¿El salario de los periodistas en América Latina es acorde con el trabajo que realizan?
20 de Septiembre de 2016

¿El salario de los periodistas en América Latina es acorde con el trabajo que realizan?

¿El salario de los periodistas en América Latina es acorde con el trabajo que realizan? Las investigaciones conocidas muestran la tendencia general pagar al periodista menos de lo que se le debe en justicia, de modo que no solo en Paraguay sino en el resto de países del continente esa es una materia y una deuda pendiente. La cuestión es ¿deuda pendiente con quién? A primera vista sería deuda pendiente con el periodista a quien no se le paga, o se le paga mal su trabajo. Pero cuando se examina bien el asunto, es forzoso concluir que se trata de una deuda pendiente y creciente con la sociedad. El derecho ciudadano y de la sociedad a la información resulta truncado por los sueldos injustos para los periodistas.. Un mal sueldo imposibilita al periodista para cumplir con su trabajo, lo deja expuesto al soborno, a la degradación profesional y a la pérdida de su credibilidad. En esas condiciones la información que produce el periodista no puede ser de calidad. Contaminada por los intereses de los sobornadores, es una información que oculta o desfigura la realidad y que se pone al servicio del que paga. La sociedad, por tanto, resulta manipulada por los que disponen del poder económico. Este hecho es solo una parte del fenómeno más amplio de la transformación de los medios de comunicación en grandes empresas en las que el medio de comunicación pierde la dignidad de servicio público y asume la pequeña dimensión de negocio privado. Siendo tan notorios y graves los perjuicios que se siguen, parece evidente que debe buscarse una solución. A ese propósito obedece la agremiación, o sindicalización de los periodistas que, al reclamar salarios justos como sindicato, ejercen una presión eficaz para su interés pero, sobre todo, para defensa del derecho de la sociedad a una información libre y, por tanto, de calidad. También contribuye a ese objetivo la campaña para que a los periodistas, como ciudadanos, los proteja la acción oficial a favor de los derechos laborales de cualquier trabajador. Si a los trabajadores los respalda la autoridad del Estado cuando reclaman salarios justos, ¿por qué no habrían de acogerse también los periodistas a esa protección? Hay que anotar, finalmente, que cuando un periodista recibe salarios mínimos o injustos, está expuesto al soborno y a condiciones que le impiden un ejercicio ético de su profesión.
Documentación.
Cuando el periodista tiene que mantener una casa, educar unos hijos y mirar al futuro siempre incierto, es lógico que tenga intereses económicos familiares de consideración. El ganar dinero para vivir con dignidad es parte de la vida humana, que no puede ser olvidada de manera irresponsable. Por eso los textos deontológicos piden que el periodista viva dignamente de su trabajo. Es un derecho natural, pero no está exento de abusos. De ahí que la paga de un salario justo no se limite satisfacer solo ese derecho. Se trata también y de forma más explícita, de que el periodista no tenga excusa para dedicarse a actividades que pudieran dar lugar a corruptelas. Hoy en día cabe sospechar que, con frecuencia, los intereses económicos tienden a prevalecer sobre los informativos. La información es un asunto de empresa y el lucro de mayor estímulo, por más que en los textos deontológicos siga prevaleciendo el ideal de verdad sobre el de lucro. Cuando un periodista se considera mal pagado, lo más probable es que se busque trabajos adicionales o complementarios incluso con perjuicio de sus propios colegas de profesión. Las vacaciones oficiales pueden brindar la ocasión para actuar incluso con cierta clandestinidad. Esos posibles abusos suelen estar tipificados en el derecho común y hasta por la propia disciplina profesional. Si uno se considera mal pagado lo correcto es exigir el legítimo derecho, que deja de ser legítimo cuando se roba a los propios compañeros de trabajo. Niceto Blázquez: Etica y Medios de Comunicación., Biblioteca de Autores Cristianos. Madrid 1994, pp 276, 277.

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