¿Cómo abordar una noticia que pertenece a la intimidad de un candidato presidencial?
20 de Septiembre de 2016

¿Cómo abordar una noticia que pertenece a la intimidad de un candidato presidencial?

Al conocer que un candidato a la presidencia había ocultado ser padre de un niño nacido fuera de matrimonio, estuvimos frente a un dilema:
O no tocamos el tema porque pertenece a la vida privada del candidato;
O sí lo tocamos porque en la medida en que el candidato postula para presidente, ya es un hombre público y todo lo que él haga interesa al país.
¿Cuál debió ser nuestra conducta?

Respuesta: El de la intimidad es un derecho de todas las personas, porque así se preserva la libertad de decisión. El ser humano necesita la esfera inviolada de lo íntimo, para decidir sin la presión del otro presente. Es la razón por la que los códigos de ética incluyen el mandamiento del respeto a la intimidad de las personas y trazan una línea de límite para la acción periodística, que solo puede llegar a los límites de lo íntimo. Hay autores que defienden el carácter irrenunciable de la intimidad; otros son comprensivos ante las personas que convierten su intimidad en una mercancía, como es el caso de las celebridades del espectáculo que cambian intimidad por la popularidad necesaria sus carreras. Sin embargo hay una intimidad limitada en los personajes públicos que, entregados al servicio de lo público, disponen de una intimidad recortada. Su derecho a la intimidad no desaparece, pero cuando el bien público está de por medio, el derecho del personaje, político o funcionario, se disminuye. Si un candidato tiene una amante y de ella tiene un hijo, es su asunto personal e íntimo. Revelarlo públicamente es parte del juego sucio de los candidatos rivales, de la prensa de sensación y de periodistas y medios manipulables. Hay quien pretende validar esa invasión a la vida privada, por el valor ejemplar social; pero a un candidato a presidente, o a un presidente no se le puede exigir que sea un ejemplo de vida, como debería serlo un sacerdote o un obispo. El funcionario debe ser ejemplar en su conducta como gobernante y defensor de lo público, que es lo que promete al jurar su cargo; pero otra cosa es su desempeño como esposo, o como padre, asuntos que pertenecen a su esfera privada.

Documentación

La intimidad ha sido descrita por muchos autores como epicentro de lo más propio y bloqueado al acceso de los demás. Según Verdú: “ en el universo de la vida personal expuesta a los saqueos, se ha aislado un fragmento al que se ha otorgado la condición de recinto. Una urna cerrada donde lo que allí se alberga adquiere tanto por la condición de su cierre como por la resistencia con que se protege una categoría sacral. La vida pública es profana, proclive a la profanación pero la intimidad está bendecida, segregada del comercio y de las polvaredas del gentío. Morfo9logiacmente, agrega el autor, la intimidad es el ámbito, antes que una idea. Exactamente un hábitat oculto y propicio al culto. Centro donde se reúnen ropas y enseres, olores y residuos que no cuentan con otro espectador que el yo. Warren y Brandeis hace más de un siglo habían descrito ya el derecho a la intimidad como un principio que tutela los escritos personales y cualquier otra obra producto del espíritu o de las emociones, principio que ampara, además “a la apariencia personal, a los dichos, a los hechos y a las relaciones personales, domésticas o de otra clase.” Pese al tiempo transcurrido sigue siendo este concepto la matriz que engloba los elementos sustanciales de la intimidad.. Aldo Vásquez: Conflicto entre intimidad y libertad de información, Universidad san Martín de Porres, Lima 1998, p. 42

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