¿Sería ético emplear en una crónica nombres reales?
22 de Septiembre de 2016

¿Sería ético emplear en una crónica nombres reales?

¿Sería ético emplear en una crónica nombres reales -siempre diciendo la verdad de sus acciones- o sería mucho más re-inventar los nombres para evitar problemas? Por ejemplo, decir Sofía Lorente en lugar de Sofía Loren.

Respuesta: El uso de seudónimos para los protagonistas de una información es una práctica común y aceptada cuando se trata de proteger a las personas contra previsibles reacciones dañinas. Es el caso de los denunciantes cuyo testimonio se ha encontrado válido, o de fuentes que así lo han pedido, o de implicados en hechos que son objeto de investigación, o de menores cuya identidad debe ser protegida. Sin embargo no es tan clara la validez ética de ese recurso cuando no se trata de proteger al implicado en la información sino de evitarle molestias o eludir responsabilidades del periodista. La persona, en este caso, resultaría utilizada como medio para un fin: el éxito periodístico, el aumento de ventas, etc. Una historia periodística adquiere altos niveles de credibilidad cuando todos sus elementos aparecen identificados con su nombre real. El uso de máscaras, o sea denominaciones que ocultan o disimulan, les dan a los relatos el ambiente propio de la ficción y de acuerdo con algún novelista: una noticia que parece ficción es una mala noticia, y una ficción que parece noticia es una mala ficción.

Documentación

El objetivo del periodismo narrativo es encontrar la verdad a toda costa y contar la historia completa, sin omitir ningún detalle esencial para que el lector comprenda las implicaciones de los hechos. Porque el periodista escribe para el lector, no para el editor. También es otro objetivo del buen periodismo narrativo no forzar la realidad para que se acomode al esquema del relato. No exagerar. Ser exacto. Escribir un relato no significa abusar de todas las libertades para trastocar la realidad al amaño de la imaginación. Si se cambia un solo dato en un reportaje o en una crónica, esto lo convierte de inmediato en literatura. El compromiso con la verdad implica la entrega al lector de la verdad íntegra, completa, abarcando la totalidad del hecho, mostrando su contexto, para que el lector se forme una idea acabada de él... cuando se habla de verdad completa se alude otra vez al problema del sensacionalismo que, enajenado por el afán de vender una historia solo entrega una parte de la verdad, la que le conviene a sus propósitos de hacer más atractiva o más insólita una historia para vender más. Juan José Hoyos. Escribiendo Historias. Editorial de la Universidad de Antioquia. Medellín, 2003. P. 387.

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