Con esa pregunta, Catalina Botero Marino comenzó su más reciente columna de opinión en el portal Los Danieles. Allí, reflexiona respecto a la inconveniencia de las iniciativas que buscan combatir el mal periodismo mediante la creación de tribunales de ética periodística, o juicios penales contra periodistas.
“Una de las más severas amenazas contra el buen periodismo es el mal periodismo, es decir, el periodismo amarillista que exagera con la misma decisión con la que oculta y que con ello contribuye a la desinformación”, asegura Botero, advirtiendo al mismo tiempo que “la desconfianza producida por el mal periodismo es caldo de cultivo perfecto para que los gobiernos autoritarios acaben con las garantías para el periodismo serio y riguroso que tanto los incomoda”.
La autora de la columna tiene autoridad para hablar sobre el tema, pues es abogada especialista en derecho constitucional, y fue Relatora Especial para la Libertad de Expresión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos de la Organización de Estados Americanos.
Constantemente a través de Twitter, varios de nuestros seguidores nos insisten en que, desde su punto de vista, es imperiosa la necesidad de contar con tribunales de ética periodística, para exponer (crucificar) a aquellos periodistas que hagan mal su trabajo. Ante este tipo de cuestionamientos, nuestra respuesta es siempre la misma: desde la Red Ética de la Fundación Gabo no estamos de acuerdo con este tipo de iniciativas, pues podrían terminar siendo utilizadas por gobernantes autoritarios para silenciar a periodistas que no son de su agrado.
El maestro Javier Darío Restrepo expresó en repetidas ocasiones su negativa a integrar este tipo de tribunales de ética periodística, o a estimular de alguna manera su creación. “La ética de la profesión no puede urgirse ni vigilarse a través de tribunales. El tribunal es una entidad al servicio de lo jurídico que puede sancionar el incumplimiento de las leyes o declarar la inocencia de quien las ha incumplido y ha sido acusado”, respondía Restrepo a una de las tantas preguntas que recibió sobre el tema en nuestro Consultorio Ético.
En su columna, Botero expresa su acuerdo con el punto de vista de Restrepo, señalando que “la pregunta que surge entonces es cómo enfrentar el mal periodismo. Hay quienes creen que resulta indispensable judicializarlo penal o civilmente. Sin embargo, el remedio en estos casos puede ser peor que la enfermedad”. Para ella, las herramientas válidas son la rectificación cuando lo que el periodista ha publicado resulta ser completamente contrario a la verdad, pero jamás la judicialización de un periodista que ha expresado libremente su opinión.
¿Enjuiciar periodistas pone fin al mal periodismo? ¿Por qué los tribunales de ética periodística son una mala idea? ¿Por qué en países como Inglaterra, este tipo de tribunales demostraron funcionar en casos específicos como el de News of The World? ¿Por qué la idea de crear tribunales que se especialicen en enjuiciar periodistas vuelve tan recurrentemente? ¿Además de exigir una rectificación, qué otras formas de sanción son válidas cuando un periodista ha hecho mal su trabajo? ¿Cómo manejar las demandas por difamación, tan frecuentes hoy en día para silenciar periodistas?
Para responder a estas y otras preguntas, los seguidores de nuestra cuenta @Etica participaron en uno más de nuestros tuitdebates usando la etiqueta #ÉticaEnRed. Los mejores trinos producidos durante la hora del debate fueron recopilados en el siguiente Momento de Twitter.
La Red Ética es posible gracias a la alianza entre la Fundación Gabo, Grupo Bancolombia y Grupo SURA, la cual propone un espacio de reflexión y debate acerca de los cambiantes desafíos éticos del oficio periodístico.