La demanda de CNN: desnudando la reacción emocional a Trump

La demanda de CNN: desnudando la reacción emocional a Trump

El escritor mexicano Tomoo Terada analiza las reacciones de la prensa a la demanda entablada por CNN contra Donald Trump por haber revocado la credencial del reportero Jim Acosta.
Donald Trump en uno de sus enfrentamientos con Jim Acosta | Fotografía: Cortesía USA Today.
Tomoo Terada

Esta es una actualización del texto originalmente publicado.

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La demanda que entabló CNN contra Donald Trump y otros funcionarios de su Gobierno a fin de que se le volviera a autorizar su pase de acceso al corresponsal jefe en la Casa Blanca, Jim Acosta, el cual le fue revocado a partir del enfrentamiento verbal entre Trump y Acosta en una conferencia de prensa, y que la administración Trump había respondido de forma tajantemente negativa a reconsiderar, con una luego pírrica victoria inicial para CNN que le devolvió temporalmente el pase a Acosta, CNN al final se desistió de ella.

Esa demanda nunca fue como pretendió presentar CNN, el heroico enfrentamiento a nombre de la libertad de prensa de una empresa de medios en contra de un Presidente, sino un enfrentamiento entre poderosos.* Y es una enorme derrota para CNN que esa empresa y sus aliados han pretendido disfrazar como victoria.

Lo verdaderamente importante es que por la influencia estadounidense, el resultado de esta lucha de poder trascenderá a las relaciones entre prensa y gobierno para otros medios y en otros países. Por eso Fox News -tradicionalmente aliada de Trump y muy crítica de CNN- anunció en su momento que emitiría un amicus curiae (documento en el que no siendo parte del juicio se ofrece un punto de vista de los hechos que se juzgan y que queda a discreción del juzgador el tomar en cuenta), en el que apoyaría a CNN. Terminada la demanda por la propia decisión de CNN no habría caso en que Fox News emitiera ese documento, del que no hay registro lo haya presentado mientras duró el juicio.

Tampoco las otras empresas de medios que habían anunciado sus propias amicus curiae, como Bloomberg, The New York Times, Politico, USA Today, The Washington Post, entre otros, lo presentarán ya. Porque a pesar de lo mucho que se jugaba en el juicio CNN las dejó colgadas de la brocha.

Porque la esencia del juicio fue que la Primera Enmienda de la Constitución de Estados Unidos, la relacionada con la libertad de expresión, no protege el que un periodista tenga derecho a un  pase y, en general, entrar a la residencia presidencial, más de lo que tendría cualquier otro ciudadano, porque la ley le concede una amplia discresionalidad al Presidente para escoger con qué periodistas mantiene contacto. Más todavía, que en este caso Trump, podría decidir unilateralmente ya no realizar más conferencias de prensa, y eso no le sería reclamable legalmente. El costo sería político no legal, en términos de imagen. Ninguna de ambas partes quería llegar a esos extremos y por eso tras bambalinas hubo una negociación con el resultado conocido: la Casa Blanca le otorgaría un pase ya no temporal sino permanente a Jim Acosta (pero de nuevo revocable si Acosta no se ajusta a las reglas que la Casa Blanca ha anunciado para las conferencias de prensa, que hasta ahora habían sido autoreguladas por los propios periodistas)  y CNN se desistiría de su demanda.

El tamaño de la derrota de CNN consiste en que desde el principio había anunciado que con su demanda buscaba proteger de la discrecionalidad del gobierno de Trump a la libertad de expresión, la Primera Enmienda, y por eso el asunto rebasaba  a CNN y Jim Acosta obteniendo la solidaridad de otros medios con los que normalmente estaban enfrentados.

Por eso, además de la devolución inmediata del pase para Acosta se solicitaba un “permanent relief”, lo que según la cadena consistía en una declaratoria del juez en el sentido de que la revocación del pase de Acosta había sido un acto inconstitucional, y al declararlo así eso protegería en el futuro a otros reporteros, de CNN u otros medios, a quienes pudiera llegarles a pasar lo mismo, que se les retirara su pase.

Al desistirse  de su demanda, CNN renunciaba a que el juez resolviera que el retiro del pase a Acosta se declarara un acto inconstitucional contra la Primera Enmienda y que sentara ese precedente que protegería a futuros reporteros. Porque quisieron retirarse cuando habían obtenido su “victoria” inicial, en cuanto al debido proceso y esa devolución del pase, antes que ser finalmente derrotados en cuanto a la Primera Enmienda.

Para que quede claro, no estoy intencionalmente deformando lo sostenido por CNN transcribo, tal cual, sus palabras:

"Will seek permanent relief as part of this process. While the suit is specific to CNN and Acosta, this could have happened to anyone. If left unchallenged, the actions of the White House would create a dangerous chilling effect for any journalist who covers our elected officials."

