Consulta: Mi consulta es sobre cómo hacer un uso correcto de los nombres de las víctimas en los casos de abuso policial. En nuestro medio hicimos una investigación sobre un caso de abuso policial dentro de una Comisaría, y finalmente escribimos la nota publicando el nombre de la víctima, pero no el de los ex carabineros que fueron condenados por golpear a la víctima, esto porque existe un temor de represalias contra nosotros. Sin embargo, me hace ruido que sí se difunda el nombre de la víctima, quien de todas maneras ha aprobado que publiquemos su nombre. ¿Qué se puede hacer en estos casos? ¿Se debería dejar el nombre de la víctima en el anonimato también al igual que el de los ex policías? ¡Saludos! Patricia Torres, Chile

Responde Yolanda Ruiz

Conviene tener siempre presente que estamos obligados a proteger a las fuentes si puede haber un riesgo al publicar sus datos. Siempre hay que tener su autorización expresa para poder identificarlas en una publicación. Cuando se trata de víctimas incluso es recomendable ir más allá porque a veces, a pesar de tener esa autorización, el periodista debe evaluar todo el contexto para saber si es seguro publicar. En ocasiones las víctimas no alcanzan a evaluar el impacto de ser identificadas y es deber ético del periodista prever todo posible riesgo para proteger la identidad si se considera necesario en circunstancias particulares. En el caso de los abusadores, si ya fueron condenados, es claro que no habría restricción para identificarlos y puede ser, incluso, parte de la sanción social que pueden y deben tener. Sin embargo, se entiende también que el periodista no siempre puede publicar por sus propias razones de seguridad. No hay respuesta correcta o incorrecta en este caso. Mantener el anonimato de las fuentes depende de la evaluación rigurosa de las implicaciones de publicar o no hacerlo.

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El Consultorio Ético de la Fundación Gabo es un espacio en línea que desde el 2000 ha brindado orientación a periodistas, reporteros, editores, profesores y estudiantes de periodismo de Iberoamérica sobre los dilemas éticos que día a día se presentan en el ejercicio periodístico. Este servicio ha sido posible gracias a la alianza de la Fundación Gabo con los grupos SURA y Bancolombia, con sus filiales en América Latina. 

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