En varias entradas anteriores publicadas aquí en la Red Ética Segura de la FNPI hemos destacado la labor de Gerardo Albarrán de Alba como defensor de la audiencia en la cadena informativa mexicana MVS, ya que es prácticamente el único ombudsman que existe en la radio latinoamericana.
En el ranking que hicimos de las 10 cuentas más recomendadas para seguir en Twitter porque hablan de ética y periodismo, @SalaDePrensa, manejada por Gerardo, encabeza el listado.
En entrevista concedida a Hernán Restrepo, gestor de contenidos de la Red Ética Segura de la FNPI, Gerardo reflexiona sobre su papel como defensor de los oyentes de una de las principales cadenas mexicanas de radiodifusión y sobre la necesidad de la existencia de una figura como la suya para mejorar la calidad ética del periodismo radial.
Hernán Restrepo (HR): ¿Cuál es la historia de la creación del puesto de ombudsman en MVS Radio?
Gerardo Albarrán de Alba (GA): El origen de la oficina del Defensor de la Audiencia es un conflicto entre la principal conductora de Noticias MVS y la empresa MVS Radio. En febrero de 2011, un diputado cuestionó al presidente durante una sesión del Congreso. En una manta planteó la pregunta: “¿Tú dejarías que un borracho maneje tu coche? ¿Entonces por qué lo dejas manejar tu país?” La conductora, Carmen Aristegui, luego de transmitir la nota de ese hecho, hizo un comentario editorial, que subrayaba la gravedad de la acusación, y planteando que la Presidencia debería responder a tal señalamiento.
Como resultado, la Presidencia no sólo no despejó la duda sobre el supuesto problema de alcoholismo del presidente, sino que, en un acto de abuso de poder, presionó a la empresa para despedir a la periodista, a cambio de no cancelarle a MVS Comunicaciones una serie de concesiones en la banda de los 2.5 ghz.
En un principio, la empresa cedió a la presión y despidió a Carmen Aristegui, bajo el pretexto de una supuesta violación al código de ética existente. Aristegui negó haber violado el código que ella misma había propuesto y decidió hacer pública su sospecha sobre la presión presidencial, lo que generó un inusitado apoyo público en su favor. MVS rectificó una semana después y reinstaló a Aristegui en el noticiero matutino.
La condición para reanudar la relación profesional entre empresa y periodista fue la creación de la figura del defensor de la audiencia, como una forma de dirimir futuros episodios similares.
HR: ¿Por qué cree que MVS radio te eligió para el cargo?
GA: Hace una década hice estudios de doctorado en Derecho de la Información, periodo durante el cual hice una exhaustiva investigación sobre la figura del defensor del lector, el radioescucha y el televidente en el mundo. Para ello, entrevisté al 90 por ciento de los news ombudsman en el mundo, y al 100 por ciento de los que en ese entonces existían en Latinoamérica. Desde entonces, la deontología periodística es uno de mis principales intereses, y frecuentemente dicto cursos de posgrado, conferencias y talleres centrados en la ética profesional. En el clima de violencia actual contra los periodistas en México, doy cursos en los que planteo a la ética periodística como primera línea de defensa y autoprotección de los periodistas.
En abril de 2011, MVS Radio y Carmen Aristegui me pidieron que diseñara para ellos la oficina del Defensor de la Audiencia de Noticias MVS. Una vez terminado el proyecto, y previas consultas con algunos intelectuales claves del país, concluyeron que yo mismo debería desempeñar el cargo.
HR: ¿Qué tan difícil es tener que cuestionar semanalmente en su programa lo que hacen los demás periodistas de Noticias MVS?
GA: No lo es tanto porque, en principio, son pocas las ocasiones en que debo hacerlo. Los conductores, periodistas y analistas en MVS son profesionales que suelen corregir por sí mismos sus errores y no regatean satisfacer el derecho de réplica cuando es invocado por una fuente o un actor que se considere afectado por alguna información o comentario. Las excepciones son mi terreno.
Una dificultad poco explorada es la de mantener la distancia ya no de la redacción y de la empresa, sino de uno mismo. No es extraño que mis gustos, mis filias y mis fobias –como los de cualquier persona- entren en tensión con mi obligación de imparcialidad. La forma de resolverlo es recurrir siempre a criterios deontológicos para evaluar cada caso.
