Consultorio Ético de la Fundación Gabo
29 de Septiembre de 2016

Consultorio Ético de la Fundación Gabo

¿Cómo podemos establecer parámetros para no involucrar los elementos ontogénicos (sic) de cada uno de nosotros en el hecho noticioso? Las normas que se aplican corrientemente en los medios para que ni el protagonismo del periodista se imponga, ni sus puntos de vista, ni su subjetividad contaminen la información, tienen el objetivo de hacer llegar al receptor una información libre de sesgos, hasta dónde esto es posible.
Yen vez de reemprender la discusión estéril sobre objetividad, hoy la atención se dirige hacia la intencionalidad. En efecto, es un hecho que todo proceso de producción de información está presidido por una intención, sea explícita y por tanto fácilmente detectable, o implícita, que sólo se descubre mediante un examen a fondo de las propias intenciones. Esa mirada sobre las intenciones es la que el periodista mantiene cuando ante cualquier información por hacer se pregunta: ¿qué intenciones me mueven?
Se trata de asumir el control de la acción informativa y de evitar que motivaciones inconscientes - afectos, desafectos, rencores, gratitudes, miedos o entusiasmos, por ejemplo- tomen el control. Es una operación consciente en la que el periodista subordina lo que él es a su propósito de entregar a sus lectores una información limpia y sin contaminaciones.

Documentación.

No se informa sólo por informar. Informar no es un acto que acabe en sí mismo. El informador elige una información y elige el público al que se la dirige. Nadie habla en el vacío. Se informa con el fin de prestar un servicio, de incrementar las ventas de un periódico, de adquirir un prestigio, de competir con el adversario, escandalizar al público, dar soporte a una noticia o, por el contrario, descalificarla. Como ocurre con todo acto lingüístico, la información busca ciertos efectos y reacciones del público. En definitiva, la intención es importante para decidir lo que es informar.
Todo parece implicar que la información como reflejo de la realidad es puro mito. Se trata, en verdad, de dar a conocer lo que ocurre. Pero también se trata de dar forma a eso que ocurre. La función de suscitar sentimientos, inquietudes, curiosidades, adhesiones. La información es una estrategia productora de moral o, por lo menos, de ciertos valores. La información selecciona, da relieve a aquello que, según el informante, merece tenerlo.Ninguna información es puro reflejo de lo que hay. La objetividad es una ilusión, aunque se puede ser objetivo. Lo diré de otro modo: lo que el buen informador debería proponerse no es tanto ser objetivo, cuanto ser creíble.

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