¿Hasta que punto son válidos los relatos testimoniales?
21 de Septiembre de 2016

¿Hasta que punto son válidos los relatos testimoniales?

Un reportaje escrito en forma de “Historia de vida” o relato testimonial, recurre a la voz de un solo personaje para reconstruir la historia. Si la labor periodística tiene que balancear las fuentes y los testimonios, ¿hasta qué punto son válidos estos relatos testimoniales?

Respuesta: Los testimonios de vida con una sola voz tienen validez cuando a los lectores se les plantea con claridad que son las historias, conceptos o experiencias de una determinada persona y se explican las razones por las que se privilegian la fuente y la historia. Sin embargo no se puede considerar inevitable esa clase de testimonios de fuente única. Un buen periodismo acompaña ese testimonio personal y principal, con los puntos de vista de familiares, amigos, compañeros de trabajo, compañeros de estudios que suelen proveer visiones, recuerdos, experiencias distintas y pueden confirmar, contradecir o complementar al testigo principal. Estas observaciones y dudas obedecen a una exigencia ética de verdad. Como se sabe, a la relativa verdad de los hechos se llega mediante la confrontación de fuentes, con el análisis de los testimonios en que se verifican su coherencia interior, su solidez, los intereses que los inspiran y las influencias que registran. El papel del periodista en todo caso es el de prestarle a su lector todos los elementos necesarios que impidan el abuso de su buena fe. 

Documentación

Al examinar los problemas que se derivan de las relaciones entre periodistas y fuentes podemos apreciar que las fuentes secretas son las más espinosas. Los periodistas aparentemente están de acuerdo en que hay ocasiones en que la garantía de confidencia es la única manera de obtener información vital. Pero hay mucho menos acuerdo en cuanto al nivel de amenaza que justificaría las fuentes secretas. En el negocio de las noticias existe la difundida creencia de que el público sospecha de noticias que no son adjudicadas a fuentes específicas. Por el bien de la credibilidad, los periodistas deben esforzarse en lo posible por conseguir información oficial. Otros problemas de esta relación, también son importantes. Los conflictos de interés que surgen cuando reporteros y fuentes se convierten en amigos cercanos son peligros evidentes. Los reporteros deben ser cautos cuando se trata de entablar relaciones cercanas con fuentes que pueden inhibir su capacidad de veracidad informativa sobre esa persona, a partir de lo que ella les ha ofrecido. Y considerar a las fuentes como adversarias puede ser necesario en situaciones al estilo de Watergate en donde las fuentes tratan de engañar al público, pero los reporteros deben mostrarse prudentes y no desperdiciar su combatividad en fuentes que no merecen tal tratamiento. El reportaje agresivo no supone en absoluto el abandono de una conducta cívica. Eugene Goodwin: Por un periodismo independiente. Tercer Mundo, Bogotá, 1994. P. 185

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