Premio Gabo 2025: la respuesta del mejor periodismo a la declaración de guerra de dictadores, autoritarios y corruptos

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Por Mónica González*, corresponsable del Consultorio Ético de la Fundación Gabo


La Fundación Gabo entrega la selección del mejor periodismo que se hace en estos días en Iberoamérica en los precisos momentos en que asistimos —en vivo y en directo— a un genocidio en la Franja de Gaza, provocado por el bloqueo a la ayuda humanitaria y ataques militares ordenados por el gobierno israelita de Benjamín Netanyahu. En horas en que los bombardeos cruzados de Israel e Irán amenazan con desencadenar una guerra más allá de la estela de muertos y destrucción en Medio Oriente. Y cuando la guerra en Ucrania sigue arrasando con la vida.

Festejamos al mejor periodismo de nuestra tierra en días en que en las calles, hogares y recintos universitarios de varias ciudades de Estados Unidos se respira terror y violencia por las redadas masivas para “cazar” inmigrantes latinoamericanos, que despliega la agencia estadounidense ICE y la Guardia Civil. Y cuando el rechazo a esa persecución eleva tono y potencia, poniendo en jaque el autoritarismo del presidente Donald Trump a solo cinco meses de haber asumido el poder. En horas en que el terror se acrecienta por el asesinato de una congresista demócratas catalogado por autoridades de ese país: “por móviles políticos”.

Lo hacemos en los momentos en que cientos de mujeres y hombres rastrean la tierra en distintos estados de México buscando a sus más de cien mil seres queridos desaparecidos por la acción del crimen organizado en concomitancia con ese otro poder corrupto que dirige hilos del mundo militar, económico, político y judicial. Y cuando otros grupos de mujeres buscan saber cuantos latinoamericanos convertidos en “prisioneros de guerra” han sido enviados a la mega cárcel que puso a disposición de Donald Trump el presidente de El Salvador, Nayib Bukele.

En los días en que Violeta Chamorro, primera mujer electa presidenta de Nicaragua, recibe múltiples homenajes de respeto y admiración al fallecer en Costa Rica, país al que fue obligada a exiliarse por la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo. Nuevos encarcelamientos y permanentes purgas en fuerzas militares y políticas de Nicaragua ilustran la represión con que mantienen el control de ese país.

Enarbolamos la bandera del mejor periodismo cuando en Colombia el atentado contra el candidato presidencial Miguel Uribe Turbay amenaza con nuevos episodios de la violencia política y criminal que por décadas ha asolado ese país. Y con grandes diferencias: hoy el dinero que maneja el crimen organizado es mucho mayor, y sus estructuras —transnacionales— son mucho más sofisticadas y potentes, logrando permear el poder político, económico y militar de varios países del continente.

Y en el preciso momento en que la Fundación Gabo cumple 30 años y premia al mejor periodismo de la región, esos trabajos dan cuenta de que enfrentamos una de las peores crisis de la democracia, la libertad, la seguridad, la justicia y el acceso a la información oportuna y veraz en la historia reciente de América y el mundo.

Al revisar crónicas, imágenes y producción sonora y audiovisual, emerge la textura de quiénes hacen hoy el periodismo regional de excelencia. Son equipos imbuidos de la convicción de que es necesario trabajar duro y con nuevas y mejores técnicas para defender la libertad y derechos mínimos de los ciudadanos. Sí, hay coraje, y mucho, pero también ética, rigor y, sobre todo, sentido de urgencia. La búsqueda sin tregua de pistas —que develen el meollo de las historias, la trastienda, los rostros, el poder real— se mastica. Se toca. Se huele. Y se identifica el hoyo negro; el forado que corroe las instituciones: la corrupción sistémica. Precisamente allí donde se anida el poder de multiplicación del crimen organizado.

Ese periodismo ético, riguroso y de excelencia, que emerge de la colaboración entre profesionales de la principal red de periodistas de Iberoamérica, irrumpe con un clamor que remece: el derecho a la vida está hoy en peligro letal en nuestra tierra.


Crimen organizado, el poder que corroe y mata

Recorrer textos, imágenes y archivos sonoros de muchas de las historias que hoy entregamos estremece. La estructura del crimen organizado está diseccionada en distintas aristas. En ellas, miles de ciudadanos pierden la vida y otros miles deben vivir aterrorizados. Y lo evidente: nuestros estados han retrocedido al mismo ritmo que ese poder letal los fue penetrando y carcomiendo. Allí están las historias de víctimas y victimarios y de los responsables del círculo de impunidad que los protege. Periodismo para actuar y para la historia. Para que nadie diga que nunca lo supo.

