¿Cómo tratar noticias como la de las víctimas del atentado contra la Escuela de Policía en Bogotá?
Respuesta de Mónica González
La información sobre víctimas de un atentado terrorista no solo debería prestar atención a no incurrir en el morbo innecesario de mostrar o describir con detalles heridas y mutilaciones feroces. También debiera ser motivo de búsqueda: quiénes eran y qué hacían esas personas en ese lugar en el momento justo del hecho. Y ello, porque esos atentados violentan las mínimas reglas de la convivencia humana, atacan indiscriminadamente a inocentes y, al mostrar quiénes eran esas personas, podemos intentar hacer un aporte a la comprensión de la dimensión de esa violencia irracional.
Respuesta de Álex Grijelmo
Con respeto a la intimidad de los fallecidos y de sus familiares, y evitando imágenes que no añadan información sino solamente morbo.
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¿Cómo evitar el sensacionalismo en el periodismo al cubrir crímenes de lesa humanidad?
Respuesta de Javier Darío Restrepo
Ha sido dicho en repetidas ocasiones, pero hay que insistir, en que el primer deber frente a las víctimas es la solidaridad. El periodista debe ser solidario y convocar a la solidaridad con su información. Que es distinto del llamado a la curiosidad. Esta se siente en esas preguntas sobre lo que la víctima siente o sobre los detalles personales en la tragedia.
Para que esta equivocación no suceda es prudente que el periodista se aclare a sí mismo cuáles son los motivos que lo mueven en este cubrimiento periodístico, para asegurarse de que lo hace por motivos dignos y profesionales, y no por razones mezquinas como el provecho comercial de la noticia, o el éxito profesional o la figuración del reportero.
Descartadas esas motivaciones se puede precisar que se informa para dar voz y ayuda a las víctimas y para contribuir a la erradicación de la violencia, de la injusticia o de la corrupción, según el caso. Cuando esto es lo que se busca no es suficiente la información que muestra los hechos; además es necesaria su interpretación y análisis, su contextualización y, sobre todo, la mirada sobre las consecuencias de los hechos.
En todo este proceso, el periodista activa, además de los sentidos, la inteligencia y valores como su compromiso con la verdad completa; de ahí el rigor con que comprueba los hechos y con que utiliza las palabras; la independencia frente a las presiones, incluida la presión del tiempo que impide el análisis y la reflexión, y el valor de la responsabilidad que hace ver el trabajo periodístico como una respuesta que se le debe a la sociedad.