El 13 de mayo de 2009 se difundió una entrevista en la que el expresidente Miguel de la Madrid acusó a su sucesor Carlos Salinas de Gortari de enriquecimiento ilícito y corrupción familiar durante su sexenio, lo que provocó un escándalo político y que el primero se desdijera argumentando problemas de salud.
¿Es válido que un periodista entreviste a un expresidente enfermo?
¿Qué intereses puede haber en la publicación de una entrevista que originalmente se utilizaría para un libro, un mes después de su grabación?
Respuesta: Como sucede siempre que se pretende someter a juicio una conducta particular, nunca el observador externo dispone de todos los elementos. El único que los tiene es el propio protagonista del hecho, en este caso el periodista entrevistador. Esta persona es la única que sabe si su entrevistado estaba en condiciones de responder libremente o no. No toda enfermedad afecta las capacidades de una persona para opinar o para informar. Además, es el periodista entrevistador quien sabe las razones que tuvo para publicar en el momento en que lo hizo y sin esperar a la edición del libro en que debía aparecer la entrevista. Puede haber razones de coyuntura política, o noticiosa que hayan aconsejado la publicación en el momento y por el medio en que lo hizo. Por todo esto debo repetir que en asuntos éticos nadie es juez de nadie, salvo de uno mismo. Lo que procede en estos casos es preguntarse cuáles serían las normas para actuar de modo excelente en esta situación concreta. En primer lugar habría que mirar las relaciones con la fuente. La fuente debe responder en total libertad. No se puede entrevistar a un secuestrado cuando está en poder se sus secuestradores, ni a un niño frente al padrastro que lo violó. Tampoco se pueden tomar en serio las respuestas de alguien que apenas emerge de un estado de shock nervioso. El entrevistado debe estar en plena posesión de sus facultades y fuera de toda presión externa, para que su testimonio pueda ser tenido en cuenta. En cuanto al uso de la entrevista hay unas limitaciones que pueden ser introducidas por el entrevistado. El está en su derecho, sobre todo, si podría ser afectado por el hecho de que al difusión de sus palabras se haga en una determinada fecha. En esos casos lo correcto es convenir con él el momento en que debe aparecer la entrevista y atenerse a esa condición. De la misma manera deben ser claros para el entrevistado los motivos y el uso que se hará de la entrevista. Un entrevistado es alguien que voluntaria y libremente colabora con el periodista al compartir con él una información. Nadie está obligado a responder al periodista, por tanto es un abuso tratarlo o considerarlo como reo, o sometido al periodista.
Documentación
La relación con la fuente es uno de los aspectos más complejos de la labor periodística y la que genera mayores dilemas éticos. Hay pactos que es lícito hacer con las fuentes. Lo importante es que sean explícitos y claros desde el principio. Algunos de estos son: El uso que se dará a la información que aporte la fuente. Un entrevistado puede hablar bajo las siguientes modalidades: On the record, o para citar. Es lo deseable y debe ser la regla general.Off the record, o bajo cuerda: en estos casos se lo puede citar textualmente sin atribuírselo, o usar la información sin decir quién la suministró. Hay una regla importante: nunca apoyarse en una fuente anónima para expresar una opinión sobre tora persona. Es difícil defenderse de una persona que no pone la cara.Para contexto. El redactor sólo puede utilizar la información como contexto de la historia pero no lo puede citar textualmente, ni siquiera de manera anónima.Para no usar: a veces una fuente aporta una información pero le exige al periodista que no la use ni siquiera como contexto; sólo para mejorar su entendimiento de la situación. Estos compromisos deben acordarse antes de iniciar la entrevista y se deben cumplir. Violarlos pone en peligro a la fuente y al periodista, además conducirá a perder la fuente. Retrasar la publicación a cambio de más información: un reportero puede negociar con la fuente retrasar la divulgación de un dato si considera que los argumentos de la fuente son poderosos para colocarle un embargo a su información y que eso perjudica al lector. Leerle la historia antes de publicarla, es un acuerdo válido pero no muy conveniente pues la fuente va a querer modificar ciertas cosas de la historia. Juanita León. La relación entre los periodistas y sus fuentes. Proyecto Antonio Nariño, Bogotá, 2005, p.18.