Es lo que hace el equipo del medio Vorágine, con su reportaje “Chiquita Republic”, increíble investigación sobre el juicio histórico a la industria bananera por el financiamiento del paramilitarismo. Y a la impunidad con que actuaron en Colombia. Nominado en la categoría Cobertura, se sumerge en terreno y hace las conexiones secretas entre actores empresariales y estructuras criminales que dejaron un balance de muerte y destrucción durante el conflicto armado que asoló parte de Colombia. Cuando ese conflicto nuevamente amenaza, este relato expone la trama que acusa —con datos concretos— a figuras políticas, empresariales y multinacionales de la agroindustria. Un modelo para el ejercicio de memoria cuando el negacionismo y la ausencia del Estado abandonan el derecho a la vida, a la verdad y a la reparación.

Algo similar logró un equipo de 15 periodistas de Perú y Estados Unidos, como parte de una alianza entre Mongabay Latam y Earth Genome (especializada en análisis satelital del territorio), en “Los vuelos de la muerte: líderes indígenas asesinados en un territorio invadido por 67 narcopistas”, trabajo de más de un año nominado en la categoría Cobertura. Esta vez el uso de herramientas de Inteligencia Artificial permite develar la densidad del crimen organizado, y su impacto en pueblos indígenas. Se internaron en tres regiones de la Amazonía peruana —Huánuco, Pasco y Ucayali— hoy, con Madre de Dios, epicentro de la violencia letal por la disputa de las millonarias ganancias del tráfico de drogas y la minería ilegal. Detectaron 67 pistas de aterrizaje clandestinas utilizadas por las bandas criminales en la Amazonía de Perú, y rastrearon a responsables de asesinatos de 15 líderes de las comunidades indígenas rodeadas de bandas criminales.

Siguiendo con la disección del crimen organizado, hay que mirar con atención “Guerra por el oro bajo tierra”, nominado en la categoría Imagen. En esta pieza televisiva de Los Informantes, de Caracol TV, está la historia del explosivo conflicto que se anida en las profundidades de Buriticá, Antioquia. Allí el poderoso cartel Clan del Golfo tomó el control del 60% de la mina de oro más grande y rica de Colombia. Y lo hizo desplazando a la multinacional china Zijin. La guerra subterránea que se libra a 700 metros bajo tierra está dejando muertos y heridos.

Las historias de quienes rodean al crimen organizado no deben quedar ocultas. Así lo entiende el buen periodismo. Sobre todo, si son mujeres víctimas de explotación. Un equipo de la BBC News Brasil logró rescatar, desde la Amazonía brasileña, los testimonios de mujeres que narran los peligros que enfrentan como trabajadoras sexuales en los campamentos ilegales donde el crimen organizado extrae oro: “Sexo, oro y violencia: La peligrosa vida de las mujeres en los garimpos de la Amazonía”, nominado en la categoría “Imagen”. 


Los muertos de nadie hoy tienen rostro y acusan

Desde hace algún tiempo algunos medios nos hablan de esos hombres, mujeres y niños —a veces solo bebés— que cruzan ríos y selvas a pesar de arriesgar desaparecer en el intento por llegar a un lugar donde se pueda vivir. Esta vez es diferente. Porque varios de los trabajos nominados nos obligan a hacernos cargo de cifras. Un número brutal que se obtuvo con la elaboración de una base de datos propia de aquellos que fallecen, y de por qué miles mueren en el camino. 
Es lo que hizo la investigación conjunta de El Universal (México), The Washington Post (EE.UU.) y Lighthouse Reports al rastrear por meses a los muertos por ahogamientos en 13 condados texanos y tres estados mexicanos que atraviesa el Río Bravo. Nominado en la categoría Cobertura, “Río Bravo, el caudal de los mil migrantes muertos” es un viaje al corazón del inhumano endurecimiento de las políticas migratorias y de la militarización a ambos lados de la frontera.

