¿Cómo actuar cuando los periodistas y las acciones de un gobierno contra ellos se convierten en noticia?
Respuesta: El periodista no debe ser el centro de la noticia; así se puede afirmar a la luz de las prácticas del mejor periodismo. Y es así porque cada vez que permite que la atención pública se concentre en él, estará usurpando un lugar que no es el suyo. El periodista es un servidor de lo público: lo hace conocer, lo defiende y promueve su desarrollo; por eso se mira mal que ocupe el centro de la escena: entrevistar para imponer su punto de vista al entrevistado, o para destacar su figura, hacer de su interés personal el criterio para la selección y desarrollo de las informaciones, o convertir en noticia, o en parte de la noticia el relato de sus dificultades para obtenerla, son actos de usurpación de un lugar que no le corresponde Cuando este es el enfoque de las informaciones sobre las formas de censura a que se ve sometido, la noticia pierde vigor e influencia: es tan solo una queja personal o gremial. En cambio, si las restricciones a la libertad de informar se muestran en su dimensión de atentados contra el derecho fundamental de recibir información, la noticia adquiere consistencia porque el hecho está referido a la necesaria defensa de lo público. En efecto, un periodista a quien le cierran su periódico, o le silencian la radio, o le clausuran el canal, lo mismo que el bloguero que debe callar porque las leyes le impiden la libre operación de internet, no son solo unos profesionales frustrados o perseguidos; es el caso de una sociedad sin acceso a la información libre. El sujeto de esta noticia no es el periodista mártir, perseguido o silenciado, sino la sociedad entera a la que se le impide ver, oir y, en último término, pensar. Un hecho así, sí es la noticia.
Documentación
A lo largo de muchas décadas los siguientes temas generales han surgido de las críticas que se le hacen a la prensa: Han utilizado su enorme poder para promover los intereses de sus propietarios.Se han convertido en herramientas para los grandes negocios y anunciadores.Se han mostrado más preocupados por lo superficial y lo sensacionalista que por lo significativo.Han violado la vida privada y rebajado la dignidad de los individuos y han privado de juicios justos a los acusados de crímenes extraordinarios.Están controlados por los miembros de una sola clase socioeconómica y ese control se ejerce a través de muy pocos individuos.A menudo son inexactos.Han contribuido a que sus audiencias sean más espectadores que actores.Crean la noticia por su sola presencia en la escena de los acontecimientos noticiosos. William L. Rivers y Cleeve Methews. La ética en los medios de comunicación. Gernika México, 1998. P 103