¿Se puede decir que hacen o ejercen el periodismo las personas que trabajan en la comunicación institucional de instituciones científicas o médicas, que reciben salarios de esas instituciones y mandan gacetillas a los medios de comunicación?
Respuesta de Mónica González
Uno de los problemas éticos que enfrenta el ejercicio del periodismo es la no diferenciación entre el ejercicio de la profesión en medios de comunicación y el que se hace en la comunicación institucional estratégica de grandes empresas, gobiernos, ministerios e instituciones públicas y privadas. Quienes ejercen esta última función no pierden su condición de periodistas. Hay que puntualizar que “mandar gacetillas a medios” es lo que antes se denominaba relaciones públicas, la que ha derivado a la comunicación estratégica que requiere de una formación muy especializada en marketing, sociología y técnicas avanzadas en audiovisual, entre otros. Así, las grandes empresas e instituciones hoy reclutan a los mejores periodistas para esa función ofreciendo remuneraciones muy por encima de lo que pagan los medios de comunicación.
El problema es que las exigencias éticas para los periodistas que se desempeñan en la comunicación estratégica se han diluido hasta llegar a cero; mientras que para los que trabajan en medios son mayores, ya sea por veracidad, transparencia de las fuentes y la distancia que se debe tener con el poder.
Por ejemplo, si en una información oficial una empresa, gobierno o ministerio falta a la verdad en un asunto importante, que incluso ha provocado daño a la población, nadie interpela al periodista que diseñó esa estrategia de comunicaciones. Queda en la trastienda.
Lo peor ocurre en la interacción entre el periodista que trabaja en una empresa o institución y el que lo hace en un medio. El primero intentará que el segundo solo publique aquellos aspectos de la noticia que no afectan los intereses de la institución que representa; de allí que el debate por la necesidad de separar ambas funciones cobre nuevos bríos en varios países.
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Respuesta de Gumersindo Lafuente
Es muy importante distinguir entre comunicación y periodismo. Aunque los periodistas pueden tener habilidades para trabajar en ambos campos es muy peligroso confundirlos.
La pregunta que nos plantea se refiere concretamente a instituciones científicas o médicas, que en una primera lectura pueden aparecer como desprovistas de los riesgos de manipulación o intoxicación que sí tienen otras relacionadas con la política, la economía o la seguridad. Sin embargo la realidad es otra. En los ámbitos científicos y médicos hay todo un mundo de intereses ante los que el periodista nunca puede bajar la guardia. Esto no significa que desde el campo de la comunicación no se pueda hacer un trabajo digno y útil, pero nuestra obligación es filtrar, valorar y comprobar todo lo que se nos cuente.
Respuesta de Javier Darío Restrepo
Es un periodismo especializado como el que hacen en las redacciones el redactor deportivo, o el político, o el económico, o el de cultura, etc.
Y así como a estos redactores les paga el periódico, el canal o la emisora, a estos otros les paga la institución.
La diferencia en uno y en otro caso provendría del propio periodista que, al informar, se pone al servicio de una institución o empresa y no de sus receptores. Que sería el caso, por ejemplo, del redactor político puesto al servicio de un partido, de un candidato, de un político o de un gobernante. Sucedería algo parecido si el periodista institucional estuviera al servicio de la institución que le paga y no de los que reciben su información. En estos casos la falla ética puede ser la de convertir en negocio privado lo que debe ser un servicio público.
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Para el periodista es un reto profesional lograr que su información vaya descontaminada de propaganda institucional y que, en cambio, sea una información útil para cualquier clase de lectores. Este sería -ya se ha dicho en el Consultorio- una información universal, calidad indispensable de la buena información periodística.
Al periodista que trabaja en oficinas públicas: las de prensa en los ministerios, alcaldías o gobernaciones, le corresponde un trabajo de mediación entre la institución pública o privada, y el público, similar al del periodista que trabaja en medios. En cualquier caso su tarea es la de proporcionar información de calidad a sus receptores, sin concesión alguna a lo propagandístico o a lo institucional.