Si las fronteras entre EE.UU. y México se han militarizado para optimizar la criminalización de inmigrantes que vienen del sur, eso no ocurre con el conflicto bélico de gran tonelaje que enfrenta a los dos grandes carteles del crimen organizado que se disputan territorios: Cártel Jalisco Nueva Generación y Cártel de Sinaloa. Es la guerra que nos cuentan Pablo Ferri y un equipo de El País en “Chiapas, territorio tomado”. Un viaje por el Estado más pobre de México.

Es precisamente ese enfrentamiento el que ha obligado a los inmigrantes a utilizar rutas clandestinas más azarosas y letales. Es lo que narra el fotorreportaje de Federico Ríos, “Cruzando el infierno del Darién”, para El País semanal, nominado en categoría “Fotografía”. Saber que un millón de personas que venían de más de 100 países cruzaron los últimos cuatro años esa selva que retrata Ríos, para llegar a EE.UU., es un dato que requiere ser masticado. Peor aún: lo que no se sabe es cuántos murieron en el intento. No tienen tumba.

Excavar la tierra para buscar nuestros muertos y terminar con el horror de no saber qué les pasó. Buscar nuestros muertos para darles sepultura y honrar a nuestros ancestros. Excavar, buscar, para que nunca más…  Es lo que hacen cientos de hombres y mujeres en distintos territorios del continente.

Y es lo que nos cuenta en este pódcast de investigación nominado en la categoría Audio, presentado por el periodista Bryan Avelar (El Salvador) y realizado por profesionales de Sonora (México) y Revista Fáctum (El Salvador): Humo: Murder and Silence in El Salvador. Se inicia con el hallazgo de una fosa clandestina en Chalchuapa, en 2021, y revela la crisis que se ha intentado ocultar: los desaparecidos en El Salvador. Lo que parecía ser un asesino en serie abrió la compuerta de otro patrón de violencia: la verdadera cara de la política de seguridad de Nayib Bukele. Aquí, son las familias las que buscan a sus desaparecidos. La historia de un país que pasó de la esperanza democrática al autoritarismo. Un reportaje que nos narra al oído la verdad del poder corrupto que obliga a nuestros periodistas a partir al exilio.

La criminalización de los inmigrantes se expande por el mundo. Sus víctimas se acumulan sin que se advierta en la gobernanza mundial ni un intento por acotar muertes. También en Europa. Es lo que devela en forma magistral el reportaje publicado en El País (España), “Refugiados encerrados como animales y deportados como criminales, con dinero de la UE”, nominado en la categoría “Cobertura”. Esta investigación de diez meses, en la que participaron 21 periodistas y nueve medios de 12 países de Europa y Asia, logró hacer el mapa de una red de centros de internamiento de miles de inmigrantes en Turquía, en donde se les somete a tortura y violencia para que acepten deportaciones forzosas. Develó que en los últimos años decenas de miles de migrantes y refugiados —principalmente sirios, afganos, y también latinoamericanos— han sido encerrados en cárceles habilitadas con dinero de la Unión Europea. Desde 2016, Ankara ha recibido de la UE más de 11.500 millones de euros destinados a las necesidades de los refugiados. La investigación constató torturas, hacinamiento y varios casos de asesinatos y muertes violentas. Pero los gobiernos de la Unión Europea prefieren silenciar su existencia y que Turquía haga el trabajo sucio en su frontera oriental.
 

Historias que estremecen

No fue una premonición a la guerra que le declaró a los inmigrantes latinoamericanos Donald Trump el 20 de enero pasado, cuando asumió el poder. Lo que hizo el antropólogo y cronista salvadoreño Juan Martínez D’aubuisson, para Redacción Regional, es lo mismo que lleva años intentando visibilizar: el abuso y la discriminación contra migrantes haitianos que huyen de un país que no garantiza ni el más mínimo derecho a sus habitantes. Allí, en Haití, las bandas criminales tienen el poder. Sin maquillaje lo proclaman. En “Buscando a Mikelson: un apartheid en el Caribe”, uno de los diez reportajes nominados en la categoría Texto, Martínez inicia su investigación con la búsqueda de un migrante haitiano lanzado desde un tejado por un policía en República Dominicana. Si lo acompañamos en su viaje, seremos testigos de la historia de ese hombre que Martínez supo reconstruir y que devela uno de los sistemas de segregación racial más brutales y silenciados del continente.

