¿Qué opina de los periodistas que juegan futbol con los políticos que son sus fuentes? ¿O de las fotografías con políticos o funcionarios? ¿De la excusa: a mí nadie me compra con un café, una comida o un viaje? ¿Rechazar invitaciones u obsequios hace del periodista una persona descortés?
Respuesta: Las manuales de estilo y los códigos demuestran con claridad que es una condición necesaria para el periodista no solo ser sin aparecer independiente respecto de las fuentes, sobre todo cuando son fuentes de gobierno. Al exigir esa independencia, manuales y códigos tienen en cuenta estas circunstancias:
1. La proximidad de periodistas y fuentes crea obstáculos internos y externos al periodista. Son internos: el afecto, la gratitud, o la conciencia de lealtad al amigo. Es, pues, un límite para su independencia, creado por el propio periodista, o estimulado intencionalmente por la fuente. Son externos: la presión que ejerce la fuente con sus favores, las amenazas, las insinuaciones o condiciones propuestas desde la privilegiada cercanía con el periodista. }
2. La relación estrecha de un periodista con la fuente, tal como se ve con los ojos de los lectores, disminuye o hace perder la credibilidad del periodista y de sus informaciones. En efecto, un lector que conoce la amistad o relación cercana, o los favores que recibe el periodista de alguna fuente oficial, difícilmente creerá que su información sobre esa fuente es válida, o descontaminada de propaganda. Para el lector no basta que el periodista se diga independiente, además debe parecerlo.
3. La mayor cortesía con una fuente es la que establece desde el principio unas reglas claras sobre independencia. Cuando esto sucede resulta indiscutible que cualquier beneficio, regalo o privilegio ofrecido por la fuente es un irrespeto para el periodista. Y en todo caso es preferible pasar por descortés ante un funcionario fuente, que desleal ante los lectores.
Documentación
Más del 70 por ciento de los textos deontológicos prohíbe a los informadores la recepción de dinero u otras compensaciones peligrosas para la integridad profesional. En el diario El País, de España, como norma general y por principio ético, ningún periodista debiera aceptar regalo alguno de las empresas o personas relacionadas o que pudieran estar relacionadas con su trabajo. Sería aconsejable, además, que el periodista comunicara a la dirección del periódico los casos en que reciba regalos que por su valor o significado pudieran estar encaminados a influir al profesional de los medios de comunicación. En este periódico, como en tantos otros medios de comunicación varios periodistas han devuelto regalos que recibieron. También pueden incluirse en este capítulo los viajes a los que son invitados los periodistas. Solo las direcciones de los periódicos y nunca los periodistas por su propia iniciativa pueden aceptar este tipo de invitaciones. En otras empresas periodísticas extranjeras, los profesionales tienen prohibido aceptar regalo alguno con independencia del valor o significado del mismo. Niceto Blazquez, Etica y Medios de Comunicación, Biblioteca de Autores Cristianos, Madrid, 1994. Pp282, 283.