¿Cómo narrar historias de migrantes que rompan con lo previsible? Con esa pregunta central como telón de fondo, la periodista y maestra venezolana Luz Mely Reyes guió durante dos semanas el trabajo de 18 periodistas de Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, Perú y Uruguay que se reunieron virtualmente para profundizar y reforzar conceptos sobre la migración y su vínculo con el desarrollo sostenible, y para discutir, como en una sala de redacción, estrategias y decisiones prácticas para la cobertura periodística de procesos de movilidad humana.
Reyes hizo notar a los periodistas que muchos de ellos mismos son migrantes. El mundo atraviesa una época histórica en que las poblaciones migratorias tienen cada vez más protagonismo en la vida social y económica de los países de origen y de destino. Grandes flujos migratorios como los de los sirios expulsados por la guerra, los centroamericanos que viajan hacia el Norte o los venezolanos que buscan oportunidades en el extranjero convirtieron a esas poblaciones en foco de agendas políticas y mediáticas en la región y en el mundo.
Pese al lugar destacado de las migraciones en el debate público actual, en los medios de comunicación sudamericanos aún escasean los periodistas dedicados exclusivamente a cubrir temas migratorios y capacitados para esa tarea. Según Reyes, en un contexto global en el que proliferan los discursos xenófobos y antimigratorios, el periodismo en la región enfrenta el desafío de producir narrativas informadas, novedosas y desprejuiciadas para contar historias de migrantes que resulten atractivas y accesibles para audiencias más amplias y heterogéneas.
En el taller se trabajó bajo la premisa de que pensar a los migrantes como agentes del desarrollo es el tipo de perspectiva que el periodismo hoy necesita para cubrir los procesos de movilidad humana. Con la asesoría de expertos de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), los periodistas se interiorizaron sobre el lugar preponderante de las migraciones en los Objetivos de Desarrollo Sostenible fijados por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para 2030 y discutieron con Reyes y sus colegas acerca de sus propios proyectos grupales de coberturas periodísticas. A continuación, los aprendizajes del taller.
El momento histórico
En la actualidad, los migrantes internacionales representan cerca del 3,5%de la población mundial, según datos de la OIM. Esa cifra se mantuvo relativamente estable en las últimas décadas, aunque en años recientes la cantidad de migrantes en el planeta creció más rápido que la población total mundial. Casi la mitad de los migrantes son mujeres y tres de cada cuatro se encuentran en edad laboral.
A partir de 2015, la crisis humanitaria desatada en Europa por la llegada masiva de personas desde Asia y África, para la que muchos países no habían previsto medidas, puso a las migraciones al tope de las preocupaciones de los gobiernos europeos. En latitudes americanas, el fenómeno migratorio venezolano y las caravanas centroamericanas pronto confirmaron la naturaleza global de los problemas que enfrentan los estados en materia de movilidad humana. Desde entonces las migraciones han sido objeto de debates, decisiones y previsiones en distintos foros internacionales y especialmente en la ONU, cuyo Pacto Mundial para una Migración Segura, Ordenada y Regular lanzado en 2018 fijó las principales metas a seguir en los próximos años.
Aunque las migraciones constituyen procesos con varios milenios de historia, en el plano internacional aún no existe una definición universalmente aceptada de “migrante”. Los expertos de la OIM explicaron durante el taller que la Organización ha establecido una definición para sus propios fines: un migrante es toda persona que se traslada fuera de su lugar de residencia habitual, ya sea dentro de un país o a través de una frontera internacional, de manera temporal o permanente, y por diversas razones.