Otra forma de violencia que alimenta esta crisis es la policial. La usan a destajo gobiernos autoritarios en estos días, alentadas por la presión de una población que pide combate frontal contra la delincuencia. Son policías que cuentan con apoyo de gobiernos sin respuestas para el crimen organizado. Y en Brasil una vez más la Revista Piauí nos revela con una exhaustiva investigación, liderada por Marcelo Pasqualoto Canellas, que Bahía se ha convertido en el estado con la policía más letal del país, superando incluso a Río de Janeiro. Actúa como máquina de matar. (“Triste Bahia - como age a polícia que mais mata” nominada en la categoría Texto).
 

La otra violencia

Si las prácticas de corrupción —nuevas y viejas— cruzan todos nuestros nominados por la excelencia de sus trabajos, una investigación destaca. La serie El presupuesto secreto de Arthur Lira, nominado en la categoría Cobertura, constituye un modelo para armar de una importante manipulación del sistema democrático: el presupuesto de la Nación usado como moneda de cambio para tratos espurios. Aquí el periodista Breno Pires, de Revista Piauí (Brasil) revela cómo el presidente de la Cámara de Diputados de ese país, Arthur Lira, convirtió el presupuesto secreto de la corporación en poderosa herramienta para chantajear y acumular poder. Lo que revela puede estar ocurriendo en este mismo momento en otros Parlamentos del continente. Su impacto fue demoledor: por primera vez el poder al interior de la Cámara de Diputados pasó a ser investigado en profundidad. Cayó el blindaje. La opinión pública se empoderó y debatió sobre los límites de la autonomía legislativa en la gestión del gasto público.

En este mismo registro se ubica otro pódcast, finalista de la categoría Audio, que nos cuenta lo que ocurre en Argentina con su presidente Javier Milei, otro de los gobernantes del continente que le ha declarado públicamente la guerra al buen periodismo. La serie documental sonora “Sin Control. El Universo de Javier Milei” es una radiografía a una figura clave de la ultraderecha global. Producido por El País Audio y Anfibia Podcast, analiza su estilo confrontativo, su programa económico libertario (aplaudido por el club de los multimillonarios tecnológicos) y la compleja dinámica de poder que lo rodea. A través de múltiples voces retrata también la influencia de Milei en la batalla cultural y política de la derecha internacional.

Los rostros de nuestra gente recorren cada uno de los trabajos nominados por la excelencia de su registro, investigación, captura de realidades y emoción. Son historias de nuestra identidad. Es lo que hace el fotógrafo gallego Adra Pallón en “Lumes”, nominado en la categoría Fotografía. Detenerse en sus imágenes es capturar el abandono político de territorios periféricos y sus consecuencias devastadoras. Pallón retrata la demotanasia, el proceso silencioso por el que se condenan a pueblos enteros a la desaparición. Imágenes en las que el fuego —lume, que antes era símbolo de calor y hogar— se ha transformado en emblema de destrucción. Pallón desnuda un modelo social que muere: el de una Galicia profunda que arde mientras espera.

Otro rostro en el que vale la pena detenerse es el de Jorge González. En el pódcast Necesito poder respirar, de Podium Podcast Chile, nominado en la categoría “Audio”, se cuenta la poderosa vida del líder del grupo de rock más emblemático del Chile de los años ’80, en plena dictadura: Los Prisioneros. Un joven dispuesto a perderlo todo por no traicionarse


La memoria y la esperanza

Y como alimentar la esperanza es función primordial del buen periodismo, en esta celebración de los 30 años de la Fundación Gabo, la esperanza está presente en cada uno de los trabajos escogidos como lo mejor de lo nuestro. Aquí va una muestra. El trabajo “Escucha Chile, la voz de la solidaridad”, nominado en la categoría “Audio”, es la historia de una emisión que se transmitía a 15 mil kilómetros de Chile (desde Radio Moscú), y se escuchaba en onda corta; cuya información cada noche —con nombres de detenidos en cárceles secretas, condenados en Consejo de Guerra o de sus victimarios—, permitió salvar la vida de muchos chilenos bajo la dictadura de Pinochet. Este pódcast de SONORA.media recuerda que aún en la noche más oscura de la represión, el periodismo ético puede salvar vidas.

