Consultorio Ético de la Fundación Gabo
20 de Septiembre de 2016

Consultorio Ético de la Fundación Gabo

Los periodistas de un sitio internet especializado en empresas y tecnología publicaron por quién votarán en las elecciones presidenciales. De acuerdo con su opinión, ¿es ético? El ideal es que el lector sepa cuál es el candidato preferido por el periodista y por el periódico, y que al mismo tiempo tenga la seguridad de que ni periodista ni medio utilizarán su condición para hacerle propaganda a su candidato. En efecto, el periodista es ciudadano, con los deberes y derechos de todo ciudadano, y entre ellos se cuenta el de ser libre para participar en el proceso electoral. No tiene por qué crearse el supuesto de que el periodista se mantiene al margen del debate electoral, como si fuera ciudadano por encima, o excluido de los deberes ciudadanos. Dar a conocer su candidato es parte del juego limpio del periodista. También es juego limpio que a la hora de informar deje de lado sus preferencias para estar en condiciones de servir a todos con una información rigurosa y creíble sobre asuntos electorales. Su aporte a la sociedad es el de una información igualmente útil para todos, sean del partido o candidato que sean, con el fin de que un buen conocimiento público de candidatos y programas, les permita a los electores decidir en libertad. Esta es una obligación del periodista, tanto más indispensable porque la tendencia de las campañas electorales es la de utilizar de modo preferente la publicidad, que es una información sesgada e incompleta, que impide conocer la totalidad del panorama electoral.
Documentación.
Parece haber evidentes diferencias entre los diferentes estándares provenientes de diferentes países, por ejemplo entre la vocación periodística en el ámbito anglosajón y en el ámbito alemán. El título de un artículo de Renate Kocher puntualiza la diferencia: ¿Sabueso o misionero? Tomas Loffelholtz, jefe de redacción del diario Die Welt, observa en el periodismo demasiada parcialidad, espíritu defensor, empatía, reflexión y orientación hacia el futuro, en lugar de información objetiva. Y concluye: “sospecho que la oportunidad de escribir y expresar su opinión atrae más a personas de temperamento emocional y afán misionero y no tanto a mentes frías y calculadoras. En general juzga que los periodistas alemanes fracasan en su intento de hacer del mundo un lugar mejor, de asumir responsabilidades por el conjunto, de descubrir irregularidades o de convertirse en defensores de todos, antes de cumplir con la sencilla tarea de informar. Wolfgang Bergsdorf considera que, además, los periodistas son más susceptibles de dejarse influenciar por el espíritu de la época, que la gran mayoría de la población. Ante la pregunta de cuál debería ser el rol del periodista en Alemania, el 95% de los hombres de prensa encuestados, marcó en la categoría de crítico de irregularidades o abusos, que obtuvo de lejos la mayor cantidad de intenciones. En último lugar de la escala, aunque aún con considerables porcentajes, se ubicó la categoría de pedagogos o educadores, que fue mencionada por el 25% de los periodistas alemanes del este y por el 6% de sus similares de Alemania occidental. Un porcentaje de aproximadamente el 16%, tanto en el este como en el oeste, respondieron considerarse políticos por otros medios.
Frank Priess en Contribuciones 2/1996. :Política y Medios de Comunicación. Fundación Adenauer, Buenos Aires 1996. P. 76

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