Covid-19 y los migrantes: ¿qué está pasando y qué pasará con esta población?
24 de Noviembre de 2020

Covid-19 y los migrantes: ¿qué está pasando y qué pasará con esta población?

Durante el taller ‘Cobertura de la migración y su vínculo con el desarrollo sostenible’ se reflexionó sobre qué narrativas y qué políticas inciden hoy en la migración, ante las profundas consecuencias económicas de la pandemia y la precarización de las condiciones de vida de amplios sectores sociales.
Viajeros en Minsk, Bielorrusia. Foto: OIM Bielorrusia.
Ezequiel Fernández Bravo

En el mundo actual las migraciones son bastante más diversas que hace algunas décadas. Cada vez más países son emisores y receptores, existe una mayor migración extra regional y los flujos son más heterogéneos en edad, género, calificación y motivaciones. Un ejemplo: un séptimo de los 272 millones de migrantes internacionales tiene menos de veinte años.

En este escenario, nuestro continente atraviesa tres grandes procesos migratorios. El más significativo es el de los movimientos intrarregionales, es decir, aquellos que se dan dentro del continente. Fueron los que más crecieron en la última década por varios motivos: crisis económicas, acciones políticas que fuerzan desplazamientos, procesos históricos. Entre ellos, destacan los 4 millones de venezolanos refugiados y migrantes en América Latina y el Caribe, que representan el 82% del total.

Un segundo grupo lo integra aquella migración hacia países fuera de la región como Estados Unidos o Europa. Y un tercero está compuesto por la migración extra-regional, aquella conformada por movilidades Norte-Sur (Estados Unidos, Europa, Japón) y Sur-Sur (países de África y Asia). 

A todos esos movimientos el covid-19 los afectó de manera especial. En realidad, la restricción de circulación y el cierre de fronteras afectó a toda la movilidad internacional: desde turistas que se vieron imposibilitados de retornar a sus países a residentes extranjeros que perdieron sus empleos u otros medios de subsistencia y debieron volver o quieren y no pueden hacerlo. 

¿Qué está pasando y qué pasará después de la pandemia con estas poblaciones? Este debate ocupó varias de las sesiones del taller virtual Cobertura de la Migración y su vínculo con el Desarrollo Sostenible, organizado por la Fundación Gabo y la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), y dirigido por la periodista colombiana María Teresa Ronderos.

Como señala Ezequiel Texidó, especialista de OIM y uno de los expertos invitados del en el taller, las profundas consecuencias en términos de caída de la economía y la precarización de las condiciones de vida de amplios sectores sociales vuelve indispensable pensar qué narrativas y qué políticas inciden hoy en la migración. 

Covid-19, salud y migración

“A diferencia de lo que se cree, las poblaciones migrantes suelen ser jóvenes, diversas y saludables, y tienden a tener una mejor salud que las comunidades de acogida”, dice Aleksandar Arnikov, especialista Regional en Migración y Salud para las Américas de OIM. Sin embargo, las condiciones que rodean a los procesos migratorios son las que las vuelven vulnerables, como las políticas que vuelven irregular la migración, barreras lingüísticas o falta de programas de salud. Por eso es importante entender ese contexto.

En la última década, la salud de la población migrante fue tratada a nivel internacional de manera directa o tangencial en varias esferas de gobernanza. Su importancia quedó plasmada en varios instrumentos:

  • La Resolución de la Asamblea Mundial de la Salud relativa a la salud de los migrantes (2008).
  • La Consulta Mundial sobre la Salud de los Migrantes (2010)
  • La Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible (2015)
  • Los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (2016), donde se retoman 8 metas e indicadores relevantes para la salud de los migrantes.
  • El Pacto Mundial para una Migración Segura, Ordenada y Regular (2018), que presenta la salud como una prioridad transversal y hace referencia al acceso a la atención sanitaria en varios de sus objetivos.

La crisis provocada por el covid-19 es otro de los factores que afectó diferencialmente la salud de las personas migrantes. Al acceso limitado a servicios, problemas de vivienda, condiciones precarias de trabajo o imposibilidades para gestionar el aislamiento o distanciamiento necesario para prevenir el virus se sumó el aumento de la discriminación. 

Sintetizada en la expresión “El virus viene de afuera”, la xenofobia implicó el aumento de obstáculos para acceder al sistema médico: falta de políticas de salud inclusivas, comportamientos discriminatorios por parte del personal sanitario y temor a ser arrestados o deportados por las autoridades.

Los estigmas y la pandemia

En la pandemia se reforzaron al menos tres mitos: que la migración es una amenaza, que las personas migrantes saturan el sistema de salud y que traen enfermedades de otros países. Estos mitos resuenan en otros preconceptos igual de extendidos: que traen pobreza, que tornan más pobres a las sociedades de acogida, y que quitan el trabajo a los nacionales.

María Teresa Ronderos dice que, para sensibilizar a esas audiencias, el primer paso es entender cómo se construyen esos puntos de vista. “Creer que los otros son los equivocados y que uno tiene la verdad es un mal inicio. Nosotros le hablamos a una audiencia que muchas veces piensa distinto: debemos entender sus razones. No podemos pretender que todos están equivocados y que uno va a revelar la verdad. Esa estrategia fracasa. Hay que acercarse desde otro lugar”, explica. 

Una de las tareas urgentes es eliminar la narrativa de “ellos vs. nosotros”. Y del mismo modo, cambiar el foco de las investigaciones: no sólo ver carencias, sino aportes. ¿Cómo enriquecen las personas migrantes a los países de acogida? ¿Cómo contribuyeron al sistema sanitario durante la pandemia? ¿Qué profesiones u oficios practican? ¿Por qué son esenciales en estos tiempos?

Humanizar las cifras

“Las cifras solas no generan más clics. El reto es cómo conectamos datos y narración para generar empatía en la gente que nos lee”, dice Ronderos. Incluir comparaciones, entender el contexto, salir de la mirada unilineal y complejizar las vidas que contamos es fundamental para acercarnos a aquellos que no están sensibilizados con la migración. “Cuando contamos historias de frontera lo importante es mostrar qué hace que la gente migre irregularmente. Hay que convencer a los países de que tienen políticas erradas, que los que están errados no son los migrantes”, añade.

¿Cómo captar la lectura? ¿Cómo convencer de que lo que contamos no es propaganda? “Humanizando a las personas detrás de las historias a través de anécdotas. Y priorizando una narrativa del sentimiento”, explica Ronderos.

Sobre el taller

El taller virtual ‘Cobertura de la migración y su vínculo con el desarrollo sostenible’, a cargo de María Teresa Ronderos, se realizó del 11 al 20 de noviembre de 2020 y fue organizado por la Fundación Gabo y la Organización Internacional para las Migraciones (OIM). Participaron 18 periodistas de América Latina.

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