Mis respetos y mi solidaridad a todos los afectados por los actos terroristas en Estados Unidos. ¿Qué sacamos, como profesionales, de este drama, que ha cambiado para siempre la vida de todo el mundo? Es posible que también haya cambiado el periodismo. Entre los cambios más evidentes está la cautela con que se informa para no hacer daño. Las cadenas de televisión que renunciaron a sus franjas de comerciales para informar de modo ininterrumpido, las programadoras que retiraron películas exitosas bajo la consideración de que podrían herir los sentimientos de la audiencia, los periódicos que le dieron prioridad al material de análisis y de explicación sobre los titulares y fotografías calientes y espectaculares, son hechos que permiten pensar que para la prensa el siglo XXI ha comenzado bajo el signo de la responsabilidad.
De ese hecho se pueden colegir los siguientes posibles cambios:
Los medios parecen haber comprendido que pueden hacer daño, y no quieren hacerlo, como cualquier visitante que entra a la habitación de un enfermo grave. Si lo están haciendo así por razones comerciales o por motivos éticos, es algo que está por definirse. Pero el hecho es que se ha dado un paso adelante, desde la convicción común de que el medio, apoyado en el derecho de la gente a saber, debía informar la realidad sin más consideraciones, hasta la preocupación de hoy sobre los efectos que pueda tener sobre la población una emisión o una edición.
El otro cambio, estrechamente relacionado con el anterior, tiene que ver con la percepción sobre los efectos útiles o buenos que se pueden obtener con los medios. Las emisiones de televisión y de radio en Estados Unidos quieren motivar: o para la serenidad, o para la ayuda mutua, o para unirse alrededor del gobierno, o del país, o para conjurar brotes de xenofobia, o de racismo.
Lo que pensaban los medios antes del 11 de septiembre y lo que piensan y hacen ahora, exhibe las diferencias que un impacto profundo suele generar. Y si ese cambio es en la dirección de una creciente responsabilidad social, los medios y la sociedad habrán ganado.
Documentación.
Las imágenes de la gente que saltó al vacío de lo alto de las Torres Gemelas, captadas y difundidas por la prensa y la televisión estadounidenses, son ahora motivo de arrepentimiento y de un debate ético en los propios medios después de la tragedia,el remordimiento. La prensa estadounidense se debate en conflictos éticos sobre la cobertura informativa que dieron a los atentados contra las Torres Gemelas de Nueva York. La imagen de una persona cayendo al vacío, transmitida en vivo por CBS, Fox y CNN, pero también capturada por un fotógrafo de The Associated Press, reproducida por la mayor parte de los diarios del mundo, provocó desconcierto y abierto rechazo de algunostelevidentes y lectores de diarios. Kenny Irby, editor de fotografía de tres reportajes ganadores de premios Pulitzer, publicados por Newsday, y profesor de ética del fotoperiodismo en The Poynter Institute, lo plantea así:
"¿Has considerado seriamente el poder de un instante detenido en el tiempo, de cómo una imagen fija puede ser más devastadora que el efímero chispazo de un segmento de video?"
Paradójicamente, el diario St. Petersburg Times, propiedad de quien fue su director hasta su muerte en 1978, Nelson Poynter, fundador del instituto que lleva su nombre, en Florida, publicó la fotografía de un hombre cayendo de la torre norte, en una edición extra que circuló apenas unas horas después de la tragedia.
La editora del St. Petersburg Times, Sue Morrow, le comentó al propio Irby que en ningún momento discutieron en el periódico la posibilidad de no publicar esas fotos. "Como periodista -dijo-, supe que eso era lo que teníamos que hacer por nuestros lectores: cubrir la tragedia".
The Poynter Institute ha realizado una cobertura especial en Internet sobre el desempeño de la prensa estadounidense frente al desastre. Ahí, Irby recogió en un artículo algunos de los argumentos que llevaron a la publicación, o no, de esa fotografía en periódicos de ese país.
El centro del debate en la prensa estadounidense se alimenta por mensajes como el de un lector que escribió al editor del diario The Detroit News para protestar por esa foto: "Es nauseabundo ¿usted no tiene sentimientos ni respeto por las familias que perdieron seres queridos?".
Bill Wheatley, vicepresidente de noticias de NBC, no se dio cuenta de eso sino hasta después de haber transmitido la escena de una persona que saltaba de una de las torres. Decidió que no volverían a sacarla al aire, pese a su valor periodístico: "Sentimos que era una imagen perturbadora", justificó.
Visto así, la preocupación de los editores estadounidenses roza consideraciones de moralina sobre la "sensibilidad" del público expuesto a escenas reales brutales... y su eventual reacción frente al producto periodístico que le pretenden vender. La precaución, más que ética, luce comercial.
Gerardo Albarrán de Alba.
En Revista Proceso. No.1298. 16 de septiembre de 2001 Ciudad de México