- La Fundación Gabo, con el apoyo del Ministerio de las Culturas y la Biblioteca Nacional, llevó a cabo en Aracataca, cuna del Nobel de Literatura Gabriel García Márquez, un taller de narrativas culturales, con énfasis en audioperiodismo, para 9 periodistas del Caribe.
- Así mismo, junto con Netflix, Proimágenes y la Alcaldía de Aracataca, ofreció una proyección del primer episodio de la serie de televisión ‘Cien años de soledad’ en la plaza del pueblo.
El 11 de diciembre de 2024, Aracataca despertó bajo una luz especial. La nueva serie de Netflix basada en Cien años de soledad, que se estrenaba ese día, había puesto al pueblo de Magdalena, Colombia, nuevamente en el radar global. Con ello, la tierra que vio nacer e inspiró a Gabriel García Márquez se convirtió en el escenario perfecto para diversos encuentros que buscaban perpetuar su legado narrativo desde este pequeño rincón del Caribe colombiano.
Mientras la plaza principal de Aracataca se preparaba para acoger, al atardecer, a centenares de invitados del municipio y todo el país para una proyección del primer episodio de la serie, a escasos 200 metros, en la Biblioteca Remedios la Bella, comenzaba la primera jornada del taller ‘Narrar el Caribe desde la mirada de Gabo: Estación Aracataca’. Organizado por la Fundación Gabo, junto con la Biblioteca Nacional de Colombia y el Ministerio de las Culturas, las Artes y los Saberes, este encuentro reunió a nueve periodistas culturales de diversos rincones del Caribe colombiano, que llegaron desde lugares como San Jacinto en Bolívar o Maicao en La Guajira, con historias en mano y expectantes por transformar su visión narrativa.
El taller fue liderado por María José Marroquín, periodista cultural, y María Jesús Espinosa de los Monteros, directora de PRISA Audio y experta en innovación radiofónica. Juntas diseñaron una experiencia que combinó teoría y práctica, con énfasis en el audioperiodismo y la exploración del realismo mágico desde un prisma sonoro. Un objetivo de esta actividad, que se extendió hasta el 12 de diciembre, fue “volver a esa tradición oral”, según explicó Espinosa de los Monteros: “Gabo era un gran escuchante, no solo de historias, sino también de la forma en que se las contaban sus abuelos, y eso él lo supo trasladar muy bien a su literatura”.
Daniel Marquínez, director de proyectos especiales de la Fundación Gabo, destacó el valor simbólico de la confluencia de estos dos eventos promovidos por la institución con sede en Cartagena, como parte de su programa ‘De 10 a 100’, que conmemora los diez años del fallecimiento del Nobel de Literatura y abre camino hacia la celebración de su centenario. “El legado de Gabo es una oportunidad, no un final. Este taller no solo impulsa nuevas historias, sino que también refuerza las capacidades narrativas del Caribe colombiano, un territorio destacado globalmente por su oralidad. Estamos reconociendo esa tradición y proyectándola hacia el futuro”, dijo.
Aprovechando el interés suscitado por Aracataca en estos días, los participantes del taller trabajaron en pódcasts enfocados en el pueblo, que a su vez reflejaron la riqueza del Caribe. Analizaron las expectativas de Aracataca como destino turístico tras el estreno de la serie de Netflix, abordaron el cambio en la recepción de García Márquez en el pueblo a lo largo de las últimas dos décadas, e incluso narraron la transformación de un habitante que se reconoció a sí mismo como el Coronel Aureliano Buendía, tras años de renegar de Gabo.
El taller fue una oportunidad para que estos periodistas del Caribe colombiano revalorizaran sus propias experiencias y el contexto en el que ejercen su labor. Sandra Hernández, de Maicao, destacó la riqueza cultural de su tierra: “El Caribe tiene algo que no tienen otras regiones del país. Tiene ese realismo mágico que describe Gabo en sus libros”. María Alejandra Cruz, de Cartagena, reflexionó sobre la importancia de redefinir la narrativa de la región: “Ya es momento de que nosotros mismos, con nuestras propias narrativas, incluyendo nuestras propias palabras, intentemos narrar el Caribe y salirnos de los clichés”. Y en palabras de Rosember Anaya, participante de San Jacinto: “Los periodistas que nacimos en el Caribe somos unos privilegiados, porque a la vuelta de la esquina, en cada rincón, se pueden conseguir historias que pueden convertirse en grandes relatos”.
Fue un punto de encuentro entre el pasado y el futuro, entre la tradición oral y las nuevas tecnologías como el pódcast, y entre cómo la novela “inadaptable” de Gabo, que tuvo su génesis en Aracataca, es finalmente traída a carne y hueso por Netflix. Como dijo Katlin Navarro, participante de Valledupar: “El Caribe tiene todo por contar”. Inspirados por el legado de García Márquez, los participantes regresaron a sus hogares con herramientas y perspectivas renovadas para narrar las historias del Caribe, un territorio donde la realidad, mágica y desaforada, nunca deja de sorprender.