¿Es ético recibir premios de periodismo cuando en el jurado que lo decide no hay periodistas?
Respuesta: El periodismo no es para los periodistas sino para los que no lo son, por tanto, los no periodistas son los más habilitados para decidir si un producto periodístico es de buena, mala o regular calidad. Las técnicas periodísticas que los periodistas conocemos y aplicamos son un medio, y no pueden obtener la categoría de fines de la actividad periodística No trabajamos para ser cronistas o entrevistadores, o investigadores, o columnistas o maestros del reportaje, sino para servir a los lectores a través de esas técnicas, que se vuelven medios eficaces si cumplen su objetivo de comunicar versiones completas, claras y creíbles de lo que sucede todos los días. En un concurso de periodismo la calidad técnica es solo uno de los factores que se tienen en cuenta. Cuando se examinan, por ejemplo, la pertinencia, la ética, la comunicabilidad, entre otras, se hace evidente que son elementos que pueden ser juzgados con mayor solvencia por el lector, oyente o televidente comunes, que por los especialistas. La idea común, convertida en el lema de algún concurso, de periodistas para periodistas, equivale a un círculo excluyente que deja por fuera a quien es el real destinatario y razón de ser de la actividad periodística. Además de excluyente, esa idea contribuye a una perturbadora confusión sobre la identidad profesional del periodista, que se desdibuja en la misma medida en que desaparece el lector como objetivo, absorbido por los intereses del medio, del propio periodista o de la maximización de una técnica. El lector es un fin que da justificación a los medios; por eso una composición justa de un jurado le da la mayoría a los lectores y un lugar secundario y de asesoría, a un experto en periodismo.
Referencia Bibliográfica
El código de ética de los periodistas suizos y el de la Comunidad Económica Europea coinciden en que el periodista es responsable, primero, ante el público y solo después ante los poderes públicos y en último término ante el medio de comunicación. La sociedad Sigma Delta Chi precisa que la responsabilidad obliga al periodista a usar su estatuto en beneficio del público antes que en provecho propio o de su empresa. El código de ética del Círculo de Periodistas de Bogotá lo expresa así: “la ética de la profesión se relaciona fundamentalmente con la responsabilidad del periodista frente al público, esta no puede subordinarse a obligaciones de otra índole que tenga el periodista con su fuente, con el medio en que trabaja, o con su gremio.” Esa lealtad prioritaria con el público no siempre fue clara. En sus orígenes el periodismo era un instrumento defensivo contra calumnias y ofensas, después se lo utilizó como arma defensiva de los poderosos. Los reyes lo pusieron a su servicio y lo declararon monopolio real. En una etapa posterior a la revolución francesa el periodismo fue un instrumento partidista. Su lealtad era hacia un partido. Tuvo un valor de ruptura con el pasado y de apertura a una nueva época la declaraciòn que en 1886 leyeron los suscriptores de The New York Times cuando el nuevo propietario escribió que su objetivo sería informar con imparcialidad y sin favoritismos ni temores pese a los partido, sectas o intereses implicados. Así comenzaron a descubrir aquellos lectores y el medio, que la mejor de las estrategias económicas y la más digna posición de un periódico era darle al lector la máxima prioridad. 40 Lecciones de ética Javier Darío Restrepo. Random House, Caracas, 2006, páginas 90 y 91.