La promesa de la maestra se cumplió. Los 16 asistentes al taller ya han presentado su segundo texto breve: no más de dos mil caracteres escritos para someterlos a la crítica de sus pares y al análisis de Leila Guerriero, quien ejerce de maestra-editora.
El primer texto, que debían traer en el equipaje, iba sobre las tardes de domingo. Durante la primera hora del segundo día del taller Periodismo narrativo: reporteo, mirada y estilo, que se desarrolla durante cinco días en Managua (Nicaragua), se revisaron los cinco textos que habían quedado pendientes del día anterior.
El resultado: algunas frases de gran calidad narrativa –se asomaba a la Biblia como quien se asoma a una luz para mirar las heridas en sus manos- , textos sin estructura aparente, otros que eran la repetición de la misma idea en párrafos sucesivos y algunos en los que las tardes de domingo no pasaban de una mención. Otra constante: una tendencia a escribir frases rebuscadas creyendo que así se tornan más interesantes. “Para decir cosas simples no se enrosquen. No van a engañar a ningún editor porque escriben como si fueran Góngora”, aconsejó la maestra.
Y una buena noticia: los participantes empezaban a detectar más rápido los lugares comunes durante la lectura y a reconocer los divorcios entre las primeras y segundas partes de un texto, las transiciones bruscas, los datos aislados que no sumaban a la narrativa.
Sobre las apreciaciones personales sueltas en los textos, Leila Guerriero aconsejó a los talleristas blindar sus textos. Si se defiende una tesis en un texto, hay que demostrarlo. Y otro consejo: al plantear una historia hay que pensar en la estructura que merece. El primer bloque de análisis fue cerrado con la lectura de dos textos que correspondían a la primera consigna de la maestra. Razones de un suplicio, de Alan Pauls, y El sábado inglés, de Roberto Arlt, leídos por Leila Guerriero, dieron paso al análisis de los asistentes de las fórmulas de ambos textos, la opción de palabras escogidas, la construcción de la argumentación línea a línea, el tono, el blindaje.
La consigna del segundo texto –sobre la pérdida- fue cumplida por la mayoría de participantes. Hubo historias personales y la duda de los talleristas sobre el límite a la hora de mostrar el propio dolor y cómo evitar la cursilería al escribir sobre temas personales.
Después del final del análisis, los dieciséis participantes salieron a caminar por Managua. La consigna fue ejercitar la mirada: debían encontrar algún detalle de la ciudad para contar en el tercer texto que deben presentar en el taller.
El taller
El taller Periodismo narrativo: reporteo, mirada y estilo se lleva a cabo del 22 al 26 de mayo en Managua, Nicaragua, en el marco de Centroamérica Cuenta, constituido desde 2012 en el evento literario más relevante de la región y organizado por Sergio Ramírez, miembro del Consejo Rector de la FNPI. Los aliados para este encuentro son la Cooperación Suiza para el Desarrollo (Cosude), Movistar y Agri-Corp.
La maestra
Leila Guerriero comenzó su carrera periodística en 1991, en la revista Página/30. Desde entonces sus textos han aparecido en La Nación y Rolling Stone, de Argentina; El País y Vanity Fair, de España; El Malpensante y SoHo, de Colombia; Gatopardo y El Universal, de México; Etiqueta Negra, de Perú; Paula y El Mercurio, de Chile; Granta, del Reino Unido; Lettre Internationale, de Alemania y Rumanía; L´Internazionale, de Italia, entre otros medios. Es editora para el Cono Sur de la revista mexicana Gatopardo. En 2005 publicó el libro Los suicidas del fin del mundo (Tusquets Argentina y España), traducido al portugués y el italiano. En 2009, publicó una recopilación de crónicas titulada Frutos extraños (Aguilar Colombia y Argentina) que, en 2012, editó Alfaguara en España. En 2010 su texto El rastro en los huesos, publicado en El País Semanal y Gatopardo, recibió el premio Cemex-FNPI. En 2013, publicó Plano americano (Ediciones Universidad Diego Portales, Chile), que reúne veintún perfiles de personalidades de la cultura de España y Latinoamérica. Su trabajo ha formado parte de antologías como Mejor que ficción (Anagrama, 2012) y Antología de crónica latinoamericana actual (Alfaguara, 2012). Desde enero de 2014 es columnista de la última página del diario El País, de España. En el año 2014 recibió un premio Konex en la categoría Crónica y testimonio. Desde 2016 dirige la Especialización en Periodismo de la Fundación Tomás Eloy Martínez, de Buenos Aires.