¿Periodismo para el algoritmo o para la gente?: informar con criterio en redes sociales

A propósito del Día Mundial de las Redes Sociales conversamos con Juan Manuel Flórez, periodista de Mutante, y Diego Fuerte, coordinador de redes sociales de La Silla Vacía, sobre los desafíos que enfrenta el periodismo en la era digital: ¿cómo mantenerse riguroso en un ecosistema donde los algoritmos premian los likes por encima de la calidad? 

Valery Taborda

La forma en que nos informamos ha cambiado. Lo que antes hacía parte del hábito cotidiano —una ciudadanía interesada en mantenerse informada— hoy se diluye en medio de la saturación informativa propia de la era digital. En este nuevo ecosistema, múltiples lenguajes, formatos y estilos circulan por las redes sociales y compiten por la atención de la audiencia. En ese contexto, el periodismo asume el desafío de adaptarse buscando nuevas formas de visibilizar sus historias.

Las redes sociales, creadas inicialmente para conectar y facilitar la comunicación entre las personas, se han convertido en terrenos fértiles y desafiantes para informar. Según el Digital News Report 2025, la migración hacia las plataformas digitales —especialmente por parte de las nuevas generaciones— es cada vez más evidente: TikTok (16%), Instagram y WhatsApp  (19%) se suman ahora a Facebook (36%) y YouTube (30%) como fuentes frecuentes de noticias.

Esto evidencia que hoy las personas ya no ingresan a las redes sociales solo para entretenerse, también lo hacen para informarse. Pero ejercer el periodismo en un ecosistema que opera con lógicas propias, muchas veces alejadas de sus principios fundamentales, genera una tensión constante para el oficio: adaptarse sin deformarse.

Los medios que no lograron transformarse quedaron fuera del juego, y muchos de los que sí lo hicieron enfrentan hoy un dilema ético permanente: ¿cómo sostener la calidad y la rigurosidad periodística en un entorno gobernado por algoritmos que premian la viralidad y los números? Al respecto conversamos con Juan Manuel Flórez, periodista de Mutante, y Diego Fuerte, coordinador de redes de La Silla Vacía.

 

Periodismo en la era digital: tensiones, aprendizajes y oportunidades

Mutante es un medio digital colombiano que impulsa la conversación y la participación activa de la ciudadanía en torno a temas sociales urgentes. Actualmente, cuenta con más de 200.000 seguidores en redes sociales. La Silla Vacía, por su parte, es un medio de comunicación digital colombiano especializado en política, con una audiencia que supera los 2 millones de seguidores.

Ambos se han consolidado en el ecosistema digital gracias a su capacidad de adaptación, el uso de un lenguaje cercano y una propuesta creativa para visibilizar el periodismo en un entorno saturado de información. Un entorno que, con frecuencia, premia el clickbait, los famosos hooks, los textos cada vez más breves, las tendencias efímeras o el contenido superficial. Tácticas que poco a poco se han colado en las rutinas digitales de algunos medios de comunicación con el único objetivo de alcanzar más audiencias y agradar al algoritmo.

Los contenidos de medios que abordan temas políticos o relacionados con los derechos humanos suelen ser menos “atractivos” para la audiencia y, en muchas ocasiones, el algoritmo los penaliza. En el caso de Mutante, sus editores reconocen que "las agendas muchas veces son desestimadas por el algoritmo, por cierto mandato confrontacional. Entonces se exige, de alguna manera, que los medios maticen esa confrontación o incluso que tomen bando", explica Juan Manuel Flórez. Sin embargo, aunque en múltiples ocasiones Mutante ha asumido posturas editoriales claras, siempre procura abrir una conversación en torno a ellas. "Es un gesto que no siempre las redes sociales privilegian. Ha sido difícil lograr que ese tipo de periodismo, más abierto, más dialógico, que escucha a sus audiencias y les hace preguntas, tenga el mismo impacto que el contenido diseñado para viralizarse", agrega Flórez. 

En el caso de La Silla Vacía, el foco está en el periodismo político y la investigación del poder. Esto “por supuesto, implica que no a todo el mundo le llame la atención, porque son temas que no suelen ser virales; pero lo que hemos logrado a lo largo del tiempo es innovar con diferentes formatos en redes sociales, los cuales nos han permitido hacer que la gente no solo le interese sino que entienda nuestros contenidos”, señala Diego Fuerte.

