El siguiente es un fragmento del libro digital 'Periodismo ante la desinformación', que puede descargarse de forma totalmente gratuita aquí.
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Durante el ciclo de conferencias ‘¿Puede el periodismo combatir la desinformación?’, el asesor de medios francés Jean-François Fogel fue consultado por los periodistas acerca de cuál es la técnica más efectiva para combatir o exponer la desinformación. En todos los casos, el maestro se mantuvo firme en sus respuestas: “Denunciar la desinformación no es tan efectivo, porque ustedes no pueden entrar en estos lugares donde líderes de opinión, medios y público comparten la misma visión equivocada. No es el territorio donde hay que estar. Es mucho mejor entender qué hay detrás de la desinformación; ver de dónde sale la noticia falsa; cuál es el contexto que hace que sea interesante para ciertas personas la circulación de esta información; y seguir el camino de la noticia falsa”.
El maestro destacó el trabajo que realiza la periodista Patrícia Campos Mello, de Folha de S.Paulo, para investigar causas políticas relacionadas a la desinformación organizada y las técnicas que pone en práctica durante todo el proceso. En este aspecto, la tecnología puede ser un aliado para agilizar las metodologías de búsqueda y verificación de fuentes, documentación, entre otros componentes necesarios para la investigación.
Cómo funciona la maquinaria de la desinformación
Durante su clase magistral, ‘Investigar la desinformación’, Patricia Campos Mello explicó la importancia de informarle a la población cómo se organiza una campaña para manipular a la sociedad con información falsa distribuida a través de medios sociales, internet y el uso de datos personales.
A lo largo de su exposición ejemplificó cómo varios líderes populistas se valieron de esta maquinaria: Jair Bolsonaro en Brasil; Donald Trump en Estados Unidos; Rodrigo Duterte en Filipinas; y Narendra Modi en la India, entre otros.
Subrayó dos pilares de estas campañas:
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Saltarse a los medios de comunicación. Al funcionar como mediadores, como un filtro que verifica la información, la operatoria es tratar de saltarse a los medios tradicionales y comunicarse directamente con la población a través de los medios sociales, que no verifican los datos y tienen poco espacio para opiniones contrarias.
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Desacreditar a los medios de comunicación. Para que funcione la estrategia, además deben atacar la credibilidad de periodistas y medios en general.
Un ejemplo:
En noviembre de 2020, Brasil tenía la tasa de muerte por COVID-19 más alta del mundo después de Estados Unidos. Pero el gobierno había estado diciendo que solo era un resfriado y a finales de abril lanzó “el marcador de la vida”, una serie de mensajes para difundir en los medios sociales del gobierno y las cuentas de Twitter del presidente y varios de los principales políticos oficialistas. Ahí mostraban solo las cifras de personas que habían sobrevivido al COVID-19. Además hicieron que fuera difícil acceder a la información oficial de contagiados y fallecidos. Entonces, los ciudadanos no solo recibieron información sesgada de cuentas ligadas al gobierno sino que la recibían del propio Ministerio de Salud. “Probablemente pensarías que la situación no está tan mal y ni siquiera sabrías que tendríamos la segunda tasa de mortalidad más alta del mundo”, apuntó Campos Mello. Y añadió que, posteriormente, la Corte Suprema ordenó al Gobierno que dejara de ocultar datos.
“Los periodistas atravesamos una situación muy nueva porque somos los principales investigadores de las campañas de desinformación y tenemos que entrar y procurar entender cuáles son los movimientos reales y orgánicos de la Internet”, dijo la especialista brasileña.
La maquinaria del odio
Mientras los periodistas investigan estas maniobras, ellos se convierten en los blancos principales de las campañas de desinformación. Los gobiernos utilizan lo que se llama “la máquina del odio”, que es una especie de ecosistema de oficiales gubernamentales e influencers progobierno que trabajan en las redes sociales para acabar con la reputación de los propios periodistas. Y las mujeres periodistas suelen ser aún más castigadas a través de estas operatorias con ataques misóginos.
Cinco estrategias para difundir información falsa o manipulada
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La manguera de falsedades. Una de las técnicas de desinformación que usa Rusia es la llamada manguera de falsedades, que es bombardear a las personas con información falsa desde todos los canales: Facebook, correos electrónicos, WhatsApp y Twitter. “El propósito es causar confusión. Llega un punto en el que las personas ya no saben qué es cierto y qué no. Y después ya ni les importa”, dijo Campos Mello.
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Astroturfing. Es otra técnica en la que el gobierno ruso fue pionero. El origen del término es muy interesante: AstroTurf es una marca estadounidense de césped artificial. Entonces, Astroturfing se refiere a la fabricación de activismo político, a hacer parecer que existe un activismo político de base comunitaria. “Les doy un ejemplo: en el 2016, después de las elecciones en Estados Unidos, hubo un grupo de Facebook que se llamaba Black Matter US, creados por operativos rusos. Lograron miles de seguidores en un corto tiempo y organizaron una marcha dentro del hotel de Trump contra el racismo. Pero el grupo no existía”, contó la periodista.
