Si hay algo en lo que coinciden Ignacio Medina, crítico culinario que publica en diarios como El País, El Sol y El Mundo; Benjamín Lana, periodista gastronómico y director editorial del grupo de comunicación Vocento; y José Carlos Capel, crítico gastronómico de El País y presidente de Madrid Fusión, es que la cocina es dinámica, ha adquirido un mayor protagonismo en la escena mundial en los últimos años, se han convertido en un ‘boom’ mediático y es un tema que genera un gran flujo comunicacional por su relación con lo cotidiano.
Los especialistas en periodismo gastronómico se reunieron con 10 periodistas latinoamericanos para hablar de las formas en que se está comunicando la cocina y la importancia de enternder la cocina para poder opinar sobre ella durante el primer día del Seminario Periodismo gastronómico, que se realiza del 6 al 9 de noviembre en Bogotá, Colombia, en el marco del Bogotá Madrid Fusión, y que es posible gracias a la alianza de la Fundación Gabo con Madrid Fusión/Camára de Comercio de Bogotá y el apoyo de BBVA y NH Hotel Group.
Conocer la cocina para poder comunicarla
Como cualquier otra temática sobre la que el periodista trabaje, la cocina hay que entenderla para poder hacerle crítica y hacer productos comunicacionales que vayan más allá del entretenimiento o de una lección de preparación de platos.
“La cocina forma parte de la esencia de la humanidad. Por ejemplo, la transformación de los alimentos significó el fin de la vida nómada y cambió la forma de adquirir y consumir los alimentos. Desde siempre la cocina ha estado vinculada a todo lo que hacemos. La cocina y la bebida siempre han sido un vehículo de comunicación, ya sea con los dioses, los espíritus de la selva, etc. Hemos utilizado la comida como forma de entender la vida y el más allá”, comenta Ignacio Medina, crítico culinario.
Desde su experiencia, Medina considera que la cocina nunca ha sido algo estática, que ha ido evolucionando junto con el hombre a través del tiempo y que con la creación de los restaurantes se pueden hablar de tres estados en los que nos relacionamos con la cocina. El primero, es un ejercicio de supervivencia, en el que comemos para sobrevivir, aquí entra la cocina popular que se realiza en el día a día. El segundo, es en el que la cocina se sofistica porque llega a la aristocracia y se le pone más atención a cada detalle. El tercero, es en el que la cocina se convierte en un acto de relación y exhibición social. Es en este tercer estado donde la cocina se vuelve un tema con mayor interés de discusión.
El ‘boom’ de la cocina
Esa popularidad de la cocina se afianzó con la llegada de lo digital, que la convirtió en moda. “Lo que ha ocurrido con el gran sistema mundial es que ha convertido a la comida en un fenómeno global como lo que alguna vez fue el rock and roll”, asegura Benjamín Lana.
Este fenómeno, según Lana, es posible debido a que la cocina es algo que toca a todo el mundo y todos tienen una opinión sobre el hecho gastronómico, además es un contenido transversal y blanco para todos los públicos. “Hay más gente a la que le interesa la comida que a la que le gusta el fútbol”.
Este ‘boom’ de la cocina se ha desarrollado con la revolución digital, que han creado productos gastronómicos que no se comen: realities, series, documentales en Netflix, cuentas de redes sociales especializadas, pero este ‘boom’ no implica periodismo, sino un despliegue mediático que no necesariamente tiene la investigación y la transmisión de conocimientos que se esperaría de un producto periodístico.
Hablar de cocina desde el periodismo
Pero, ¿cómo hacer periodismo gastronómico?, ¿es la cocina un tema ‘light’?, ¿ser ‘foodie’ es lo mismo que ser periodista gastronómico? Algo en lo que acordaron los participante del seminario es que el periodismo gastronómico es poco tratado en los medios porque no se le da espacio y los editores desestiman muchas de estas historias al creer que no hay audiencias. Pero, con el auge de Instagram también hay muchos que creen estar haciéndolo desde esta red social, sin que ello sea así en un gran porcentaje de los casos.
Benjamín Lana expuso varios aspectos que se deberían tener en cuenta a la hora de hacer periodismo gastronómico:
-La gastronomía hay que tratarla como cualquier otra fuente. “Cuando se habla de comida en el periodismo a veces saltamos aspectos que tenemos en cuenta para cubrir otras fuentes de información, y esto no debería suceder”.
- La trampa de la imagen: frivolización. Foodismo en Instagram. “En Instagram están entendiendo a la gastronomía como fotos sucesivas ¿eso qué tiene que ver con el periodismo?, ¿qué visibilidad tiene?, ¿a dónde nos lleva eso? Es mentira que se activa al lector y que se tiene un gran efecto solo con publicar imágenes. En una foto no hay un análisis permanente”.
- Inmediatez versus profundidad. “No es mostrar cómo se cocina, sino mostrar el relato, los conceptos, lo que tiene detrás”.
- Navegar entre la cultura del maestro versus el ranking. “Qué puede hacer el periodismo ante este fenómeno en el que cualquier puede opinar, en donde un algoritmo decide que es lo más relevante. Es algo sobre lo que debemos analizar”.
- Los formatos periodísticos. “Hay que ver los límites que tiene cada formato y qué nos puede aportar y si nos sirve para lo que queremos comunicar”.
- Para qué un periodismo gastronómico. “Los que hagan periodismo gastronómico deben preguntarse para qué hacerlo, con qué objetivo”.