“…Exijo y ordeno que a partir de ahora: la chucha, el chocho, la concha fluorescente o como quieran llamarle, se libera!! Después de tantos años de punteo, ella sale a mostrar su poder y los invita a que abran sus piernas a la libertad y el vacile, a que salgan rayos de luz de esa cueva oscura, por que ella misma lo ha pedido.”
Con estas palabras inaugura Li Saumet, cantante de Bomba Estéreo, la temporada carnavalera de “La Puntica Na Ma”, una de las comparsas más desquiciadas de Barranquilla. Son las 10 y media de la noche y los “punteros”, un grupo heterogéneo en el que se mezclan ropas de diseñador, gorras de rap, pantalones entubados y shorts de playa, están de fiesta. Bailan la mezcla ecléctica de un grupo de tambores y la nueva electrónica del DJ Neoyorquino Uproot Andy.
Li está vestida de reina, y en su atuendo resume la esencia de la comparsa. Ha pasado más de dos horas arreglándose en las habitaciones privadas para lograr el balance perfecto entre elegante y ruda. Usa una larga capa color fucsia que simula un fino vestido de verano. Exageradas sombras azul oscuro en su rostro, y un turbante dorado cubierto de plumas y frutas plásticas, la convierten en una Carmen Miranda post-apocalíptica. Li y “La Puntica” son la nueva sofisticación urbana, el snobismo callejero.
Debajo de sus vestimentas reales usa un vestido de baño que simboliza sus privilegios de reina: ser la única en saltar a la piscina en medio de la fiesta. Zambullirse en una torre de marfil líquida que la permite alejarse de todos a voluntad.
Los temas de “La Puntica” cambian año tras año, manteniendo siempre una vena erótica que celebra el aspecto sexual del carnaval: “El pechiche cósmico”, “El polvo de estrellas”, “El hoyito psicodélico” o “El mete y saca”. Este año estuvo a punto de ser diferente. Sus cuatro directores (La artista plástica Flavia Rosales, el arquitecto Francisco Gonzáles y los fotógrafos Zulu Padilla y Rafa Vargas) decidieron que “La Energía” sería su tema central. Pero Li Saumet, en ese bando que caricaturiza los grandilocuentes discursos de la monarquía, utilizó todo su poder de reina y erotizó la energía para convertirla en el órgano genital femenino: la chucha, el chocho o la vagina.
Para Flavia un verdadero acierto: “La puntica lleva 15 años de fundada y siempre es con el cuento de la mondá… …pero resulta que supuestamente las mujeres somos las que tenemos que defender la mondá, me entiendes? Porque las mujeres son las que nos gusta la mondá (sic), pero entonces ¿quién en esta comparsa va a defender la chucha?… entonces dijimos, no, este año vamos a rebelarnos… (y) como Liliana también es mujer dijo, ¡Claro vamos a pelear por la chucha!”
“Ella, la fluorescente te salvara, tu, simple mortal, bebe de mi agua bendita, límpiate, sánate y arrodíllate ante mi!! Desde hoy hasta el miércoles de ceniza, nadie va a dormir. Que entre lo que tenga que entra’ que le den por donde le tengan que da’, que se mezclen todas las razas, todos los sexos, aun los que están por inventar
Eso no quiere decir que vaya a ser una comparsa con cien vaginas. El ambiente natural de los punteros es la creatividad; viven entre talleres, estrenos en galerías y exposiciones. No se van a dejar limitar por una sola idea, así sea un chocho fluorescente y lleno de agua bendita. Por eso ya están flotando ideas de disfraz como “La Pelúa” un cuerpo completamente cubierto de largos cabellos, la “electrificada de Kundalini” en la que una serpiente se eleva desde la base de la pelvis hasta el cráneo o el “Espíritu del bosque” un tejido de ramas que asemeja una selva desde la distancia.
Para Flavia la libertad es esencial, pero hay que poder justificar el disfraz, “Tú dices, yo creo que yo puedo performar de tal forma; yo quiero ser un rayo vibrante de colores, no sé qué y creo que mi disfraz puede ser así. Entonces nosotros leemos la propuesta –aceptamos a todo el mundo obviamente- y empezamos a asesorarte y en esa asesoría hay mucha gente que se retira”. Ese requerimiento es el que los hace diferentes de “Disfrázate como Quieras” la comparsa de donde se separaron en 1997 en un cisma del que todavía hablan hoy.
“Disfrázate” fue la creación de un grupo de intelectuales y bohemios. A ese grupo pertenecían Flavia y Francisco, que con otros artistas se reunían en la casa de Daniel Angulo para crear máscaras, disfraces y objetos para los desfiles. Una de esas creaciones fue un triunfo para la comparsa pero también desencadeno la escisión.
“Fue un farol que hizo Daniel” recuerda Flavia “y todos lo ayudamos y era un farol maravilloso como unas lámparas gigantes y nosotros nos metimos dentro del farol a bailar y eran como las sombras, y todo el mundo se metía ahí a performar… …Y resulta que el farol gana premio y ni siquiera lo llamaron los directivos de “Disfrázate” a decirle, tu farol ganó. Ellos fueron a reclamar el premio y ni siquiera le dijeron gracias a Daniel. Y ese fue el top de top. Me entiendes y todo era así. Como que armaban fiestas ellos y no nos invitaban. Había un VIP marcadísimo”.
Daniel Angulo decide marcharse. Con otros 4 ex miembros de disfrázate “La Puntica” hace su primera aparición en el Carnaval hace 15 años. “Era como una rebeldía pa’ ver que pasaba, si nos volvían a invitar a “Disfrázate” o no… nos atrevimos y resulta que la pasamos maravilloso, mejor que nunca. Entonces decidimos no volver a “Disfrázate”. Y el otro año se juntó más gente y más gente y se fue creciendo.”
Hoy en día “La Puntica” cuenta con una población flotante de entre 80 y 100 punteros con edades entre los veinte y los 45 años. Han hecho las paces con “Disfrázate” y aunque reconocen allí su origen, se saben diferentes. Para ellos sus narices de penes de plástico, sus cuerpos cubiertos de estrellas, o sus zapatos de tacón convertidos en copas de vino, renuevan cada día la energía del carnaval.
“Esto que estamos haciendo tú y yo hablando ya es parte del performance” me dice Zulu para explicar que la comparsa ya no está limitada al carnaval. Los miembros cambian en cada carnaval porque la mayoría de los punteros viven fuera de Barranquilla, en Bogotá, o en capitales de las artes como Nueva York y Londres. El grupo de facebook de “La Puntica” es un foro de intercambio de ideas que no se detiene durante todo el año. “Es una comparsa nómada” dice Luis Dávila, puntero hace 5 años y estudiante de cine en París.
“La Puntica” quiere provocar, tentar y confundir porque esa es la esencia transgresiva del carnaval: “Cuando vamos desfilando nos dicen, pero… ustedes de donde vienen? ¿Ustedes quienes son?, ¿de qué es ese disfraz?” Dice Flavia, y continúa “Es desconcertante porque los temas son desconcertantes.” Han creado una nueva idea de comparsa, una posibilidad de disfraz colectivo. Son raros pero, como todo en el arte, eventualmente serán parte del canon. Lo más importante, en todo caso, ya está solucionado porque al fin y al cabo “La Puntica se luce, y la Puntica goza, y la Puntica la tiene clarísima”.