Cuando una fuente exige tiempos y condiciones para publicar una información filtrada (como en el caso de Wikileaks y Julian Assange), cuál debería ser la respuesta de los mandos medios (editores). ¿Publicar de todas maneras la información aunque ya hubo preacuerdos con anterioridad o seguir a las exigencias de la fuente?
Respuesta: En el caso de Wikileaks los cinco directores de diarios que recibieron los cables se comprometieron a observar unas normas de manejo de la información, la comprobación de los datos, por ejemplo. Esas normas no eran nada distinto a las que el periodista debe tener en cuenta en su manejo de las fuentes y del material que ellas proporcionan. La fuente, para su propia seguridad o para garantizar la integridad del material que ofrece, pone condiciones que deben respetarse. Si las condiciones no tienen que ver con esos criterios sino que tienden a manipular al periodista, vg. Publicar textualmente una acusación sin pruebas contra alguien, en ese caso el periodista se debe negar. Pero es indudable que sea con material como el de Wikileaks o con los Papeles de Panamá, la responsabilidad del periodista al difundirla información debe regirse por las normas de la responsabilidad...
El periodista francés Dieffel anuncia una nueva era en el periodismo, en la que cambiará la relación entre periodistas y políticos, más desconfiados éstos, menos crédulos aquellos; y puede ser que menos sumisos ante el poder. Esta es la más optimista de sus predicciones.
Su talante crítico, por una parte y la posibilidad de conocer los movimientos de los poderosos, serían el comienzo de la disminución del poder de los corruptos. Corrupción y secretos suelen ir de la mano, por eso donde hay corrupción el silencio se impone o se compra. Una corrupción debilitada por la información es parte de ese mundo que parece gestarse en W.L.
También podría ocurrir que los secretos se volvieran más secretos; que el poder se transformara en un ente hermético; que la información se llegue a celar como las cuentas de un banco suizo o que los mentirosos, bajo el maquillaje convincente de la publicidad lleguen a ser la verdad de las ciudades.
Cualquiera de esos dos escenarios es posible. Lo que es indudable es que en adelante muchas cosas tendrán que cambiar y que los deberes éticos serán más exigentes, puesto que a más poder mayor responsabilidad.
Documentación
Aunque no todos los informantes responden a un estereotipo es muy frecuente escucharlos hablar de razones de patriotismo y moralidad para justificar sus infidencias. No faltan los que dicen que su único propósito es limpiar su nombre y el de su familia.
Ya verá usted que detrás de esas advertencias se esconde a menuda una historia de rencor acumulado y el propósito de cobrar venganza a través del escarnio público.
Generalmente el reportero tiene que lidiar con dos tipos de informantes: el que entrega la información básica desde el principio y se retira, y el que la suelta poco a poco y a medida que el reportero investiga. Ejemplo ideal delos primeros es el ciudadano que, probablemente arrepentido de lo que vio, se arriesgó a entregar a reporteros de la revista SI del Perú las indicaciones para llegar hasta el lugar donde habían sido enterrados los cadáveres de los estudiantes y profesores de la universidad de La Cantuta.
Hay otros informantes con los que hay que tener más cuidado, dosifican los datos para mantener el interés del periodista o para tener el control de la investigación. Si usted trabaja con informantes dosificadores lo primero que debe averiguar es qué intereses tiene, y cuáles son las probabilidades de que usted sea un instrumento de sus artimañas. Pregunte a qué se dedica, dónde trabaja, su filiación política, quiénes son sus amigos y sus enemigos. En los casos en que la veracidad de una información dependa de la seriedad y responsabilidad de quien la entrega, la primera indagación no debe ser sobre el material recibido sino en torno al mensajero. Y esto debe hacerse con mucha discreción.
Aunque escasos, hay informantes que de entrada confiesan sin reparos los motivos personales que los llevan a revelar la información y están dispuestos a que su nombre sea citado.
Gerardo Reyes en Periodismo de investigación, Trillas, México, 1996. p 139-140