La relación gobierno-prensa cotidiana se ha establecido más por acuerdos políticos informales y la costumbre que por el derecho, eso es lo que ha desnudado la demanda. La argumentación de los demandantes giraba alrededor del caso Sherrill v. Knight, que tiene más que ver con el debido proceso que con la libertad de expresión. En ese caso se le había negado extenderle un pase al periodista Robert Sherrill por parte del Servicio Secreto, pues había el antecedente de que haber atacado físicamente a dos personas. Pero no se le informó la razón y lo que ganó en el juicio es que se establecieran criterios por parte del Servicio Secreto para negar los pases.

Rudo y Cursi

El 7 de noviembre  de 2018 se realizó una rueda de prensa en la Casa Blanca, al día siguiente de las elecciones intermedias en Estados Unidos, en la que la oposición a Trump, los democrátas, arrebataron el control del Congreso aunque éste y sus partidarios retuvieron el Senado.

El encuentro se desarrollaba con la relativa normalidad que la personalidad de un político no tradicional como Trump permitía. Pero al llegar con Jim Acosta éste empezó por decir que quería “retar” al Presidente, para a continuación empezar a pontificar y enzarzarse en un debate con Trump acerca de la caravana migrante que se dirigía a Estados Unidos. A lo que Trump, una vez dándose cuenta de lo que hacía Acosta, después de responderle por lo menos tres preguntas (precisando qué entendía como una “invasión” de migrantes, si estaba demonizándolos, y acerca de un anuncio en televisión acerca de éstos), le dijo a Acosta  que  lo dejara gobernar el país y él se ocupara de CNN. Entonces dejó de mirarlo y señaló a otro periodista para que hiciera sus preguntas.

Lo que siguió a continuación desató el enfrentamiento entre la Casa Blanca y CNN y ha dado lugar a interpretaciones encontradas que, más allá de lo anecdótico, puede tener consecuencias muy serias para el periodismo que nos lleven a dudar incluso de lo que vemos en un video emitido por los medios, cuando este tipo de prueba es el que hasta ahora había terminado cualquier discusión acerca de qué y cómo había ocurrido algo.

Una interna de la Casa Blanca se acercó para recoger el micrófono a Acosta primero extendiendo dos veces su brazo derecho. Se dio cuenta de que éste ni siquiera la miraba, entonces extiende el brazo izquierdo y toma la parte superior del micrófono, el cual Acosta tiene agarrado por su parte inferior. En ese momento, ya sea involuntariamente por la propia gesticulación de Acosta, ya sea intencionalmente para bloquearla, el brazo de él baja y choca con el de la mujer. Acosta la mira diciéndole “Pardon me, ma´am” (Perdóneme señora), pero sin ninguna intención de entregar el micrófono. Trump grita “ya basta, ya basta” y señala y nombra a otro periodista para pasarle la palabra mientras que la mujer ha volteado mirando a Trump y luego se sienta. Acosta insistió preguntándole a Trump acerca de la investigación de Rusia (la versión de que ese país habría intervenido en las elecciones de las que salió triunfador el propio Trump). Este le responde con desprecio que no le preocupa, porque es una farsa (cuarta pregunta respondida).

Harto ya Trump, hizo el amago de irse, lo que obligó a Acosta ahora sí a sentarse y por fin permitir que la interna, que se había levantado, recogiera el micrófono.

La principal parte del conflicto se había dado, aunque Trump luego reclamara a Acosta por su grosería, y Acosta intentara hacer una quinta pregunta ahora ya sin tener el micrófono.

No he encontrado un video con subtitulos en español que recoja toda la interacción entre Trump y Acosta desde un principio, el más cercano ha sido este del diario colombiano El Tiempo:

El Reportero como mártir mediático de la libertad de expresión

Es sin duda una posición impopular, pero hay que dejarlo claro: Jim Acosta no es un héroe. En Estados Unidos es ampliamente considerado uno de esos periodistas que sin duda existen en todos los países, quienes editorializan al reportear, y que frecuentemente se vuelven ellos la noticia.

Una organización como Poynter ha criticado duramente la conducta de Jim Acosta en la rueda de prensa si bien posteriormente ha apoyado la demanda. Mientras que la periodista Sharyl Attkisson recomendó se le devolviera su pase a Acosta, al tiempo que se establecían reglas de trato. Alguien como Bob Woodward, célebre por ser uno de los dos reporteros que hicieron público el escándalo de Watergate, criticó la demanda de CNN por parecerle una reacción emocional.

No se trata entonces de hacer preguntas difíciles, cuestionadoras a Donald Trump u otro Presidente, sino de si el adoptar una actitud irrespetuosa y provocadora (incluso entrando en la dinámica y actitud del Presidente cuestionado) sirve realmente al periodismo y al interés publico.

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*NOTA: Reconozco estar prejuiciado contra CNN, a partir de la investigación que me llevó a publicar mi anterior colaboración: Dando a luz un fraude periodístico: Morgan Freeman y CNN.

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