Consulta: Mucho se habla de la responsabilidad de los medios para no revictimizar a mujeres, pero también se habla de la importancia de contar y hacer visibles sus historias. Si bien nuestro trabajo final puede no revictimizar, ¿cómo nos acercamos a las víctimas y conocemos sus historias sin revictimizar? Gabriel /México
Responde Yolanda Ruiz
Dos palabras importantes para tener presentes a la hora de relatar historias de violencia: respeto y empatía. Los periodistas no podemos cruzar las líneas rojas que cada víctima tenga a la hora de relatar su historia. Algunas mujeres darán muchos detalles, otras preferirán guardar silencio y el periodista debe saber leer y entender las diferencias en cada caso. Es obligación del periodista cuidar el lenguaje para no justificar de ninguna manera una agresión o poner la responsabilidad de lo que pasó en la víctima. Nunca una mujer agredida es responsable de esa agresión. Es importante analizar bien si se requieren adjetivos o no porque muchas veces cuando hay dolor y tragedia, la sencillez en el relato ayuda a narrar con mayor precisión, sin amarillismo, sin morbo y sin revictimizar. Al entrevistar a una mujer víctima de una agresión la empatía permite entender que antes que una historia para relatar hay un ser humano que sufre y un problema inmenso que la sociedad tiene que resolver. Cuando se narran historias de violencia contra la mujer siempre se necesitan elementos de contexto para ayudar a comprender y denunciar el fenómeno de la violencia de género. Es importante también dar información de servicio sobre cómo se puede obtener ayuda y qué recursos existen cuando se presentan agresiones a una mujer.
Retomo una frase del maestro Javier Darío Restrepo en una respuesta del Consultorio ante una pregunta similar: “Hay que ir más allá de contar una historia; se trata de activar el potencial pedagógico que contienen los hechos".
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