Algo que me ayuda mucho es que, como periodista que soy, conozco a fondo los resortes que mueven las decisiones editoriales. Esa comprensión facilita el acercamiento con mis colegas para confrontarlos con sus propias decisiones editoriales y para hacer que las expliquen a la audiencia.
HR: ¿Cree que la existencia de un ombudsman ha ayudado a que MVS tenga programas informativos de mayor calidad e independencia?
GA: Desde mi designación como Ombudsman MVS, la sensación entre mis colegas fue de contraste. En algunos privó el escepticismo, mientras otros celebraron la iniciativa. Los reporteros muestran interés en el diálogo ético y los conductores de programas tienen presente la existencia de mi oficina que les observa como una conciencia crítica.
La ética se ha convertido en una presencia constante en la medida en que todos han constatado que, como ombudsman, aplico el mismo rigor para evaluar el trabajo de los conductores, los comentaristas, los reporteros o la empresa misma. La evaluación de las quejas de la audiencia o de las fuentes de información o de actores políticos y sociales está sujeta al mismo rigor, y se han dado casos en que las he desechado por infundadas.
HR: ¿Por qué es tan escasa la figura del defensor de la audiencia en la radio? ¿Cree que debería haber más radios con un ombudsman?
GA: La industria radiofónica mexicana nació al cobijo del poder político y casi todos los radiodifusores, desde casi siempre, han estado al servicio del gobernante en turno. Para la radio comercial –salvo contadas excepciones-, la ética es un accesorio decorativo.
Súmese a esto que la radio suele ser considerada como un medio con vocación más orientada al entretenimiento que al periodismo. En el caso mexicano, desde hace un par de décadas, los programas informativos y de opinión han tomado por asalto el dial. A ciertas horas es difícil encontrar música. Fuera de los noticieros de corte clásico, lo que abunda hoy son las revistas informativas con formato de farándula que privilegian la espectacularización de la noticia.
El relajamiento ético de la industria obedece a la subordinación al rating y el consecuente interés comercial como principal –y casi –única- premisa.
HR: ¿Puede volverse demasiado rutinario el trabajo de un defensor de la audiencia? Me refiero a que puedes terminar hablando de los mismos temas, respondiendo el mismo tipo de preguntas…
GA: Toda actividad profesional puede ser tan monótona como la persona que la realice. El periodismo tiene la virtud de ser tan diverso como la vida misma, así que no hay tanto espacio para la monotonía. O sí, depende de cada quien.
En mi caso, no he encontrado espacio para el aburrimiento.
HR: ¿Cuáles son los temas de los que más le gusta hablar en tu programa del defensor de la audiencia en MVS?
GA: Suelo dedicar tiempo a los retos del periodismo mexicano en su actual coyuntura, a la relación prensa-gobierno, a las presiones a las que está sujeto, y trato de vincularlo siempre con los derechos de las audiencias. En la medida en que el radioescucha se familiariza con estos temas, contribuyo a la generación de audiencias críticas.
HR: ¿Cree que el ombudsman va a terminar siendo reemplazado en el futuro por la interacción directa entre los medios y sus audiencias a través de las redes sociales?
GA: De ninguna manera. Los defensores del lector, del radioescucha y del televidente no somos agentes de relaciones públicas ni nada parecido a los llamados community manager. Los ombudsman estamos para defender y promover los derechos de las audiencias y para contribuir a elevar los estándares éticos de los medios.
HR: ¿Cómo puede un ombudsman ser independiente si el medio en el que trabaja es el que le paga? ¿Al recibir un sueldo no compromete su independencia?
GA: El contrato entre un medio y su ombudsman es elevadamente moral. Pero debe quedar por escrito. La mayor parte de los medios en el mundo que tienen esta figura garantizan la independencia de criterio del defensor mediante cláusulas que aseguran su permanencia en el puesto a pesar de lo incómodo que puedan resultar sus resoluciones o sus posiciones críticas hacia los periodistas y el propio medio.
Como todo mecanismo de autorregulación, sus documentos y su actuación son públicos. Tal exposición es la mayor garantía de independencia de un ombudsman.
HR: ¿Qué otras experiencias de defensores de la audiencia en otros medios del mundo admiras o destacaría?
GA: Cada experiencia es única. Conozco a la mayor parte de los ombudsman en el mundo y su trabajo está determinado por la realidad particular de su país. Mi asombro es permanente ante el conjunto.