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Uso de datos personales. En la India utilizaron información privada para identificar a mujeres cristianas de entre 30 y 50 años de una región específica y enviarles mensajes de WhatsApp con información falsa sobre un plan de determinado espacio político para eliminar beneficios a cristianos de esa región.
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Apps espías. En 2015 y 2016, también en la India, lanzaron una aplicación que se llama NaMo. Y en paralelo promovieron la venta de celulares con el discurso de ampliar la conectividad de la población. Pero esos teléfonos tenían instalada la aplicación NaMo. Con esta app básicamente estaban recopilando datos de las personas para poder personalizar mensajes políticos y distribuir noticias favorables a determinado candidato que esa aplicación apoyaba. En 2020, en Estados Unidos había dos aplicaciones, la app oficial Trump2020 y la app de Joe Biden. La aplicación de Trump recaudó más datos y también información de GPS con geolocalización, pero la app de Biden también recaudó muchos datos.
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Mensajes masivos por WhatsApp. Brasil es el segundo mercado más grande de WhatsApp después de la India. Además, la aplicación de mensajería es la principal fuente de información política para la mayoría de los brasileños. Por lo tanto, WhatsApp fue el canal principal para las campañas de desinformación de las últimas elecciones en ese país. Se enviaban enlaces de forma masiva a grupos públicos de WhatsApp y se les pedía a las personas que se unieran a determinados grupos porque ahí podrían acceder a información de su candidato preferido. “De esa forma crearon un tsunami de noticias falsas”, dimensionó Campos Mello.
Investigaciones ejemplares para exponer las campañas de desinformación
Campos Mello también enumeró varios reportajes que ilustran cómo el trabajo periodístico permitió retratar y transparentar maquinarias de desinformación. Entre ellos, se destaca una serie de investigaciones periodísticas publicadas en Folha de S.Paulo que pusieron en evidencia una operatoria ilegal de “mensajes masivos” contra el candidato del Partido de los Trabajadores (PT), Fernando Haddad, durante la campaña presidencial de Brasil en 2018 y sus respectivos financiamientos. La periodista del periódico brasileño informó que actualmente cuatro investigaciones en el Tribunal Superior Electoral de Brasil están investigando el uso de campañas de desinformación y difamación de mensajes masivos a través de WhatsApp durante la campaña electoral de ese año.
Algunos reportajes de la serie publicada en Folha de S.Paulo:
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PT usó el sistema WhatsApp; campaña de Bolsonaro borró registros de envío
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Empresas contrataron envíos masivos pro-Bolsonaro en WhatsApp, dice español
Herramientas tecnológicas para investigar la desinformación
Tanto Jean-François Fogel como Campos Mello consideran que la tecnología de la inteligencia artificial puede ayudar a identificar e investigar desinformaciones, y también detectar el comportamiento no auténtico en las plataformas digitales. “La inteligencia artificial nos va a ayudar a tratar un mundo industrial”, dijo Fogel.
Campos Mello contó que las plataformas de internet están usando inteligencia artificial para identificar cuentas falsas, y también laboratorios de informática forense, para determinar comportamientos que no son auténticos.
Como los entornos de desinformación son cerrados, aprender a usar las herramientas que contienen las propias redes sociales puede ayudar a dar con la información que se intenta encontrar o contactar personas que estén en esos grupos, como WhatsApp, que es un medio “encriptado”, según explicó Fogel.
A propósito, Fogel mencionó que hay investigadores que a través de Facebook consiguen entrar a WhatsApp: “En muchos países del mundo los grupos que existen en la plataforma de mensajería instantánea también aparecen más o menos con los mismos miembros en Facebook”.
Otra herramienta que puede servir para seguir, por ejemplo, cómo circula un tuit de una persona a otra es la “Búsqueda avanzada” de Twitter.
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Este fragmento hace parte del libro digital de descarga gratuita 'Periodismo ante la desinformación', editado y publicado por la Fundación Gabo en el marco de su programa ‘Ética periodística’, posible gracias a la alianza con con los grupos SURA y Bancolombia, con sus filiales en América Latina. El texto profundiza en los aprendizajes que dejaron los expertos invitados a seis actividades que se desarrollaron durante el Festival Gabo 2020.
Sobre el programa de Ética periodística
La Fundación Gabo ha considerado la ética como una dimensión fundamental del oficio periodístico. Para Gabriel García Márquez, la ética y la técnica van de la mano, y desde 1995, año en que la Fundación empezó su actividad, invitó a Javier Darío Restrepo, periodista colombiano, para que diera una serie de talleres sobre el tema. Cuando en mayo de ese año se hizo el primero de ellos, con el apoyo de la Unesco, Gabo pronunció una frase que hoy es famosa y se ha convertido en un lema: «En periodismo, la ética es a la técnica como el zumbido al moscardón».
Desde 2012 la Fundación Gabo, en alianza con el Grupo SURA y sus filiales, desarrolla este programa, que ha permitido potenciar el trabajo acumulado a lo largo de los años –en particular del Consultorio Ético–, y crear la Red Ética. En 2016, el grupo Bancolombia se unió como socio del proyecto.
En este espacio se reflexiona y se habla abiertamente sobre los desafíos éticos que enfrentan los periodistas en un contexto de profundas transformaciones de la práctica, la sostenibilidad y la función social del periodismo.