¿Qué opinión tiene sobre programas de televisión que utilizan cámaras escondidas?¿Es válido utilizarla para denunciar actos de corrupción de interés nacional? ¿En qué clase de investigaciones se puede utilizar? ¿Es correcto obtener con ella información exclusiva? ¿Quién puede decir si es ético o no su uso? Una pregunta en el mismo sentido fue respondida anteriormente en varias ocasiones. Se pueden localizar algunas de esas respuestas bajo los números 711-712- 713 y 757 en el archivo de este Consultorio, disponible para todos.

En estas y otras respuestas se encuentran los elementos necesarios para tomar una decisión correcta que, desde luego, debe ser personal, no impuesta.

Cuando un medio de comunicación adopta normas de autorregulación sobre estas prácticas ( cámara escondida, uso de cámaras fotográficas sin consulta a las personas objetivo, grabaciones sonoras sin consentimiento de quien habla, etc.) lo hace para preservar los derechos de las personas y para evitarse demandas judiciales también para garantizar la práctica de un periodismo investigativo de calidad, y para impedir que el periodista asuma roles que no le corresponden como el de juez o el de investigador judicial.

Recordar estas implicaciones, dar a conocer los principios y valores que prohíben estas prácticas, son tareas pedagógicas que afinan la sensibilidad ética y que facilitan a las personas el ejercicio de un juicio ético sobre sus propias acciones. En ética, en efecto, nadie es juez de nadie salvo de sí mismo.

Los datos consignados en las consultas señaladas arriba, servirán para establecer una posición ética frente a estas prácticas.

Documentación.

Si nos atenemos a una encuesta de 1982 de la Universidad de Iowa, una mayoría de editores de periódicos importantes desaprueba la grabación subrepticia y la asignan connotaciones éticas. La encuesta demostró que el 83% de los editores de una muestra representativa de periódicos con circulación de 25.000 o superior se oponen a que los periodistas se valgan de mecanismos secretos de grabación, aún n el caso de identificarse con anterioridad. De entre aquellos que los rechazaron el 85% adujo responsabilidad ética. Pero mientras que en general los encuestados en esta muestran rechazaron el uso de grabadoras ocultas, solamente un 22% las excluyó de plano. Muchos deben haberse dado cuenta de que los reporteros cuando investigan actividades ilegales no tienen otra alternativa que recurrir a estas grabaciones si quieren obtener evidencias de algún delito. Pedir consentimiento para grabar a los personajes con quienes lidian sería una tontería.

Estoy seguro de que si yo volviera a las actividades de reportaje continuaría con mi costumbre de hacer saber a las fuentes que les estoy grabando. Comparto la opinión de A.M. Rosenthal, editor asociado del New York Times de que "a nadie le queda del todo bien grabar a alguien y no informarlo. No es honesto. No es correcto. Punto.

Eugene Goodwin.
Por un Periodismo independiente. Tercer Mundo, 1994. Bogotá. Páginas 258, 259.