Consultorio Ético de la Fundación Gabo
22 de Julio de 2016

Consultorio Ético de la Fundación Gabo

Salvo que me lo haya perdido no he leído ninguna consulta acerca del periodismo militante, es decir, el de los periodistas identificados con el gobierno de turno. Ellos defienden su actitud diciendo que son honestos y no esconden su ideología. ¿Cuán ético es ese periodismo? ¿Existe el periodismo independiente? R.-La pregunta sobre la independencia política del periodista, respondida en varias ocasiones (Ver consultas 1217, 1327, 1362, 1244, 1487, 1463, 1395, 1411, 1414, 1495) ha dado lugar a consideraciones como estas:
La información política, lo mismo que cualquier otra información, demanda apego a los hechos, antes que a calificativos o sesgos partidistas, lo que en los manuales se llama “objetividad periodística” a pesar de todas las limitaciones que tiene ese término. Cuando la información no cumple con ese indispensable requisito deja de ser información y se convierte en propaganda, esa forma de decir medias verdades como si fueran la verdad total. La información política honesta es la que permite al ciudadano tomar decisiones motivado, no por una presión propagandística, sino por el conocimiento de los hechos. También es honesto manifestarle al receptor las propias preferencias, pero con la simultánea presentación de los puntos de vista contrarios. Obviamente si la adhesión a una causa o persona es el interés personal, en nada relacionado con el bien común, esto no constituye un argumento respetable. El periodismo militante, lo mismo que las campañas publicitarias, solo permite ver una parte de la verdad política, mientras la exigencia profesional es la de proporcionar la verdad total y creíble. Una verdad periodística es creíble cuando es independiente, es decir, desligada de intereses personales, institucionales o partidistas.
Documentación
Los periodistas deben mantener su independencia respecto de aquellos de quienes informan.
Esto se aplica incluso a aquellos que trabajan en el terreno de la opinión, la crítica y el comentario. Es esta independencia de espíritu y de pensamiento, más que la neutralidad, lo que el periodista no debe olvidar.
La credibilidad del periodista se arraiga en la misma devoción por la veracidad, y el interés cívico y el mismo deseo de informar de cualquier periodista. Hablan como si pudiera convencer a alguien de que no está de acuerdo conmigo.
Este principio se basa más en el pragmatismo que en la teoría. Podría pensarse que es posible informar sobre un suceso a la vez que se participa en él, pero lo cierto es que estar implicado como participante en una noticia ensombrece cualquier otra tarea que el periodista deba desempeñar. Se vuelve muy difícil considerar las cosas desde otras perspectivas. Es más costoso ganarse la confianza de las fuentes y de otros participantes de ambos lados. Resulta muy complicado, si no imposible, convencer al lector, oyente o espectador que antepones sus intereses a los del grupo para el que trabaja. En otras palabras, podrías ser el asesor secreto de aquellos de quienes escribes, o el encargado de escribirles los discursos, o aceptar su dinero. Es un gesto de arrogancia y probablemente de ingenuidad o de autoengaño pensar que en efecto se puede informar de una noticia al tiempo que se hace parte de ella.
Bill Kovach y Tom Rosenstiel en Los elementos del periodismo. Aguilar , Bogotá, 2004. pp. 114, 115.

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