En Guatemala, el diario elPeriódico publica los domingos la sección elPeladero. Entre 1998 y 2002 trabajé allí y recuerdo que se nos exigían informaciones con balance informativo, corroboración de datos y pruebas del hecho a denunciar. Hoy me he dado cuenta que, en muchísimos casos, eso ya no sucede. Se publican informaciones falsas que afectan la dignidad de muchas personas, sin el menor intento y voluntad de darles la oportunidad de defenderse, ni previo ni post publicación. Aunque la Ley de Emisión del Pensamiento, Decreto 9, obliga a publicar aclaraciones, para ellos ese recurso no va más allá de la sala de redacción, en el mejor de los casos. ¿Qué piensan de este tipo de publicaciones. Son constructivas o no. Deben mantenerse, eliminarse o modificarse? Gracias
Aquí una publicación reciente tomada como ejemplo de la consulta enviada.
Respuesta de Mónica González
Algunos medios destacan una sección que recoge una especie de chismografía del poder bajo titulares peculiares, como “sin filtro” o “sin editar”. Buscan atraer el morbo de la audiencia con un enunciado que habla de notas que no tienen censura, a pesar de que con ello se subentiende que hay otras que sí la tienen. Información que no es contrastada o chequeada con rigor, más aún si toca aspectos personales y delicados de figuras públicas, no es periodismo. Intoxica a la audiencia. Más aún si los afectados casi no tienen herramientas para defenderse. La pregunta es: ¿quién gana con ese “negocio”?
Respuesta de Álex Grijelmo
Toda persona acusada en una información tiene derecho a defenderse. Y una vez que lo haya hecho, el periodista debe considerar si le ha ofrecido argumentos suficientes como para que no se justifique mantener la noticia aportada por la otra fuente, al carecer ya de fundamento después de conocerse las explicaciones oportunas de la parte acusada. Si, por el contrario, opina que esos argumentos no anulan los datos iniciales, debe seguir adelante. Obviamente, reproduciendo la versión del implicado. Un periódico que no respete eso será un mal periódico y perderá todo crédito.
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¿Vender publicidad y hacer periodismo a la vez es ético?
Respuesta de Gumersindo Lafuente
Cualquier información falsa o no debidamente contrastada no es admisible. Si además no se deja hablar a los citados ni siquiera replicar, peor aún. Para esto no hay atajos.
Respuesta de Javier Darío Restrepo
Las normas éticas que en los códigos éticos y en los manuales de estilo ordenan es la publicación de pruebas cuando se acusa a alguien; que exigen que al acusado se le dé la oportunidad de presentar su punto de vista, y en las que se rechaza totalmente la práctica de la acusación falsa, salvaguardan además de la credibilidad y la dignidad del periodismo, el derecho de la ciudadanía a ser respetada en su buen nombre. Esas normas también remueven los obstáculos que a la justicia le puede crear esa clase de información.
Es fácil concluir, por tanto, que cuando se publica un periódico o revista impreso, radial, televisado o digital que no respeta los derechos de las personas, se convierte en un peligro público que debe ser sometido a control. En situaciones así es usual que se invoque la libertad de prensa como defensa del transgresor que usa su medio para hacer daño. Cuando esto ocurre es la ocasión oportuna para recordar que nadie es libre para hacer daño; que ninguna libertad es absoluta y que toda libertad tiene los límites de los derechos de las otras personas.
La permanencia de publicaciones así es una ofensa para el periodismo decente que trabaja para el servicio de la sociedad, en especial, para defender sus derechos.