¿Es ético publicar un video que muestra a un candidato que entra a un motel con una mujer que no es su esposa?
22 de Septiembre de 2016

¿Es ético publicar un video que muestra a un candidato que entra a un motel con una mujer que no es su esposa?

¿Es ético publicar un video que muestra a un candidato que entra a un motel con una mujer que no es su esposa?
El video fue enviado a los medios por correo electrónico. El candidato adelanta su campaña al lado de su esposa. El medio que lo publicó alegó que no se trata de una cuestión personal sino de algo que afecta la honestidad y credibilidad del candidato. Entrevistado, el candidato pidió hablar de otros videos de interés público.

Respuesta: En las campañas electorales se ponen en evidencia, las peores armas de ataque a los rivales y la ingenuidad, la incapacidad o la mala fe de los periodistas. Ante unos agresores sin escrúpulos, el periodista puede ser un instrumento manipulable si no actúa a la defensiva. Esta clase de videos, fotografías o rumores se deben descartar radicalmente, porque es evidente que se trata de armas innobles de campaña, que resultan efectivas cuando las activan los periodistas o los medios que operan como cómplices o como idiotas útiles. Las visitas a un motel son asuntos personales de un candidato que no tienen que ver con su campaña política, salvo que el tema de la fidelidad conyugal o de la castidad personal hagan parte de su programa político, o que la compañía de la esposa tenga el propósito de proyectar una imagen de pareja ejemplar. De un candidato se espera y se debe reclamar devoción por el bien público, pulcritud en el manejo de los recursos de todos y disposición de servicio a la sociedad. No hacen parte de las virtudes exigibles a los candidatos ni la castidad, ni la fidelidad conyugal, ni otras virtudes de las que componen el ideal de un comportamiento personal. Además, la publicación de esta clase de materiales le da a las campañas un ambiente de sordidez insultante para el público y de dañino impacto sobre el certamen democrático de las elecciones. Es sin embargo un material atractivo para el periodista, cuando no existe capacidad para informar en profundidad sobre el evento electoral. Puesto que es información fácil y atrae consumidores de información, se multiplican los pretextos: defensa de la moralidad pública, o de la integridad del candidato ideal. Argumentos que buscan la legitimación de una publicación que no le hace bien a nadie y que sí daña a todos.

Documentación

Los procesos electorales libres y equitativos requieren de un alto grado de libertad en materia de expresión. Ella es vital para que los ciudadanos puedan debatir y conocer en profundidad a los candidatos, sus ofertas y valorar su propia decisión. El debate democrático permite profundizar la discusión pública de los programas y las propuestas. Y los electores, en la medida en que se permite su participación pública, pueden alimentar o esclarecer la polémica.. Es por ello que la restricción de la disidencia inhibe la política electoral. La represión de la opinión puede hacer que los disidentes salgan de los cauces legítimos de la participación política y opten por medios de protesta violentos. La expresión es un mecanismo para desarrollar la tolerancia por la diversidad y permite que los disidentes tengan presencia en el escenario público y por tanto puedan contar con la posibilidad de convencer a los ciudadanos de las bondades de sus propuestas. Las disidencias, incluso de aquellos que están en contra de las norma, deben tener la posibilidad de expresarse para que las personas y sus ideas se sometan al debate público. De este modo las opiniones se contrasten y validen de modo colectivo, y en el caso de las elecciones la responsabilidad regrese a los que tienen la soberanía. El mundo de la idea y la propuesta es un horizonte que hay que abonar para construir opciones que aumenten la posibilidad de la expresión y el derecho a la información en el conjunto de la sociedad. Esta tarea está llena de conflictos, amenazas e insatisfacciones, pero es el camino para que las sociedades, de modo permanente, construyan cotidianamente su propia democracia y las pongan a prueba en el debate público. Carlos Correa. Prensa y Elecciones. Ipys, Caracas 2004, pp.139,140.

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