Un comentario informal del presidente, hecho solo para relajar el ambiente de la entrevista, fue difundido por un medio de comunicación a pesar de que en la oficina de prensa de palacio se dijo que se trataba de un comentario off the record. ¿Fue ético difundirlo? Se destacan dos aspectos en este hecho:Las obligaciones que se derivan del off the record. Se trata de un pacto implícito, de caballeros, en el que se conviene que la fuente hablará en libertad porque ni sus palabras, ni su nombre serán publicados. El periodista es libre de aceptar, y se queda en la conversación o de no aceptar, y se retira. Pero si se queda, está obligado a respetar el pacto. Suele ocurrir que, cuando el tema tratado por la fuente es importante, lo conversado sirve de pista para investigar o confirmar con otras fuentes, pero sin referencia alguna a la fuente que pidió el off the record.El otro aspecto se refiere al hecho mismo de la publicación de un apunte trivial con categoría de noticia. Es una tendencia cada vez más extendida la de creer que se puede hacer un buen periodismo con asuntos y detalles leves. El periodista, ciertamente, tiene el poder de convertir lo más importante en ligero, y lo más trivial en importante. Los asuntos de la política, especialmente si el protagonista es el presidente de un país, deben ser manejados en la prensa con la responsabilidad de quien informa sobre el interés público, y no con la superficialidad de quien se preocupa por vender más periódicos con abundancia de chismes y de historias ligeras.En el caso propuesto aparecen estos dos elementos:El compromiso del periodista que admite un off the record a su fuente.La tendencia a trivializarlo todo y a convertir en noticia detalles secundarios y sin peso informativo alguno.
Documentación.
Cómo desarrollar sus fuentes.
Conforme usted conozca más gente y se involucre más en su comunidad, usted sabrá identificar rápidamente a las personas que sabe lo que está pasando. Desarrolle un sistema para poder localizar con rapidez a estas personas. A sabiendas de que hay muchos sistemas, he aquí uno que le puede servir hasta que usted desarrolle el suyo propio con ayuda de las nuevas tecnologías:Consígase un tarjetero, dedique una tarjeta a cada fuente. Consigne todos sus teléfonos, los de casa, del trabajo y celular. O bien, una pequeña agenda que lleve siempre encima, le puede dar el mismo resultado. Lo mejor: usar las dos cosas.Revise ese tarjetero o agenda periódicamente. Le servirá para recordar gente que ha conocido. Si no ha hablado con ellas durante semanas, llame aunque sea solo para saludar y para decir que usted está ahí, todavía.Proteja sus fuentes confidenciales. Lo mejor será tener un archivo aparte de las fuentes que insisten en permanecer en el anonimato.No se olvide de las secretarias. Apunte nombres y números telefónicos. Ellas se consideran como el poder detrás del trono y aunque no hacen el trabajo del ejecutivo, sí se aseguran de que se haga. Y sin embargo no se las considera ni siquiera como profesionales. El hecho es que ellas pueden ayudar a localizar a su jefe, sobre todo cuando el periódico está a punto de cerrar. Una secretaria de buena voluntad puede irrumpir en la junta y darle una nota a su jefe. Si el jefe está fuera de la ciudad, una secretaria amiga le puede decir dónde está y dictarle los números telefónicos y los itinerarios que permitirán localizarlo.Leonard Ray y Ron Taylor.
Sala de Redacción. Gernika, C. de México, 1985. P. 68.