En un accidente de carretera los padres de una novia murieron, ella quedó en estado grave y el novio se salvó. La noticia apareció bajo el título: Accidente permitió descubrir infidelidad. Las declaraciones de la esposa del novio en el sentido de que era casado y con tres hijos, fueron el tema central. ¿Era necesario publicar esto como parte central de la noticia? La importancia de la información periodística consiste en su utilidad pública, por tanto, sus temas siempre tienen que ver, directa o indirectamente con el interés público. Por esta razón el periodista profesional selecciona entre los temas posibles de información los que corresponden a la pregunta guía: ¿esto es de interés público? Al plantear el criterio de interés, excluye los temas que responden solamente a la curiosidad y al morbo y al adoptar el criterio complementario de público, descarta lo que obedece tan solo a un interés particular.
La del periodismo es una función pública, aunque se ejerza en medios privados y deriva su dignidad e influencia, de esa función pública.
En el caso propuesto es evidente la ausencia de esa dignidad profesional y de esa dimensión pública de la información, porque se invade la intimidad de una persona y se convierte la información en material que responde a la curiosidad morbosa de los receptores.
No basta, en efecto, que una información sea verdadera, como aparentemente esta lo es, sino que debe ser de utilidad pública, que en este caso no lo es además, la información no debe hacer daño, como es evidente que esta lo hará.
Documentación.
¿Qué verdades hay que decir? ¿Qué opiniones hay que transmitir? ¿Se tiene el derecho a decir cosas con tal que sean verdad? Entramos aquí en el delicado terreno que nos muestra que la referencia a la verdad no es absoluta sino condicionada.
Respecto a qué debe decirse en los medios está, por supuesto, la cuestión previa de qué puede decirse. Es ya lugar común decir que los periodistas están sujetos a una triple referencia: a la hora de seleccionar lo que cabe decir. Por un lado el criterio de lo que es merecedor de ser destacado de cara a los objetivos internos del propio periodismo y pensando en los receptores, este debería ser el criterio decisivo, que nos remite al valor del respeto a las personas. Pero, por otro lado, está el criterio de la rentabilidad económica que no se puede ignorar pero debe quedar subordinado al anterior. Además, está la orientación ideológica del medio en que se ofrece la información, con tal que se haga dentro del marco del pluralismo mediático, de la transparencia y coherencia y de la democracia.
El periodista en su trabajo cotidiano al tener que aceptar estos tres criterios está empujando una especie de negociación latente que desde el punto de vista moral le pide que haga una articulación jerarquizada de dichos criterios, que a veces le puede llevar a serios dilemas personales.
Salvados estos obstáculos, ¿puede el periodista decir lo que quiere decir, con tal que sea verdad? La verdad no aparece en este momento como un valor absoluto e independiente. Lo que se diga, además de responder a la verdad, debe responder al respeto debido al otro y a la responsabilidad social. De hecho el respeto a la dignidad de las personas, es el valor decisivo desde el que discernir lo que debe decirse y cómo debe decirse.
Xavier Etxeberría.
Valores éticos en la actividad periodística. Diaconía # 3. Universidad Católica Boliviana. 2001. pp 10 y 11.