Se descubre que los directivos de un medio malversaron fondos de la empresa, evadiendo tributos y perjudicando a los accionistas. El poder judicial les otorga una prescripción y el caso se archiva a través de una fiscal cuestionada por el mismo diario. ¿Es ético que estos directivos permanezcan como miembros del directorio del periódico, que utilicen las páginas del periódico para emitir comunicados con los que pretenden hacer creer que cualquier cuestionamiento contra ellos es un atentado contra la libertad de expresión? ¿Es ético usar el poder de un medio para manipular los hechos en busca de la impunidad?
Un tema similar había sido tratado en una consulta anterior (Consulta # 52). A la respuesta que entonces se dio, habría que agregar una consideración que es pertinente: que la propiedad de los medios de comunicación no tiene el mismo carácter que el de una fábrica de vestidos o la de una ensambladora de autos. A diferencia de estas, un periódico hace de sus dueños, concesionarios para el manejo de un bien público que es la información. Esta no puede ser tratada caprichosamente, ni subordinada a intereses particulares. En cuanto empresa, se maneja como cualquiera otra en cuanto periódico (emisora o canal de TV) que procesa y difunde información, tiene unos deberes y responsabilidades derivados del carácter de su materia prima, que es la historia diaria de la sociedad. En el caso propuesto es evidente que la información publicada y el periódico se están utiliz
Por consiguiente, y es el otro aspecto, el periódico se vuelve cómplice de un delito, materia que desborda la competencia de ese tribunal de la opinión pública, que son los lectores, y puede convertirse en asunto competencia de la justicia.
Documentación.
Sabemos que la libertad de expresión es condición básica de toda democracia. Desgraciadamente no siempre valoramos lo que ella significa, quizá, porque es propio del ser humano, apreciar lo que se tiene solo cuando lo ha perdido. Olvidan muchos que la libertad de prensa es árbol frondoso bajo el cual se cobijan todas las otras libertades. Talado aquél, estas quedan indefensas y son arrasadas por el huracán de las dictaduras.
Pero si los periodistas, exigimos con toda razón amplia libertad, estamos de otro lado obligados a ofrecer honestidad e independencia, pues así como el periodismo libre es vital para la democracia, la independencia es esencial para el periodismo libre. Por ello es fundamental que cumpla esta trilogía:
Libertad, para informar y opinar sin traba alguna.
Independencia, para que la opinión expresada sea la del propio periódico y no de terceros.
Honestidad: para usar esa libertad y esta independencia en la búsqueda de la verdad y de acuerdo con un profundo sentido de responsabilidad.
Sólo así podrá el periodismo cumplir, honrosamente, su noble y difícil misión.
Alejandro Miró Quesada.
Intervención en Jornadas Empresariales de Medios de Comunicación. Buenos Aires, agosto de 1985. Cuadernos de Información n3. 1986.