5 consejos para comprobar la veracidad de estudios científicos

5 consejos para comprobar la veracidad de estudios científicos

Aunque parezca que los estudios científicos no necesitan que los periodistas verifiquen su autenticidad, experiencias recientes demuestran todo lo contrario. Basta con mirar a la desinformación que se extendió por todo el mundo recientemente acerca de los peligros de comer carne roja.
Fotografía: Bro. Jeffrey Pioquinto, SJ en Flickr / Usada bajo licencia Creative Commons
Red Ética FNPI

Aunque parezca que los estudios científicos no necesitan que los periodistas verifiquen su autenticidad, experiencias recientes demuestran todo lo contrario. Basta con mirar a la desinformación que se extendió por todo el mundo recientemente acerca de los peligros de comer carne roja.

SciCheck, un proyecto lanzado por FactCheck.org en enero, es un ejemplo de los verificadores que se dedican a desmentir falsas noticias atribuidas a estudios científicos.

En muchos casos, los políticos y los medios de comunicación citan equivocadamente hallazgos científicos, como con la investigación de la OMS sobre la naturaleza cancerígena de las carnes rojas. En estos casos, los verificadores simplemente tienen que señalar que hay un problema básico con la interpretación de la investigación. Otras veces, los verificadores demuestran que los estudios científicos están fundamentados en datos equivocados o incompletos.

Pero ¿cómo lidiar entonces con los estudios científicos y comprobar su veracidad antes de darles mayor difusión a través de los medios de comunicación? El Instituto Poynter ha publicado una lista de cinco consejos brindados por Regina Nuzzo, escritora de temas científicos y especialista en estadística.

1. Evaluar el diseño y reconocer la transparencia del estudio

Los sitios web especializados en verificar noticias (fact-checkers) suelen darle mayor credibilidad a estudios que comparten públicamente los datos recolectados y que han sido revisados por otros científicos previamente.

Para Nuzzo, también vale la pena analizar si los investigadores  han diseñado su estudio de una manera que contraste hipótesis opuestas, o al menos discuta los resultados de su estudio a la luz de otras explicaciones posibles.

Son destacables también los estudios donde las hipótesis y las técnicas de recopilación de datos se hayan dado a conocer antes de que tenga lugar el análisis.

Un buen recurso para los periodistas que están lidiando con la transparencia de los estudios científicos son los Lineamientos del Centro para la Ciencia Abierta.

2. Busque contradictores, cuando sea posible

Un experimento publicado recientemente en la revista Nature, en el que se buscaba demostrar si los futbolistas de piel oscura recibían más tarjetas rojas que los blancos, demostró que aunque se le dieron exactamente los mismos datos y preguntas a 29 grupos de investigación, todos obtuvieron resultados dramáticamente diferentes.

Este experimento demuestra el riesgo de citar estudios no replicados. Dada esta situación, Nuzzo también aconseja analizar los comentarios hechos sobre el estudio en blogs, pues “sirven como perros guardianes que escudriñan, discuten y tratan de replicar los hallazgos publicados.

3. Explicar lo que se desconoce de forma más amplia que lo que se conoce

Los periodistas no deben tener miedo de admitir su ignorancia  sobre un tema científico. Algunos fact-checkers como El Sabueso (del portal mexicano AnimalPolítico.com) ya utilizan categorías como “No Se Puede Probar”. Esto les permite cuestionar declaraciones sin fundamento e informar al lector, al tiempo que reconocen que una noticia no puede clasificarse simplemente como verdadera o falsa, pues pueden presentarse algunos matices.

4. Entienda sus propias limitaciones (o hágase amigo de un experto en estadística)

Es válido que los periodistas que cubren temas científicos tengan un conocimiento básico sobre las herramientas de estadística utilizadas para evaluar si sus resultados son fruto de la casualidad o si tienen una razón justificable.

Nuzzo ha escrito acercade los peligros del “p-hacking” en otro artículo publicado por la revista Nature, donde advierte, “las cifras son a menudo maltratadas, distorsionadas, mal entendidas y mal interpretadas”, afirma. Los periodistas científicos que no tengan el tiempo ni los recursos para evaluar si un estudio ha sido “hackeado”, pueden hacerse amigos de un experto en estadística, quienes se suelen llevar muy bien con los periodistas, pues según Nuzzo, “los estadísticos son notoriamente escépticos.

5. Cuidado con la miopía de las hipótesis 

La miopía de las hipótesis de los científicos puede sonar familiar a muchos periodistas también. Algunos errores que los verificadores comenten son producto de una visión sesgada. Esto a veces da lugar a que los verificadores no tengan en cuenta justificaciones improbables pero veraces que comprueban una teoría.

 

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