Sobre el taller

El taller virtual ‘Cobertura de la migración y su vínculo con el desarrollo sostenible’, a cargo de María Teresa Ronderos, se realizó del 11 al 20 de noviembre de 2020 y fue organizado por la Fundación Gabo y la Organización Internacional para las Migraciones (OIM). Participaron 18 periodistas de América Latina.

Sobre María Teresa Ronderos

Directora de CLIP (Centro Iberoamericano de Investigación Periodística). Periodista investigativa colombiana, columnista de EE y miembro del Consejo Rector de la Fundación Gabo.

Publicó el libro Guerras Recicladas (Random House, 2014), una investigación de largo aliento sobre el fenómeno paramilitar en Colombia, que se volvió un best seller y le valió el Premio Simón Bolívar Periodista del Año. Este fue su cuarto libro después de dos de perfiles, Retratos del Poder (2002) y 5 en Humor (2007).

Sus reportajes en profundidad le han valido varios reconocimientos, entre ellos el Premio Rey de España, el Lorenzo Natali de la Unión Europea por cobertura en Derechos Humanos y finalista del Premio Ipys-Tilac a las mejores investigaciones latinoamericanas en tres ocasiones. Por su destacada carrera periodística, recibió el Premio Maria Moors Cabot en 2007.

 

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