Los diarios vuelven a publicar las fotos de gente cayendo de las torres gemelas incendiadas. ¿ Es una decisión ética la de hacer esas publicaciones?
20 de Septiembre de 2016

Los diarios vuelven a publicar las fotos de gente cayendo de las torres gemelas incendiadas. ¿ Es una decisión ética la de hacer esas publicaciones?

Foto: Pixabay

Los diarios vuelven a publicar las fotos de gente cayendo de las torres gemelas incendiadas. ¿ Es una decisión ética la de hacer esas publicaciones? Ante casos como estos es un buen ejercicio preguntarse: ¿Yo lo haría? El sí o el no de la respuesta demanda una pregunta complementaria: ¿por qué? Y hay razones para publicar y para no publicar. Un editor puede explicar sus razones para publicar diciendo que se trata de un hecho que muestra a los lectores el intenso drama que se vivía en las torres incendiadas. Aún si no hubieran sido más de cien los que se arrojaron al vacío, aunque hubiera sido uno solo, habría sido un hecho significativo. Pero al multiplicarse los casos, como aparece en las fotos y videos, el hecho adquiere una relevancia imposible de callar. Fotos así dejan de publicarse cuando violan la intimidad de las personas, o afectan dolorosamente a parientes o amigos. Los editores que publicaron las fotos fueron conscientes de que la identificación de esas personas era imposible para el lector común; por tanto no invadían la intimidad, ni afectaban a personas próximas a las víctimas. Existía, en cambio, la posibilidad de que alguien se viera afectado por el pensamiento de que alguna de esas personas pudiera ser su familiar o amigo. Y esta fue una de las razones para no publicar. Los diarios de Estados Unidos en aquel momento se abstuvieron de publicar estas fotos “por respeto.” Actitud comprensible en un momento en que la opinión pública, golpeada por el hecho brutal, reaccionaba con sensibilidad exacerbada, como si fuera un cuerpo en carne viva. Otros, dentro de ese estado de ánimo colectivo, encontraron insoportable dar la apariencia de que aprovechaban la desgracia colectiva para aumentar la circulación de su medio, y se abstuvieron de publicar. En una u otra opción fue claro el criterio ético de servicio a los receptores de información, guiado por un sentido de compasión y solidaridad, una actitud ética que puede tener muchas manifestaciones- Lo importante, pues, no es decidir mecánicamente si es ético o no publicar; sino saber por qué se hace y si la motivación está fundada en la solidaridad con las víctimas.

Documentación.
Retratar el dolor y la tragedia siempre es un problema profesional, moral y estético. Para algunos, también comercial. ¿Cómo decidir el tratamiento adecuado? ¿Cómo escoger la imagen de la tragedia sin sumir en la desesperación a los lectores? Nunca escondiendo la verdad, Si el periodismo esconde la verdad, desaparece su razón de ser.. Una moderna teoría aboga por sacar al periodismode su malhadado destino unido a la tragedia y favorece la publicación de informaciones positivas. Es una buena estrategia para definir el balance de contenidos de los diarios, los noticieros, las revistas, pero no se debe aplicar a cada información. Cada noticia tiene su naturaleza y el compromiso del periodismo debe estar con la verdad: la representación alcanzable más ética y fiel posible de los hechos. La verdad práctica del periodismo es ya tan parcial que deja de ser real si la envuelve la ocultación. El reportero o el fotógrafo que retocan o alteran sus textos o imágenes para ofrecer una realidad limitada, mienten tanto como quienes quieren no mirar lo que está ante sus ojos. ¿Y el dolor? El propósito del periodismo no debe ser evitar el dolor. Cuando se hace todo parece telerrealidad. Los ciudadanos tienen el derecho a conocer la dimensión de la tragedia. Tienen derecho al miedo y al asco. Cuando el estómago se revuelve y aparece una lágrima ante la vista de lo real, el periodismo triunfa y nos ayuda a ser un poco más humanos. Vivimos en una época obsesionada por evitar el dolor. Desde la sicología a la ciencia, la humanidad es capaz de limitar física y síquicamente esa sensación tan profundamente humana. ¿Es lícito para el periodismo? En esta sociedad adulterada y light, los remilgos surgen airados cuando la verdad es terrible. Crecen menos ante los abusos del poder, la invasión de la intimidad por el espectáculo o la imposición del poder arbitrario: político, social, mediático, etc. Un medio tiene derecho a ofrecer a sus lectores una imagen o un detalle prescindibles en la información, si considera que pueden ser ofensivos para su público. No tiene derecho a deformar la información.
Juan Varela en Debate sobre el tratamiento informativo del 11 M. weblog periodistas21.blogspot.com

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