Y esto no es arqueología. Es la constatación de que la memoria es un eje de la defensa de la democracia y el derecho a la vida. Como lo hicieron Jacinto Godinho y Carlos Oliveira con su trabajo para la Radio y Televisión de Portugal: Os olhos da revolução, nominado en la categoría Imagen. Allí encontramos escenas nunca antes vistas de aquella jornada épica del 25 de abril de 1974, cuando la rebelión militar , la Revolución de los Claveles, puso fin a la larga dictadura y dio inicio a la independencia de las colonias africanas.

Imposible no recordar cuán distinto era nuestro entorno global al momento en que Gabriel García Márquez convocó a su compatriota Jaime Abello para pensar, imaginar y concretar una fundación para capacitar y fortalecer el periodismo que defiende la democracia, la libertad y la vida. Era 1994. Y un 12 de abril de ese año Israel y la OLP (Organización para Liberación Palestina) llegaban a un histórico acuerdo para que una policía palestina de 9 mil hombres se desplegara por Gaza y Jericó, hasta ese momento ocupadas por fuerzas militares de Israel. La guerra llegaba a su fin. El 15 de octubre de ese mismo año Yasir Arafat, presidente de la OLP, Simón Peres, ministro de Asuntos Exteriores de Israel, e Isaac Rabin, Primer Ministro israelí, recibieron el Premio Nobel de la Paz de 1994 "por sus esfuerzos para alcanzar paz en Oriente Próximo".

Ese mismo año, el 10 de mayo, otro hecho histórico remeció al mundo. Nelson Mandela, el dirigente sudafricano que pagó con 27 años de cárcel su lucha contra el apartheid, se convirtió en el primer presidente de raza negra de su país. La elección puso fin a 342 años de dominio blanco y 46 años de brutal discriminación racial.

La esperanza se encendía en el mundo. Cuando en 1995 García Márquez y Abello pusieron en marcha la Fundación Gabo (entonces Fundación para el Nuevo Periodismo Iberoamericano, FNPI), con connotados maestros de periodistas, había clima de festejos. A los dos hechos anteriores se sumaba la conmemoración de los 50 años del fin de la Segunda Guerra Mundial y los 50 años de la creación de Naciones Unidas. El meollo de la nueva gobernanza mundial para evitar el horror.

Poco antes de que terminara ese año 95, el horror regresó. El 4 de noviembre de 1995, Isaac Rabin fue asesinado en Tel Aviv, por un fanático israelita opositor a los acuerdos de paz. Y lo hizo precisamente después de una concentración a favor de los acuerdos de paz de Oslo. Aquello no hizo más que reforzar la decisión de García Márquez, secundado por Jaime Abello, de la importancia de reforzar el buen periodismo.

Hoy, Donald Trump y otros gobernantes de ultraderecha del mundo les han declarado la guerra a los inmigrantes, a las universidades, a la inteligencia, y a todo aquel que esboce una crítica a sus intentos de poder total. Y, por cierto: al periodismo independiente, riguroso y ético. En esa misma trinchera, se ubican tres de las mayores fortunas del mundo: Elon Musk, Jeff Bezos y Marck Zuckerberg, dueños del poderoso oligopolio que controla la más completa base de datos de los ciudadanos del planeta. Un poder que nadie ha tenido antes en la historia de la humanidad sobre tantos miles de millones de personas.

Es el poder que le ha declarado la guerra a la democracia y al periodismo independiente. La industria de la desinformación para inocular miedo.

La respuesta a esa declaración de guerra está en la excelencia de estos 50 trabajos del mejor periodismo de Iberoamérica. Todos remecen, informan, estremecen, emocionan y señalan caminos para seguir viviendo en democracia. Para seguir enarbolando el derecho a amar y soñar. La Fundación Gabo es la red de periodistas más importante de Iberoamérica. Nos debemos a quienes nos hacen buscar, rastrear, estudiar y trabajar en equipo para informar y contar nuestras historias: nuestra gente. Formamos un inmenso grupo de periodistas que estamos más conscientes que ayer que tenemos la mística, los conocimientos y la fuerza para seguir. Y que nuestra principal arma es que sabemos que no somos héroes ni villanos, tampoco payasos y, menos, iluminados: sólo periodistas.


*Mónica González, corresponsable del Consultorio Ético, es presidenta del Consejo Rector de la Fundación Gabo —órgano rector del Premio Gabo—, y fue miembro del jurado final de la categoría Cobertura en el Premio Gabo 2025.