¿Es ético que los medios periodísticos siempre entrevisten a las mismas personas? Sucede porque es común la idea de mirar los hechos desde arriba, es decir, a través de los ojos de gobernantes, políticos o famosos. Son los que monopolizan las libretas de fuentes de los periodistas convencidos de que la mejor información es la que ofrecen los personajes.
También se explica esa práctica porque el periodista se rutiniza y prefiere el camino trillado de las fuentes que conoce, al trabajo arduo de buscar constantemente nuevas fuentes.
Hay que tener en cuenta, además, que entre los personajes son muchos los que tienen interés en aparecer en los medios y hacen lo que sea necesario para lograrlo. Cuando esto sucede, es evidente que solo se ofrece una parte de la verdad de los hechos, que la información puede estar condicionada por el interés de los entrevistados y que el periodista está manipulado por sus fuentes.
La fuente, mirada desde lo ético, es un medio para llegar a la verdad está al servicio del público al que se está entregando la información, por tanto, debe ser independiente e idónea. No siempre los personajes tienen esta independencia, ni la necesaria idoneidad, en consecuencia, la información que se le ofrece al receptor es de mala calidad. El deber ético es el de entregar información de excelente calidad, por tanto, el periodista debe hacer lo necesario para obtenerla.
Documentación.
Quiéralo o no, el periodista depende en gran medida de lo que digan los otros. Por eso se dice que un reportero "vale" el número de personas que estén dispuestas a pasarle al teléfono. Su directorio de fuentes es uno de sus tesoros más preciados.
¿Cómo se amplía el directorio de fuentes para que el periodista no esté circunscrito a las personas que lo necesitan? Hay varias estrategias. La principal es no cubrir edificios sino procesos.
Las salas de redacción tienden a organizarse alrededor de instituciones: la policía, la presidencia, los ministerios, el ejército. Con frecuencia el periodista se sienta, días enteros, en el edificio correspondiente a esperar que su fuente salga de la oficina y haga alguna declaración. El periodista se convierte, así, en una especie de mendigo esperando que el funcionario le tire un mendrugo de información. Desafortunadamente muchas veces solo aporta declaraciones inocuas.
"Es necesario diseñar una estrategia que le permita al redactor realizar su trabajo sin depender exclusivamente de las fuentes o de la eventualidad de una tragedia natural," dice María Teresa Ronderos, en el manual Cómo hacer periodismo.
La principal es permitirle al periodista cubrir la realidad de manera más integral y encontrar historias fascinantes que rara vez aparecen en un comunicado o en una rueda de prensa. También se convierte en una garantía para la independencia del periodista. Si un reportero depende siempre de la misma fuente seguramente generará con ella una relación demasiado íntima y poco crítica. Algunas fuentes tienden a chantajear a los periodistas con información o exclusivas a cambio de un cubrimiento positivo o de hacerse los de la vista gorda cuando se equivocan. Con este método de diversificar las fuentes el periodista tiene el control de la historia.
Cuando el periodista desarrolla su trabajo de esta manera gana experticia en el tema. Esto le permite calibrar el verdadero significado de la noticia que provea su fuente en comunicados o declaraciones.
Proyecto Antonio Nariño.
La relación entre periodistas y fuentes. Bogotá, 2004, pp 7 y 8.