Más allá de la nomenclatura, la OIM trabaja junto a los distintos países para abordar las migraciones con un enfoque transnacional que piense en soluciones globales y duraderas. En el último año, la coyuntura de la pandemia de COVID–19 planteó desafíos nuevos a la vez que expuso o resignificó problemas estructurales. Tal como señaló Aleksandar Arnikov, experto de la OIM, la tendencia a las restricciones fronterizas provocada por la crisis sanitaria, sumada a las vulnerabilidades específicas de las poblaciones migratorias frente al virus debido a las condiciones precarias de su acceso a la salud, crearon un escenario en el que el trabajo mancomunado para alcanzar un paradigma migratorio “sin dejar a nadie atrás” se tornó más necesario que nunca. Y aún más en un contexto que favorece que los discursos de rechazo a los migrantes, a menudo señalados como chivos expiatorios de la crisis, ganen espacio en la opinión pública.
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Narrativas en disputa
¿Cómo debe manejarse el periodismo en estas coordenadas? ¿Qué historias de migrantes y con qué perspectivas merecen ser contadas en el contexto actual? ¿Con qué herramientas cuentan los periodistas para desarticular las narrativas políticas y mediáticas que estigmatizan a los migrantes y repiten prejuicios socialmente sedimentados durante años y años?
Según Reyes, el imaginario antimigración “trabaja sobre creencias ya establecidas y explota falsos argumentos económicos (‘los migrantes nos roban empleos y servicios públicos’), identitarios (‘la diversidad destruye nuestra forma de ser’) y de seguridad (‘son potenciales delincuentes o terroristas’)”. Esos discursos tienen alta capacidad viral y contribuyen a que los migrantes sean vistos como una amenaza en los países de destino. Reyes observó que ese no es un fenómeno nuevo: así como en la actualidad, por ejemplo, existen narrativas que criminalizan a los venezolanos en Colombia, en el pasado ocurrió lo mismo con los colombianos en Venezuela.
Durante el taller, los periodistas recibieron sugerencias de la maestra para enfocar temas migratorios sin prejuicios ni preconceptos pero también sin miradas revictimizantes ni moralizantes. Reyes destacó la importancia de contar historias humanas antes que números, ya que las cifras por sí solas no dicen nada e incluso engañan; de cuidar el léxico en las coberturas para evitar enunciados que generen alarmismo en las audiencias de los países de destino; de construir nuevos marcos narrativos para salirse de los aspectos ya demasiado explorados en los trabajos sobre migraciones; de informarse e intentar asimilar los diferentes marcos legales, nacionales y regionales en los que tiene lugar la movilidad humana; de adoptar una perspectiva de género, frente a la evidencia de que hay en marcha importantes procesos de feminización cuantitativa y cualitativa de las migraciones; y de evitar a toda costa la “pornomiseria”, es decir, de comprender que las historias de migrantes no pueden ser sólo historias de desgracia o de tragedia.
Los migrantes y el desarrollo sostenible
Una de las vías de entrada posibles para una nueva agenda periodística sobre las migraciones es pensarlas en función de su vínculo con el desarrollo de los países. Las migraciones internacionales ponen en circulación el capital humano, social, económico y cultural de millones de personas portadoras de habilidades, conocimientos, experiencias, redes, relaciones y recursos que producen impactos heterogéneos en las sociedades y las economías de acogida y de origen.
Roberto Cancel, experto de la OIM, destacó que las teorías sociales sobre la relación entre migración y desarrollo fueron variando a través del tiempo. En los años 50’s y 60’s, al calor del modernismo, se asumía que la causa principal de las migraciones era la falta de recursos, y que, por lo tanto, más desarrollo conllevaría menos migración. En los años 70’s y 80’s, con el auge de la Teoría de la Dependencia, comenzó a pensarse en la migración como un factor que obstaculizaba per se el desarrollo de los países de origen, que perdían recursos humanos debido a procesos como la llamada “fuga de cerebros”. En los años 90’s hubo un nuevo giro en el discurso y se dio mayor importancia al contexto: siempre que la migración sea ordenada y regular, puede ser un factor de impulso al desarrollo y el motor de una “triple ventaja” de la que se benefician el país de origen, el país de acogida y el propio migrante.
