Consultorio Ético de la Fundación Gabo
26 de Julio de 2016

Consultorio Ético de la Fundación Gabo

¿Cómo pueden los medios ser éticos y al mismo tiempo oportunos en informaciones sobre terrorismo? Ha aumentado la información sobre esos hechos, pero también las críticas que nos hacen ver como colaboradores de los terroristas. ¿Hay algún punto de equilibrio? R.- No se puede olvidar que el terrorismo no solo atenta contra la vida e integridad de las personas, o contra los bienes de la sociedad y de la gente: edificios, instalaciones eléctricas o de acueductos, o de oleoductos. Esos daños materiales son solo una parte de sus objetivos; la otra parte, que es la más importante, se refiere al impacto sicológico que se proponen lograr.
Como el nombre lo indica: el terrorismo se propone difundir el terror, que es uno de los mecanismos para imponer un dominio sobre la sociedad.
Como ellos, el periodista también quiere influir en el alma de la sociedad mediante el uso de la información y de la palabra, que son sus instrumentos. Es claro, por tanto, que el terror es el instrumento del terrorista, lo mismo que la publicidad lo es para los grupos de poder.
El peligro que el periodista debe advertir es que la información también puede ser un mecanismo para aterrorizar, así, cuando un terrorista lleva a cabo su acción, uno de los éxitos que espera obtener es que los medios de comunicación difundan su acción de modo que sus relatos aterroricen, o que creen desconfianza para con las instituciones, o que hagan sentir que hay un nuevo poder que debe tenerse en cuenta: el del terrorista.
Para que la información no produzca esos efectos y mantenga un equilibrio entre el pánico y la inconsciencia, la información debe proponerse el mayor bien para la sociedad, que no es lo que logra la información de interés comercial o de sensación; sino la que se dirige a la inteligencia de las personas para hacerles entender el contexto amplio de lo que sucede, e informarles sobre el real poder y debilidades del terrorista en contraste con los poderes y debilidades de la sociedad.
Documentación
¿Cómo ser éticos y oportunos? La respuesta no es sencilla, pero se pueden hilvanar algunas reflexiones que contribuyan a coberturas éticas de fenómenos terroristas.
a) No se debe optar por el silencio informativo. La ausencia de información en vez de generar tranquilidad, hace nacer el rumor, las noticias no confirmadas y, al final de cuentas, el efecto es contraproducente en el público que termina desinformado, aunque por excepción, cuando hay vidas humanas en peligro, el silencio se convierte en un mal necesario para los medios, que debe ponderarse en su justa dimensión.
b) Prudencia en las imputaciones directas y distinguir si se trata de informaciones confirmadas de modo que la audiencia se halle en posibilidades racionales de formarse una idea sobre el fenómeno informativo. Si no hay distinción toda noticia de cualquier calidad se convierte en la verdad para el ciudadano promedio.
c) No deben convertirse los medios en rehenes de los periodistas y deben negarse a dar la apariencia de que son solo espejos de la realidad. En cambio deben contextualizar y matizar las informaciones recibidas de manera tal que el ciudadano pueda discriminar lo que recibe de los medios. No se vale informar primero y pensar después en las implicaciones de las notas informativas. Y es que se puede aplicar el principio de matar a uno para aterrorizar a diez mil a través de los medios de comunicación.
d) No se deben explotar las debilidades orgánicas de la mayor parte de la sociedad para satisfacer los intereses mercantiles de vender más ejemplares o de obtener mayor sintonía.
e) Respetar el derecho a la propia integridad de actores, familiares, rehenes y testigos de un hecho terrorista. Ese derecho no puede estar subordinado al interés de la noticia. De esta suerte toda la información debe hacerse con la delicadeza y cuidado que merecen personas en estado de shock, o que sufren aflicciones que les impiden pensar adecuadamente.
Ernesto Villanueva: La ética informativa, ausente, en Sala de Prensa http://www.saladeprensa.org/art278.htm.

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