138. Esa es la cifra de fotógrafos de prensa que han muerto en el mundo entero hasta la fecha por causa del coronavirus, de acuerdo a la ONG suiza Press Emblem Campaign. A la lista se sumó recientemente John Bompengo, veterano reportero gráfico de AP en el Congo.
El encargado de hacernos entender la dimensión de ese número fue el fotógrafo de no-ficción estadounidense Stephen Ferry, quien en su blog entrevistó a cinco colegas fotógrafos y videógrafos sobre sus experiencias retratando esta pandemia en las ciudades de Cali, Bogotá y Nueva York.
“Por la naturaleza de nuestro trabajo, no es posible trabajar desde la casa. Nos toca salir y medir con cuidado cada situación para no arriesgar nuestra salud ni exponer a los demás, además de las cuestiones éticas que surgen cuando nos toca documentar el sufrimiento ajeno y la muerte”, escribe Ferry.
Como bien lo señala Stephen, los reporteros gráficos hacen parte de ese especial grupo de profesionales que no pueden desempeñar su trabajo de manera virtual. Deben estar ahí, en el lugar de la noticia, cara a cara con los protagonistas de las historias. De hecho, su trabajo suele ser mejor cuando logran establecer vínculos con los sujetos de sus retratos, ganarse su confianza para capturar sus imágenes con mayor naturalidad. Esta naturaleza de su oficio se ha convertido también en una trampa para ellos en estos aciagos tiempos de pandemia.
¿Cómo pueden los reporteros, videógrafos y fotógrafos protegerse contra el COVID-19? ¿Qué herramientas de protección debería brindarles el medio para el que trabajan? ¿Quién protege a los reporteros gráficos que trabajan como freelancers? ¿Cómo hacer un buen trabajo como fotógrafos cuando el virus te impide acercarte lo suficiente a las personas que quieres retratar?
Para responder a estas y otras preguntas, los seguidores de nuestra cuenta @Etica participaron en uno más de nuestros tuitdebates usando la etiqueta #ÉticaEnRed. Los mejores trinos producidos durante la hora del debate fueron recopilados en el siguiente Momento de Twitter.
La Red Ética es posible gracias a la alianza entre la Fundación Gabo, Grupo Bancolombia y Grupo SURA, la cual propone un espacio de reflexión y debate acerca de los cambiantes desafíos éticos del oficio periodístico.