¿Los medios de comunicación pueden descalificar los movimientos sociales o manifestaciones? Al menos en mi país, noto que la prensa mediante titulares, notas y videos criminalizan la protesta. ¿Por qué los medios de comunicación le dan más difusión a los "actos de vandalismo"?
Respuesta de Javier Darío Restrepo
Como en todo lo que se refiere a las opciones políticas que contempla la sociedad, en casos como este el servicio de periodistas y medios es el de una información completa y creíble.
Y esta clase de información no es ni a favor ni en contra de alguien o de algo, sino centrada en los hechos y dirigida al incremento y consolidación del bien común.
Conocer con exactitud lo que sucede es un derecho de los ciudadanos, sin anteojeras ideológicas o de partido, ocultamientos de la verdad o falsedades tácticas.
Una ciudadanía bien informada está en condiciones propicias para actuar con sabiduría y sensatez política y lejos de las ciegas reacciones emocionales. No es tarea del periodista ni del medio trazarles líneas políticas a sus audiencias. Hacerlo es atribuirse un papel que contradice y anula el deber ser del periodismo que, después de construir confianza, aporta una información tan creíble que puede ser utilizada por los ciudadanos para construir sus decisiones políticas.
El periodista, por tanto, respeta la autonomía y libertad de cuantos reciben su información, al mismo tiempo que les presta la ayuda necesaria para decidir políticamente sin manipulaciones ni presiones autoritarias.
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¿Puede una noticia influir en el renacimiento de un conflicto armado?
Respuesta de Mónica González
En este caso, como en la mayoría, no es bueno generalizar. No todos los medios de comunicación descalifican las organizaciones sociales y sus manifestaciones de protesta y/o demandas económicas. Lo que sí ha aumentado es la criminalización de la protesta social al destacar sobre todo el vandalismo que desatan grupos violentistas acotados, muchas veces sin ninguna identificación ni con los manifestantes ni sus reivindicaciones y que se dedican a saquear y destruir lo que encuentran a su paso, incluyendo el ataque a los equipos de prensa. El buen periodismo debiera informar sobre el sustento y contexto de los petitorios de esas organizaciones, su identidad y realidad y, al mismo tiempo, buscar datos que le permitan a la audiencia formarse una imagen de quiénes son esos grupos vandálicos, qué buscan, a qué obedece su accionar y de cómo interactúan con manifestantes y con la policía. Esto último es importante pues a veces se trata de provocadores. Es cierto, la miseria o falta de oportunidades, o la desintegración de la familia y padres drogadictos o alcoholizados, pueden hacernos entender la indignación, pero no justifican la violencia con la que actúan muchos de esos jóvenes. Pero sí entregan información relevante para saber quiénes requieren atención del Estado y quiénes son ya delincuentes avezados que buscan en la pelea callejera adiestramiento criminal. Como sea, esa criminalización demanda trabajo serio por parte de periodistas, reporteros gráficos y camarógrafos: trabajo de equipo le llaman.