El 40 por ciento de los colombianos no se vacunarían contra el coronavirus. De esta manera, el diario El Tiempo advirtió en enero sobre un problema que el país tendría que enfrentar cuando empezara el proceso de vacunación contra la COVID-19: la resistencia de amplios sectores de la población debido a la desinformación que circula.
De acuerdo a la encuesta realizada por el Departamento Nacional de Estadística (Dane), el motivo por el que tantos colombianos se mostraban prevenidos hacia la aceptación de la vacuna, 65,5 por ciento, es decir en dos de cada tres personas, fue creer que puede ser insegura debido a los potenciales efectos adversos.
Posteriores encuestas han demostrado una reducción del porcentaje de colombianos que no se vacunarían. Una realizada por Guarumo a comienzos de marzo, reveló que el 27% sigue reticente a vacunarse; mientras que otra de finales del mismo mes situó ese porcentaje en 30%. Resulta interesante cómo Telemedellín tituló viendo el vaso medio lleno: el 70 por ciento de los colombianos sí se vacunarían contra el coronavirus.
De todas formas, que uno de cada cuatro colombianos siga pensando en no vacunarse, a pesar de las evidencias científicas que respaldan la efectividad de las diferentes vacunas disponibles, resulta abrumador. Y vale la pena también prestarle atención a si hay algo de culpabilidad en la manera en que los medios de comunicación vienen informando sobre los percances que se puedan presentar en la inmunización de la población.
El caso de la vacuna de AstraZeneca es ejemplar. Se han aplicado más de 17 millones de esta vacuna en Europa, y tan solo se han presentado 37 casos de pacientes con coágulos en la sangre luego de haberla recibido. Sin embargo, pocos medios se dedicaron a hacer una labor pedagógica con esta información, que fue mayoritariamente presentada de manera alarmante.
¿Cómo explicar que haya tanta resistencia a vacunarse y qué tiene que ver el periodismo con esto? ¿Qué tanta culpa tiene la desinformación que circula en aplicaciones de mensajería y redes sociales? ¿Cómo convencer a los adultos mayores de la urgencia de vacunarse? ¿Qué tanta visibilidad darle a los casos de las pocas personas que presentan efectos adversos tras aplicarse la vacuna?
Para responder a estas y otras preguntas, los seguidores de nuestra cuenta @Etica participaron en uno más de nuestros tuitdebates usando la etiqueta #ÉticaEnRed. Los mejores trinos producidos durante la hora del debate fueron recopilados en el siguiente Momento de Twitter.
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