Uno de los retos, indica, es lograr que la gente comprenda cómo estos temas que parecen lejanos —como decisiones del Congreso, de la rama judicial o medidas económicas— sí tienen implicaciones directas en su vida cotidiana. “Por ejemplo, tenemos un formato que se llama ‘La Mano’, que básicamente explica cómo una decisión política impacta en el bolsillo o en el día a día de las personas, y lo hacemos de forma dinámica a través del video; no es solo alguien frente a una cámara hablando, sino que usamos objetos, escenografías o recursos visuales para conectar con nuestra audiencia”, agrega Diego Fuerte.

Son precisamente estos recursos y formatos los que más valoran las redes sociales hoy en día. Tal como lo señala el Digital News Report 2025, el video ha adquirido una relevancia creciente como fuente informativa. La proporción global de personas que consumen noticias en video a través de redes sociales aumentó del 52 % en 2020 al 65 % en 2025, mientras que el consumo general de video pasó del 67 % al 75 % en el mismo periodo. Esto ha convertido al video en un recurso casi imprescindible para los medios digitales que buscan ampliar su alcance y conectar con nuevas audiencias.
 

Entre la adaptación y la resistencia

Al periodismo le interesa que sus historias lleguen a la mayor cantidad de personas posible. En ese sentido, las métricas adquieren relevancia; sin embargo, el alcance no debería medirse únicamente en términos de popularidad o viralidad, sino por la calidad e impacto que una historia logra generar y por la forma en que la audiencia la acoge, la discute y la transforma en conversación pública.

En el caso de Mutante, se maneja una metodología de conversación social, que implica que todo lo que se publica se piense en tres fases: hablar, comprender y actuar. “La idea de hacerlo así es que haya una ruta que seguir y que hablemos un tiempo determinado de cierto tema (...). Esto con el fin de no solo pensar en cuánta gente la va a ver —que también importa— sino de pensar en cómo hacemos que la gente comprenda esto”. 

Las publicaciones de Mutante, en muchas ocasiones, se construyen a partir de preguntas dirigidas a la audiencia o respuestas muy masivas sobre diversos temas. Un ejemplo de ello ocurrió en 2023, durante un escándalo político en el que varios medios difundieron titulares en redes sociales sobre si el presidente de Colombia, Gustavo Petro, padecía del síndrome de Asperger. En lugar de sumarse a esa cobertura, Mutante reaccionó con una pregunta: ¿qué opinas de hacer público un diagnóstico de salud mental en un entorno de trabajo?, porque el trasfondo de la especulación en torno al presidente —con evidentes motivaciones políticas— era una posible incapacidad para ejercer. Frente a eso, Mutante optó por abrir una conversación con su audiencia, en lugar de replicar lo que era “la tendencia del momento”. 

Actualmente, a muchos medios de comunicación se les hace fácil subirse al tren de las tendencias con el objetivo de seducir al algoritmo y generar clics. La Silla Vacía, en cambio, ha centrado siempre su interés en responder a las preguntas y necesidades de la ciudadanía sobre temas concretos. “Puede que a veces quedemos un poco ensombrecidos u opacados por contenidos de otros medios, que obtienen muchos likes porque abordan temas que están en el centro de la conversación del momento y captan la atención fácilmente, pero nosotros preferimos mantenernos al margen de esa lógica de la viralidad y enfocarnos en responder a las preguntas que realmente le importan a la gente”, afirma Diego Fuerte. 
 

¿Es posible hacer buen periodismo y al mismo tiempo complacer al algoritmo? 

“Ese es el desafío diario al que nos enfrentamos (...) y creo que sí es posible, aunque no está garantizado”, afirma Juan Manuel Flórez. Quien además señala que nunca ha existido una garantía de ser leído; antes, tal vez había una cifra de suscripciones, pero no se sabía con certeza quién leía y quién no. Ahora, en cambio, tenemos datos exactos sobre quién vio un contenido y quién lo ignoró. Ese exceso de información, dice, también nos impone nuevas metas y nuevas presiones.

Pero el periodismo es esencialmente un oficio de preguntas y en ese sentido los formatos o cómo se publican en redes sociales son solo un complemento para llegar a más personas. “No hay que olvidar eso, porque a veces la obsesión con el formato hace olvidar que el fondo del periodismo no es este: es hacerse las preguntas correctas (...). La reportería sigue siendo lo más importante”, agrega Flórez.

