¿Es justificable que se les pague salarios de hambre a los periodistas?
Respuesta: Cuando un periodista recibe un mal salario se abren para él posibilidades dañinas como estas:Queda expuesto al soborno descarado o encubierto. Las propuestas por dar o por silenciar una noticia, encuentran eco propicio en quien se mantiene en condición de necesidad y es consciente de que con él se comete una injusticia. Es una forma sutil de soborno la que padecen los periodistas que deben sobrevivir con la venta de publicidad. Parece una forma más digna que la del que es abiertamente sobornado, pero igualmente eficaz para condicionar la independencia y despojar de su dignidad al periodista. También se encubre ese soborno con eufemismos del sobornador: "quiero estimular su ejercicio profesional", "demostrarle mi admiración y aprecio por su trabajo", "compensar el favor". Son personajes del gobierno o de la política, a veces empresarios, que afinan sus artes para ejercer control sobre el periodista. Queda obligado por la necesidad, a desempeñar varias actividades, o trabajos alternos, que le aumenten el ingreso. Esas actividades pueden ser incompatibles y ponen en riesgo su ejercicio honesto de la profesión. Por ejemplo, el que es a la vez encargado de la imagen de un político o funcionario, y reportero de política, de algún medio. En cualquier caso, esas actividades extras limitan el tiempo del periodista para su trabajo profesional. El buen periodismo, requiere una dedicación total.El daño de una retribución injusta no afecta solo al periodista hace daño a la profesión como tal y a la sociedad. Periodistas menesterosos no pueden actuar con la dignidad que demanda una profesión llamada a ejercer una alta influencia social. Además incapacita al periodista para dar la información completa y creíble a la que la sociedad tiene derecho. Cuando esto sucede la sociedad entra a depender de un producto viciado, que puede ser más dañino que el agua contaminada, los alimentos descompuestos o las medicinas letales.
Documentación
La integridad en sentido restringido significa el rechazo de dinero ofrecido para corromper la información. En sentido más amplio se refiere al rechazo de cualquier compensación, directa o indirecta distinta del salario profesional. (...)Cuando el periodista tiene que mantener una casa, educar unos hijos y mirar el futuro siempre incierto, es lógico que tenga intereses económicos familiares de consideración. El ganar dinero para vivir con dignidad es parte de la vida humana, que no puede ser olvidada de forma irresponsable. Por eso los textos deontológicos piden que el periodista viva dignamente de su trabajo. Es un derecho natural. Pero no está exento de abusos. De ahí que la paga del salario justo no se limite a sólo satisfacer ese derecho. Se trata también y de forma más explícita de que el periodista no tenga excusas para dedicarse a actividades que pueden dar lugar a corruptelas. Hoy en día cabe sospechar que, con frecuencia, los intereses económicos tienen a prevalecer sobre los estrictamente informativos. La información es un asunto de empresa y el lucro el mayor estímulo, por mas que en los textos deontológicos siga prevaleciendo el ideal de la verdad sobre el de lucro Un buen sueldo oficial es la mejor manera práctica de salir del paso a las posibles corruptelas de parte de los periodistas. Niceto Blázquez. ética y Medios de Comunicación, Biblioteca de Autores Cristianos, Madrid, 1994. P. 277 y 278