En los últimos años, la ampliación y complejización de la propia idea de “desarrollo” trajo consigo una nueva mirada sobre su relación con las migraciones. Hoy ese vínculo se piensa como un proceso complejo de alimentación bidireccional e interdependiente. Un buen ejemplo de ello es la conexión no lineal que existe entre crecimiento económico y migraciones. Cuando los ingresos de un país de origen crecen, inicialmente la migración también tiende a crecer, ya que una mejora en los ingresos ofrece mejores recursos para migrar. No obstante, cuando esos ingresos se equilibran con los del país de destino, el estímulo a la migración decrece y entonces la tendencia se revierte.
Al formular su Agenda 2030, la ONU consideró que asimilar estas nociones y alcanzar un paradigma mundial de migración “ordenada, segura, regular y responsable” será crucial para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) fijados para esa fecha. De hecho hay referencias directas a temas ligados a las migraciones (movilidad estudiantil, trata de personas y explotación, migración laboral y empleo, gobernanza migratoria;,remesas y datos sobre migración) en varios de los ODS (educación de calidad, igualdad de género, trabajo decente y crecimiento económico, reducción de las desigualdades, paz, justicia e instituciones sólidas, alianzas para lograr los objetivos). A su vez, la Agenda 2030 también contiene objetivos en los que la migración aparece asociada indirectamente como un tema transversal e intersectorial.
Contar historias de migrantes que los describa como agentes activos del desarrollo de los países es al mismo tiempo un desafío y una oportunidad para el periodismo. Durante el taller, Reyes llamó a los periodistas a que reflexionaran sobre sus propios proyectos de cobertura en función de los ODS de la ONU, y a que tomaran decisiones conscientes de la agenda que sus trabajos ayudarán a construir. Para lo cual resulta indispensable, además, atender a las especificidades de los procesos migratorios del espacio y el territorio en el que se desenvuelve cada periodista.
La situación regional
Los números de las migraciones internacionales varían de región a región. Mientras que las poblaciones migratorias representan el 15% de la población total en Estados Unidos y el 12% en Europa, en América Latina son poco más del 2%. Se calcula que tres cuartas partes de la migración en América Latina y el Caribe (ALC) es intrarregional (con preponderancia de los migrantes de países limítrofes), lo que representa un cambio sustancial respecto de décadas pasadas: en 1970, por ejemplo, tres de cada cuatro migrantes residentes en ALC provenían de países extrarregionales.
Al igual que en el resto del mundo, la población nacida en el extranjero tiene un escaso peso relativo en la población total de la mayoría de los países de destino latinoamericanos. En la otra mano, ciertos fenómenos migratorios están produciendo cambios demográficos significativos en algunos países de origen. El caso más profundo es el de los venezolanos que salieron al extranjero en el contexto de la crisis política, económica y social que atraviesa su país: según datos de la Plataforma de Coordinación para Refugiados y Migrantes de Venezuela (R4V), actualizados a marzo de 2021, hoy hay cerca de 5,4 millones de migrantes y refugiados venezolanos en el mundo, de los que el 82% se encuentran en países latinoamericanos.
Ezequiel Texidó, experto de la OIM, se refirió a otras nuevas tendencias migratorias que se observan en este momento en ALC, tanto intrarregionales como extrarregionales. En Sudamérica se registra actualmente un aumento de la migración de procedencia caribeña, sobre todo de Cuba, Haití y República Dominicana, con un componente femenino fuerte. Texidó también mencionó la llegada de migrantes de otras regiones del mundo impulsada por grandes factores coyunturales, como la guerra en Siria, o por otras razones menos evidentes e investigadas, como las que conducen a una presencia creciente de senegaleses en países como Argentina y Brasil.
A lo largo del taller, Reyes insistió en que poner el ojo sobre esas poblaciones de migrantes con menor visibilidad es al mismo tiempo un mandato y una chance para las coberturas periodísticas sobre migraciones, en cuanto que en los últimos años comenzaron a agotarse los ángulos narrativos utilizados para contar los procesos con mayor luz mediática. Para renovar la mirada, a veces es necesario cambiar el foco.
