“Tratemos de trabajar por la información correcta y veraz sobre la COVID-19 y las vacunas, pero sin cavar zanjas, sin guetizar, que una crisis no se convierta en un conflicto”, dijo el papa Francisco en el Vaticano al recibir al Consorcio Internacional de Medios de Comunicación Católicos, Catholic Factchecking.
Se trata de una agrupación de medios liderada por Aleteia, red católica mundial de información, en colaboración con Verificat, agencia dedicada a la verificación de información, e I Media, agencia de noticias especializada en información desde el Vaticano.
Este consorcio fue creado con el objetivo específico de ayudar a esclarecer noticias falsas o confusas sobre las vacunas contra la COVID-19 entre las comunidades cristianas, ya que el liderazgo de la iglesia católica ha entendido que la feligresía se plantea muchas cuestiones científicas y éticas, ligadas al carácter ético del proceso de producción de las vacunas, que requieren ser aclaradas o explicadas por científicos, bioéticos, y teólogos.
Gracias a este enfoque, Google News Initiative lo eligió como uno de los 11 proyectos, de un total de 309 propuestas procedentes de 74 países, como beneficiario del “Fondo contra la desinformación sobre las vacunas contra la COVID-19”.
Antivacunas entre los católicos
Las cifras demuestran que el papa Francisco tiene buenos motivos para estar preocupado. Distintos análisis de medios de comunicación han demostrado una relación entre las creencias religiosas y la resistencia a recibir la vacuna contra el COVID-19. En los Estados Unidos, por ejemplo, la tasa de vacunación entre los católicos de raza blanca es del 68%. Pero se reduce al 48% cuando se mira solo a los hispanos católicos.
Esta conflictiva relación entre las vacunas y las creencias religiosas no es nueva. Desde 1796, cuando el doctor Edward Jenner desarrolló la primera vacuna contra la viruela, líderes eclesiales se mostraron opuestos a ella, pues la veían como una forma de “oponerse a la voluntad de Dios”.
Además de Catholic Factcheking, son otras las iniciativas que el Vaticano ha respaldado para hacerle frente al problema de la desinformación sobre las vacunas. Vale la pena destacar el documento publicado por la Congregación Para la Doctrina de la Fe donde se examinaron algunas de las principales cuestiones morales relacionadas con la vacunación.
El núcleo del texto discute si sería pecado aplicarse una vacuna hecha a base de líneas celulares procedentes de abortos provocados, como se ha dicho de la de Oxford-Astrazeneca –no así la de Moderna ni la de Pfizer. El documento concluye que “el deber moral superior sería contribuir a evitar la propagación de un agente patógeno grave: en este caso, el virus SARS-CoV-2 que causa la covid-19”.
No es la primera vez que el papa Francisco, que ya está vacunado, llama la atención de las personas que se niegan a vacunarse, incluyendo a los católicos. En septiembre de 2021 reveló que incluso en el Colegio Cardenalicio había algunos negacionistas de las vacunas. “Uno de ellos, el pobre, ha sido hospitalizado con el virus. Estas son las ironías de la vida”, afirmó Francisco sin mencionar nombres. Sin embargo, era inevitable pensar en el cardenal Raymond Burke, un conservador y escéptico de las vacunas, que había sido hospitalizado en Estados Unidos un mes antes, tras contraer el virus.