Por su parte, Diego Fuerte, afirma que esa tendencia de atrapar a la gente con anuncios o con el clickbait para que la gente termine yendo a sus contenidos atenta éticamente al periodismo. “Yo veo cómo en redes sociales hay un afán en los medios de ver cómo pueden ser atractivos, pero no atractivos en el sentido de generar un interés genuino, sino más bien en alimentar el morbo de la gente. Y, desafortunadamente, eso es algo que vemos a diario”.
 

Recomendaciones para hacer buen periodismo en redes sociales 

  • La historia importa, pero el diseño la refuerza.

El componente de diseño tiene un rol importante en las redes sociales, que son tan visuales y que de alguna manera influyen e incitan a que una persona consuma un contenido. Además, cuando hay coherencia entre la historia y el diseño que la ilustra, es mucho más sencillo atrapar a los espectadores y que estos, además de consumirla, la comprendan.

Por ejemplo, recientemente Mutante publicó una investigación sobre los “árboles turistas”: así les llamaron a las plantaciones de eucaliptos y acacias traídas desde Australia al departamento del Vichada. La ilustraron con un árbol usando gafas de sol. Una idea como esta, dice Juan Manuel Flórez, “suele surgir desde el equipo editorial, pero luego requiere de todo un engranaje con el equipo de diseño para que esa imagen tenga sentido y logre el impacto que esperamos”.

  • La creatividad e innovación deben ser la apuesta 

El periodismo puede ser llamativo en redes sociales si se apoya en la creatividad y la innovación en las formas y formatos. Por ejemplo, “en redes como Instagram o TikTok, que son mucho más visuales, lo que buscamos es que nuestros contenidos mantengan un alto nivel de calidad. Procuramos que sean piezas breves, pero claras y bien estructuradas, que logren resumir la información de forma precisa. La idea es que, incluso si alguien no es un usuario frecuente de nuestros contenidos, pueda ver un video y sentir que se informó, que entendió el tema o que conectó con lo que vio”, dice Diego Fuerte.

  • Aprovechar el ecosistema interactivo para impulsar un periodismo más participativo

Juan Manuel Flórez señala que, aunque la verticalidad aún persiste en algunos medios —esa lógica en la que el medio transmite y el lector solo recibe—, las redes sociales ofrecen la posibilidad de romper con ese esquema. Ya no se trata solo de publicar y que el lector pase la página; las plataformas digitales abren espacios para el diálogo con las audiencias, y ese intercambio puede enriquecer el periodismo y generar nuevas miradas. “Si uno decide entrar al territorio de las redes, con todos los problemas que eso implica, lo mínimo es aprovechar sus ventajas”, y entre esas está la multiplicidad de voces dispuestas a conversar.

  • Sintetizar pero no simplificar 

En las redes sociales, el periodismo no solo compite con otros medios por informar, sino también con millones de cuentas que buscan entretener a los usuarios. Por eso, una de las recomendaciones es ser selectivos con la información y entender que en estas plataformas se puede retener a la audiencia provocando el interés, no saturándola de datos. “Cuando se abordan temas serios, delicados o complejos, es importante usar un lenguaje que los sintetice, pero que no los simplifique. Que los traduzca para un público más amplio, sin perder profundidad. Un lenguaje que invite a saber más, que alimente la curiosidad desde lo breve, sin caer en la banalización”, señala.

  • El equipo de redes debe trabajar de la mano con el equipo editorial

No se trata de trabajar con dos equipos separados: el reportero que escribe para la web y por otro lado quien traduce ese contenido para redes sociales. Lo ideal es que exista un trabajo articulado entre ambos; el periodista debe pensar desde el inicio cómo puede llevar esa historia a redes de forma atractiva, teniendo en cuenta sus reglas editoriales, y el equipo creativo debe explorar cómo traducirla a otros formatos sin perder su esencia.

  • Romper los prejuicios de las redes sociales

Hay que dejar de lado ese pensamiento de que en redes sociales solo se mueven los contenidos que apelan al morbo o los titulares tendenciosos. “Yo creo que hay que partir del criterio de que la gente también busca contenidos de calidad, y que los medios tienen la responsabilidad de ofrecerlos”, señala Diego Fuerte.
 

La forma de hacer periodismo puede, y debe, evolucionar, pero lo que no puede cambiar es el fondo; la calidad y la ética no deben sacrificarse en nombre de la visibilidad. El objetivo siempre será informar con rigor, lo demás consiste en saber cómo empaquetar las historias: elegir los formatos adecuados, las formas más efectivas de narrarlas y las estrategias para dialogar con el algoritmo sin traicionar los principios del oficio. 

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