La presencia de saturación de información dentro de una modernidad líquida, como lo menciona Bauman ¿Cómo interviene y qué acciones debe tomar el comunicador ante la presencia de esto?
Respuesta de Gumersindo Lafuente
La saturación informativa es una nueva estrategia de ocultación de lo relevante. Antes también sucedía, pero es verdad que el nuevo entorno tecnológico facilita estrategias que abruman y confunden a las audiencias. Una de las responsabilidades clásicas del periodismo es el filtrado, la selección, el reconocimiento de lo que es trascendental sobre lo superfluo. Ahí los periodistas debemos tener un olfato, un sistema de trabajo que nos permita ver entre tanta bruma lo que es importante, lo que a los poderes políticos y económicos no les interesa que se cuente. Nunca debemos bajar la guardia, ni dejarnos llevar por la corriente.
Respuesta de Mónica González
Para combatir esa saturación de información de la que habla Zygmunt Bauman, yo tomo como eje de la acción que debemos ejecutar, otro concepto del mismo sociólogo polaco: ¿cuál es el poder que hoy cambia la vida de los ciudadanos? Las grandes corporaciones, las multinacionales. Y a partir de ahí busco y selecciono cuál es de verdad la información relevante, identifico fuentes, enlazo con otras informaciones que van en ese mismo cauce y chequeo, verifico. La saturación muchas veces no es más que un divertimento para mantener convencido al ciudadano de que está informado cuando de verdad no lo está, porque la información relevante, la que cambia su vida, se mantiene oculta.
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Respuesta de Álex Grijelmo
El periodista debe seleccionar la información que considera importante o interesante para el público al que se dirige. Uno de los problemas de hoy en día consiste precisamente en la abundancia excesiva de información, no siempre verificada y transmitida por vías profesionales. El trabajo periodístico consiste en seleccionarla, verificarla, contrastarla, jerarquizarla y editarla con criterios de calidad en la expresión y de precisión en los datos.
Respuesta de Javier Darío Restrepo
Uno de los efectos de la torpe utilización de las nuevas tecnologías es la difusión de una caudalosa información que excede las posibilidades de consumo de las audiencias. A la cantidad excesiva se agrega, como efecto, la incapacidad para distinguir entre lo importante y lo accesorio. De ahí resulta que el exceso de información contribuye a la desinformación y a la consiguiente posibilidad de manipulación de la sociedad. Políticos, gobernantes, publicistas, comerciantes y empresarios se valen de esa circunstancia para imponer sus intereses.
El periodista, por tanto, puede contrarrestar ese fenómeno:
- Ofreciendo solo información útil para los receptores, que es aquella que, centrada en el bien común, resulta válida para todos.
- Al privilegiar esta información crea en sus lectores una sensibilidad hacia los temas que benefician a todos y forma en ellos esa sensibilidad por lo que es el bien común para todos.
- Así se aprende a descartar lo inútil y desechable en la información pública, que es un paso para llegar al consumo de información de alta calidad.
- Distinguir entre la información necesaria y útil y la superflua por inútil es un progreso que crea defensas en la sociedad contra la subinformación.
- Como causa de la sobreproducción de información desechable, está el fenómeno creciente de la conversión de la información en mercancía, por tanto, si a la producción de información se le da la categoría de servicio y se la maneja con esa intención, a la vez que se dignifica el oficio de informar, se le presta a la sociedad un servicio de alta calidad.