Este tres de febrero periódicos salvadoreños llevaban una portada con la leyenda: El Robo del siglo, una estrategia de la empresa privada contra la reforma del sistema de pensiones. ¿Es válido ese recurso? R.-Es parte del juego limpio de los medios con sus lectores, mantener unas muy claras diferencias entre los contenidos publicitarios y los noticiosos.
Cualquier clase de engaño deteriora la confianza del lector en el medio.
Desde el punto de vista ético existe un compromiso del periodista con la verdad, que es parte esencial de la identidad profesional. Así como el médico se consagra a la defensa de la vida y el abogado a la de la justicia, el periodista está para buscar y difundir la verdad de los hechos diarios; por tanto, las medias verdades o los trucos publicitarios le deben ser completamente ajenos.
Los manuales de estilo y los códigos son claros en las normas que ordenan una separación radical entre el mensaje publicitario y la información. La práctica, que se ha vuelto común, de publicar periódicos con portadas falsas dedicadas a anuncios publicitarios, o de imitar el estilo de presentación de las noticias para anunciar productos, son formas de engaño que disminuyen o destruyen la confianza de los lectores. Al periodista le corresponde asumir la defensa de esa confianza denunciando las imposturas de la publicidad.
Documentación.
La dirección puede decidir no publicar disfrazados: los que adoptan interesadamente formatos de información pretendiendo pasar como noticia.
El publirreportaje es publicidad con diseño de información. El Comercio no promoverá su publicación.
Se presentarán de tal manera que, a pesar de que el arte o la diagramación original intente parecerse a una información, el lector debe quedar debidamente prevenido de que se trata de un aviso comercial.
Libro de Estilo del diario El Comercio de Lima 132 y 133
La publicidad es parte de la información que el periódico entrega a sus lectores, por tanto debe ser tan veraz como cualquiera de sus noticias. Sin embargo, para que la buena fe de los lectores sea honrada, se diferenciará de las noticias (que son informaciones no pagadas) en cuanto a presentación y ubicación de modo que no haya lugar a confusiones.
Manual de estilo de El Colombiano de Medellín.
La publicidad siempre estará diferenciada tipográficamente de los textos elaborados en la redacción. Los tipos de letra reservados para las informaciones no pueden ser utilizados en la publicidad.
Los anuncios cuyo diseño se asemeje a las columnas de un periódico, deberán incluir en la cabecera la palabra Publicidad.
Libro de Estilo de El País, de Madrid. 130
Uno de los primeros recaudos para servir al lector es que en el diario pueda diferenciarse con claridad qué es una información y qué es publicidad. En consecuencia se usan tipografías y diagramaciones diferentes para cada uno de esos materiales.
Manual de Estilo del diario La Nación, de Buenos Aires.
El material publicitario no debe asemejarse al noticioso de manera que pueda confundir al lector. Los departamentos de Publicidad y de Redacción son autónomos y no tienen entre sí ningún vínculo de subordinación.
Manual de Redacción de El deber de Santa Cruz de la Sierra, Bolivia.
Consultorio Ético de la Fundación Gabo
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