El Ministro de Minas y Energía es propietario de, al menos, dos medios de comunicación y es miembro de una familia cuyas inversiones están también en el campo de los medios de comunicación. ¿Es ético que los medios, propiedad del ministro, acepten pauta publicitaria de empresas que pertenecen a sectores regulados por el ministerio que dirige? R.- En casos como este se pone en riesgo una virtud necesaria para hacer periodismo: la independencia.
La independencia es una actitud previa indispensable para ser libre. Dos veteranos periodistas de Estados Unidos, Leonard Ray y Ron Taylor relacionan estrechamente la objetividad y la independencia. Un periodista debe contar con la máxima independencia para ofrecer una información veraz; cualquiera limitación o condicionamiento puede alterar la apreciación de los hechos.
En el edificio del World, de Joseph Pulitzer, se esculpió en piedra la frase: “Quiera Dios que esta casa sea el hogar de un periódico siempre en lucha contra toda forma de mal, siempre independiente”.
Para el director propietario del Times de Nueva York, Adolph Ochs, el periodismo es una profesión que no se ve influida por amistades y que no teme a enemigo alguno; no busca favores ni acepta justificaciones. Profesión en que la pasión, los prejuicios y el fanatismo son fatales para sus más altas aspiraciones”.
La independencia, es pues, una actitud interior y una práctica cotidiana. En lo interior es equilibrio entre presiones extremas, en lo exterior la independencia rompe dependencias, rechaza lo mismo la presión del miedo que inducen las amenazas, o la de la avidez del poder, o de las riquezas que proponen los que quieren arrebatarle al periodista el control de la información.
En cuanto a los posibles delitos de uso del cargo para obtener ganancias y apoyar las propias empresas, es un tema de la justicia penal. La ética tiene exigencias más altas.
Documentación
Ustedes afrontan la elección entre dos tipos de periodismo. Por un lado, el periodismo que no acepta obligaciones con la sociedad, ni tiene escrúpulos morales porque solo aspira a ganancias pecuniarias. La gente ávida de dinero que se dedica al periodismo ha producido una clase de periódicos que son una especie de extorsión matizada aquí y allá por la mendicidad y que no son más respetables que cualquier clase de prostitución. Este grupo de diarios atrae a un tipo de lectores, de baja condición, a los débiles mentales que nada aprenden y lo olvidan todo, que razonan exclusivamente con sus emociones y aceptan sin dudas todo lo que se les presente en términos sensacionales. Este negocio es muy lucrativo y completamente perverso. Por lo tanto, al final solamente repara las satisfacciones que proporciona obtener dinero en sus formas más crudas. Para pertenecer a una profesión que solo se interesa en hacer dinero, se debe poseer cierta sicología especial: la que nace de un absoluto descreimiento de todo, excepto que a cada momento nace un tonto y que la principal finalidad del hombre consiste en despojarlo de su dinero. Cada fase de este género de periodismo requiere del engaño en todas sus formas sutiles, desde la flagrante mentira hasta los más elevados dominios del prevaricato. Si ustedes quieren obtener una éxito rápido y fugaz, dedíquense a este estilo del periodismo. Pero manténganse alejados de él si estiman el auto respeto como una perla de gran valor.
Y la otra clase de periodismo se ocupa simplemente de ofrecer noticias, interpretándolas con veracidad, sin miedo ni favoritismos para con partido, facción o clase alguna. Esta es una tarea ardua, requiere inteligencia, exige un sentido moral, y sobre todo, un valor moral. Una y otra vez tendrán ustedes que arriesgar el dinero, dejar que se lo lleve el competidor para conquistar la estima del grupo más sensato y decente de su comunidad.
William Allan White. Director de Emporia Gazette.
Consultorio Ético de la Fundación Gabo
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