Las fuentes y el reporteo
Como en todo trabajo periodístico, el foco y la mirada se alimentan a su vez del reporteo y el trabajo con las fuentes y los datos. Además de su advertencia sobre el uso descontextualizado de cifras, Reyes alertó sobre la necesidad de verificar siempre todos los números, incluso los oficiales, y de combinarlos con “fuentes vivas” obtenidas en el trabajo de calle. “Comparar los datos duros con lo que uno percibe es un ejercicio importante. Hay que estar en la calle, escuchar los acentos nuevos, ver qué comidas se venden. Es muy retador encontrar una historia en un mar de datos”.
Para eso es fundamental el recorte, es decir, la selección de información que hace el periodista a la hora de leer una estadística o un análisis especializado. La búsqueda de fuentes y datos debe dirigirse hacia las zonas menos exploradas desde la cobertura periodística. Según Reyes, queda mucho por investigar alrededor de temas que aún están dispersos, como los marcos legales migratorios de los distintos países, los planes de integración en las sociedades de acogida o el rol cada vez más protagónico de las mujeres en ciertos procesos migratorios.
Tanto en el trabajo inicial de reporteo como en la producción más fina de las historias, la colaboración entre periodistas de distintos países puede ser un activo muy valioso. Las migraciones son un fenómeno transnacional que requiere una perspectiva transnacional. En el propio taller, los periodistas trabajaron en varios grupos sobre proyectos de cobertura pensados en clave colaborativa y más allá de las fronteras.
Migraciones y medio ambiente
Uno de los temas que surgieron como puntos de interés en los intercambios entre colegas fue la relación entre las migraciones y el medio ambiente. La OIM define a la migración ambiental como el movimiento de personas que, debido a una transformación en el medio ambiente (que puede explicarse por el cambio climático y/o por otros factores) que incide negativamente en sus vidas, se ven obligadas a abandonar su lugar de residencia habitual, de forma temporal o permanente y dentro de su país o a través de una frontera internacional. En la actualidad, los desastres naturales producen casi el triple de desplazamientos humanos que los conflictos, las guerras y la violencia.
Pablo Escribano, experto de la OIM, dijo que para los próximos años se puede esperar que la mayor parte de los procesos de movilidad humana por motivos ambientales continúe siendo de carácter interno, y que el cambio climático sea cada vez un elemento de mayor peso entre las causas de las migraciones a nivel global. En ese marco, gobiernos e instituciones deberán trabajar para caracterizar mejor a las personas que migran por efectos ambientales, para definir prácticas y políticas de atención a la migración ambiental, y para pensarla en diálogo con otros múltiples factores que fomentan las migraciones. Desde el punto de vista del periodismo, el vínculo entre las migraciones y el medio ambiente es una agenda nueva y compleja, en la que parece haber una oportunidad para contar historias de las que aún no sabemos suficiente.
Sobre Luz Mely Reyes
Periodista venezolana, conferencista y tallerista internacional, emprendedora de medios digitales, cofundadora y directora general de Efecto Cocuyo, plataforma integral de periodismo. Es ganadora del premio Gabo 2018 por su participación en el trabajo transnacional Venezuela a la fuga, premio CPJ de libertad de expresión y premios Wola y Granco-Aleman de Derechos Humanos (2019). Lidera la iniciativa Venezuela Migrante, una plataforma de Efecto Cocuyo de periodismo útil para la población migrante y refugiada de su país. En 2016 cursó el programa de periodismo emprendedor en City University de Nueva York (CUNY). Fue becaria internacional de la Fundación Konrad Adenauer. Es analista, escritora y comentarista de la actualidad política en Venezuela.
Sobre el taller
El taller virtual ‘Cobertura de la migración y su vínculo con el desarrollo sostenible’, a cargo de Luz Mely Reyes, se realizó del 8 al 19 de marzo de 2021 y fue organizado por la Fundación Gabo y la Organización Internacional para las Migraciones (OIM). Participaron 18 periodistas de Sudamérica.